Decir lo que se piensa
No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es
necesario es pensar todo lo que se dice.
Comparto este escrito sobre el tema de actualidad.
No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice.
Comparto este escrito sobre el tema de actualidad.
Adolfo García Ortega 26 FEB 2007
No es tan sencillo, después de todo, esta obviedad: decir lo que uno piensa. Porque además no es fácil hacerlo. Se tienen muchos temores al ridículo, se apela a muchas estrategias oportunas o inoportunas, se mira de reojo a quienes han de sancionar en último extremo el amaestramiento de la libertad individual, lo más incómodo del mundo, para el poder establecido. En suma, decir lo que se piensa arroja al individuo a las fieras de la soledad. Es un claro ejercicio de incorrección política y social que vemos florecer escasamente, y sobre todo da sus frutos a una edad en la que ya no hay nada que aparentar, cuando no que perder, o en un momento político en que se está totalmente apartado. Me viene a la cabeza el caso de José María Aznar, por ejemplo, que ahora dice lo que piensa con toda libertad y, salvo en una o dos ideas nada originales, suele ser tan lamentable como cuando se guardaba para sí lo que de verdad pensaba.
Pero un político como Aznar, tan nefasto para España, todo él lamentable en sí, hizo de la mentira un sistema y es poco creíble que lo que diga ahora sea en realidad lo que piensa y siempre calló, cuando me temo que siempre dijo lo que pensaba, porque siempre callaba, o a lo sumo parecía que hablaba sin llegar a decir nada verdaderamente de interés.
No me preocuparía demasiado este asunto si no fuera porque este doble lenguaje del decir y el pensar por separado afecta, hoy por hoy, a todo tipo de escritores, intelectuales y periodistas de izquierda. Y la dicotomía verdad versus apariencia correcta se ha instalado en el discurso habitual de analistas y opinadores.
Nos hemos metido en el laberinto de la verdad tamizada, de la realidad explicada con perspectiva de futuro (luego esquivable en el presente), de la opinión maquillada y desteñida, del histérico tartufismo intelectual, que lleva a la coronación de una hipocresía, no nueva, pero sí demasiado extendida, entre los corifeos de las acciones (o inacciones) del Gobierno. A cierto borreguismo se le ha empezado a llamar "cerrar filas", y estos que cierran filas y buscan una permanente justificación laudatoria de todas las cesiones y concesiones que el Gobierno de izquierdas hace para mantener el equilibrio inestable en que se encuentra (véase ese maridaje contra natura que es la asunción del nacionalismo como parte integrante de la evolución de la izquierda) son los que ya no dicen lo que piensan. Han envenenado las aguas de su pensamiento y han sacado en procesión un vetusto estalinismo intelectual que subyace en la autocomplacencia de un Gobierno incauto y su guardia pretoriana. A la autocrítica se le empieza a ver como deserción o cobardía. A la opinión discrepante se le tilda de arma maquiavélica o, peor aún, de traición. A quienes se desmarcan del "consignismo" propio de todo gobierno en apuros, se les estigmatiza como "de derechas", y ya, desde ahí, desde esa nueva identidad, no vale la pena escucharlos porque dirán, a su vez, otras y taimadas consignas.
¿Qué pueden hacer aquellas personas que abominan del dúo chulesco y tramposo de Acebes-Zaplana, o del peroratismo destructivo del Nunca Electo Rajoy, pero que también tienen una clara noción del alto precio de honestidad que cuestan las torpezas y necedades de este nuestro Gobierno? ¿Acaso ver un cúmulo de prejuicios en el discurso que sostiene la izquierda, en materia de política exterior o de inmigración, hace que uno haya de ser expulsado a los brazos de la derecha? ¿Es que pensar que no hay que negociar con ETA equivale a ser un fascista de extrema derecha peligroso? ¿Puede ser de recibo que desenmascarar a los falsos lobos vestidos de corderos que articulan que el nacionalismo tiene una bondadosa vertiente universalista sea tenido por reaccionario?
No hago más que lamentar, día tras día, cuánto se ha perdido de la libertad individual y de la palabra individual, sobre todo cuando esa libertad y esa palabra se convierten en voz que aspira a ser colectiva, a decir a los demás que existe una tercera opción, y que ésa es la del ejercicio de la verdad aunque moleste. Y hay mucha gente, entre los periodistas, los tertulianos radiofónicos, los escritores de medios de comunicación, que piensan una cosa (y la manifiestan en el ámbito privado) y dicen otra en el ámbito público. Porque hay miedo a perder el estatus tan bien y peligrosamente conseguido entre las filas de los adoradores del poder. Y hay miedo a ser quien se es, por si acaso, al final, no hay recompensa. Lo terrible, bien mirado, es que a derecha e izquierda van asentándose unos cuantos personajes que enarbolan palabras muy incendiarias y amenazas muy veladas, y pienso en que, esos mismos, en otra España, lejana en el tiempo tan sólo, habrían llevado armas, redactado listas y justificado crímenes en aras de una ideología. Siempre, decir lo que se piensa, se paga. Aunque puede que tal vez no, que la democracia sea una verdad más valiosa de lo que creemos y decir lo que se piensa sea respetado y aplaudido.
Esperemos.
Comparto este escrito sobre el tema de actualidad.
Adolfo García Ortega 26 FEB 2007
No es tan sencillo, después de todo, esta obviedad: decir lo que uno piensa. Porque además no es fácil hacerlo. Se tienen muchos temores al ridículo, se apela a muchas estrategias oportunas o inoportunas, se mira de reojo a quienes han de sancionar en último extremo el amaestramiento de la libertad individual, lo más incómodo del mundo, para el poder establecido. En suma, decir lo que se piensa arroja al individuo a las fieras de la soledad. Es un claro ejercicio de incorrección política y social que vemos florecer escasamente, y sobre todo da sus frutos a una edad en la que ya no hay nada que aparentar, cuando no que perder, o en un momento político en que se está totalmente apartado. Me viene a la cabeza el caso de José María Aznar, por ejemplo, que ahora dice lo que piensa con toda libertad y, salvo en una o dos ideas nada originales, suele ser tan lamentable como cuando se guardaba para sí lo que de verdad pensaba.
Pero un político como Aznar, tan nefasto para España, todo él lamentable en sí, hizo de la mentira un sistema y es poco creíble que lo que diga ahora sea en realidad lo que piensa y siempre calló, cuando me temo que siempre dijo lo que pensaba, porque siempre callaba, o a lo sumo parecía que hablaba sin llegar a decir nada verdaderamente de interés.
No me preocuparía demasiado este asunto si no fuera porque este doble lenguaje del decir y el pensar por separado afecta, hoy por hoy, a todo tipo de escritores, intelectuales y periodistas de izquierda. Y la dicotomía verdad versus apariencia correcta se ha instalado en el discurso habitual de analistas y opinadores.
Nos hemos metido en el laberinto de la verdad tamizada, de la realidad explicada con perspectiva de futuro (luego esquivable en el presente), de la opinión maquillada y desteñida, del histérico tartufismo intelectual, que lleva a la coronación de una hipocresía, no nueva, pero sí demasiado extendida, entre los corifeos de las acciones (o inacciones) del Gobierno. A cierto borreguismo se le ha empezado a llamar "cerrar filas", y estos que cierran filas y buscan una permanente justificación laudatoria de todas las cesiones y concesiones que el Gobierno de izquierdas hace para mantener el equilibrio inestable en que se encuentra (véase ese maridaje contra natura que es la asunción del nacionalismo como parte integrante de la evolución de la izquierda) son los que ya no dicen lo que piensan. Han envenenado las aguas de su pensamiento y han sacado en procesión un vetusto estalinismo intelectual que subyace en la autocomplacencia de un Gobierno incauto y su guardia pretoriana. A la autocrítica se le empieza a ver como deserción o cobardía. A la opinión discrepante se le tilda de arma maquiavélica o, peor aún, de traición. A quienes se desmarcan del "consignismo" propio de todo gobierno en apuros, se les estigmatiza como "de derechas", y ya, desde ahí, desde esa nueva identidad, no vale la pena escucharlos porque dirán, a su vez, otras y taimadas consignas.
¿Qué pueden hacer aquellas personas que abominan del dúo chulesco y tramposo de Acebes-Zaplana, o del peroratismo destructivo del Nunca Electo Rajoy, pero que también tienen una clara noción del alto precio de honestidad que cuestan las torpezas y necedades de este nuestro Gobierno? ¿Acaso ver un cúmulo de prejuicios en el discurso que sostiene la izquierda, en materia de política exterior o de inmigración, hace que uno haya de ser expulsado a los brazos de la derecha? ¿Es que pensar que no hay que negociar con ETA equivale a ser un fascista de extrema derecha peligroso? ¿Puede ser de recibo que desenmascarar a los falsos lobos vestidos de corderos que articulan que el nacionalismo tiene una bondadosa vertiente universalista sea tenido por reaccionario?
No hago más que lamentar, día tras día, cuánto se ha perdido de la libertad individual y de la palabra individual, sobre todo cuando esa libertad y esa palabra se convierten en voz que aspira a ser colectiva, a decir a los demás que existe una tercera opción, y que ésa es la del ejercicio de la verdad aunque moleste. Y hay mucha gente, entre los periodistas, los tertulianos radiofónicos, los escritores de medios de comunicación, que piensan una cosa (y la manifiestan en el ámbito privado) y dicen otra en el ámbito público. Porque hay miedo a perder el estatus tan bien y peligrosamente conseguido entre las filas de los adoradores del poder. Y hay miedo a ser quien se es, por si acaso, al final, no hay recompensa. Lo terrible, bien mirado, es que a derecha e izquierda van asentándose unos cuantos personajes que enarbolan palabras muy incendiarias y amenazas muy veladas, y pienso en que, esos mismos, en otra España, lejana en el tiempo tan sólo, habrían llevado armas, redactado listas y justificado crímenes en aras de una ideología. Siempre, decir lo que se piensa, se paga. Aunque puede que tal vez no, que la democracia sea una verdad más valiosa de lo que creemos y decir lo que se piensa sea respetado y aplaudido.
Esperemos.
Adolfo García Ortega es escritor.
http://hottopos.com/convenit4/sartre.htm
El significado de la verdad cierta de Descartes
Sobre la base de esta verdad, “pienso, luego existo”, Descartes construyó toda su filosofía. Esta tiene un doble sentido. Por un lado, en el transcurso de la duda, Descartes se da cuenta de que no puede dudar de que está dudando, puesto dudar de que se duda es dudar, así que sabe con toda seguridad que duda. Ahora bien, dado que dudar es pensar, entonces no puedo dudar que pienso. El hecho de que pienso, indica la existencia de un ser pensante, pues los pensamientos necesitan este soporte. Así que Descartes llega a esta verdad cierta: puesto que hay pensamiento, hay una cosa que piensa.
Ahora bien, el proceso que lleva a Descartes a descubrir que hay una cosa que piensa tiene una dirección inequívoca. En efecto, va desde el acto de pensar a la existencia de una cosa que piensa, porque es a partir de este acto que se deduce la existencia de la cosa que piensa. De otro modo, la cosa que piensa tiene una existencia dudosa, es decir, que podría existir de hecho, aunque nosotros no lo podríamos saber con toda seguridad, de modo que sin el acto de pensar, que lleva a la cosa que piensa, no se cumpliría el requisito de imposibilidad de toda duda impuesto por Descartes. Así, la premisa incuestionable es: “hay pensamiento” y su conclusión: “hay algo que piensa”.
De este modo sembraba Descartes la semilla del idealismo moderno, el cual daría una prioridad lógica, epistemológica y ontológica al sujeto.
Todos tenemos una idea de lo que es la evidencia con tal de que no tengamos que explicar qué es y en qué consiste. Por ello se parte de la definición del concepto tal como se entiende normalmente, a partir del cual se inicia la crítica de su contenido y la evolución de su concepto a lo largo de la historia del pensamiento.
La evidencia en la filosofía tradicional
Se consideran dos situaciones diferentes:
1.- La percepción o intuición de un objeto1 de tal manera que se establece directamente la evidencia en la conciencia.
La filosofía tradicional escolástica consideraba que tal percepción era consecuencia de una 'intención primera o “simple aprehensión” en la que no hay posibilidad de error; hoy día llamaríamos “creencia" o “juicio”:2
El gato que está ahí en tanto que lo percibo como una unidad de significación, es decir, como una «cosa», un «hecho» o «suceso», en definitiva un «objeto» en la conciencia.3
La intuición sensible4 es común a todos los seres vivos en su adaptación al entorno, y es el primer grado de conocimiento referido a la sensibilidad o conocimiento sensible.5 6 7
Cuando lo que se percibe adquiere una unidad de objeto acompañado de memoria, como en los animales superiores, se constituye un segundo grado de conocimiento, la experiencia, como señala Aristóteles;8 y en la unidad de la experiencia en el hombre la elaboración de un concepto.9 Esa intuición también se produce a nivel "intelectual" a partir de relaciones entre conceptos que tienen su origen en la experiencia sensible.10
"Se ha cazado y desplumado una paloma". ¿Es evidente?
2.- Enunciar dicha percepción como afirmación que expresa una creencia evidente11 que fundamenta la certeza de su validez como conocimiento verdadero:
Sobre el hecho de estar viendo eso que identifico como "gato", creo con evidencia y afirmo12 como realidad que se corresponde a algo real: Eso que está ahí es un gato;13
Sobre un concepto elaborado por mi imaginación: Pegaso" es un caballo con alas;14
Sobre conceptos elaborados a partir de experiencias: el hombre es un animal racional;15
Sobre conceptos definidos lógicamente por la propia razón como relaciones formales: La raíz cuadrada de cuatro es dos.
Sobre conceptos elaborados a partir de reacciones afectivas y valorativas sobre lo bueno-malo; útil-inútil; bello-feo; adecuado-inadecuado; etc.: Matar es malo o No se debe matar
En el primer caso, el de el gato que está ahí, la evidencia se aplica al conocimiento de un objeto con independencia de su formulación lingüística. Los escolásticos la llamaron evidencia ontológica.16
Los demás casos se refieren al conocimiento contenido en un enunciado: evidencia epistemológica.
Asimismo los escolásticos distinguían:
Evidencia de verdad que se aplica al objeto y manifiesta la verdad del conocimiento.
Evidencia de credibilidad que manifiesta la certeza de la afirmación: La posesión de la verdad por el sujeto que conoce.
La posesión de la verdad (como creencia subjetiva) admite grados y da lugar a:
La certeza: posesión perfecta de la verdad, que se manifiesta en la afirmación.
La opinión: grado imperfecto de posesión; se afirma, pero se admite la posibilidad de error, es decir, de que la contradictoria también pudiera ser verdadera.
La duda: cuando la imperfección del conocimiento es tal que solo es posible enunciar la igualdad de posibilidad de posibles afirmaciones como enunciados contradictorios, y por lo tanto no se produce afirmación alguna.
Consideraron también la evidencia con respecto al objeto de que se trate:
Evidencia formal: Se trata de la evidencia de una proposición cuyo contenido de verdad es lógico-formal: Si todos los elefantes tienen alas y todos los seres alados vuelan, entonces los elefantes vuelan.17
Evidencia material: Ahora está lloviendo y el suelo está mojado.
Evidencia moral: La evidencia y su expresión tienen un contenido de "valor moral": No se debe robar. Matar es pecado.
Parecería que sobre la evidencia no debería existir ninguna duda ni problema. Debería ocurrir que cuando afirmamos con plenitud, sin sombra de duda, es porque tenemos evidencia de la verdad de su contenido. Y cuando opinamos es porque la afirmación no se basa en una evidencia plena sino parcial.
De hecho la conciencia vulgar, no crítica, considera el conocimiento, sin más, algo objetivo y, con las circunstancias adecuadas, intuitivamente verdadero. Cuando las circunstancias no son las adecuadas, la evidencia no es perfecta y sólo permite una afirmación débil: la opinión.
Tal era el supuesto sobre el que filosofaron los antiguos para quienes el tema de la evidencia no supuso un problema de especial relevancia, puesto que se basaba en un fundamento metafísico del conocimiento al que correspondía una actitud contemplativa.18
La evidencia a partir de la Edad Moderna
Pero dicha situación cambió de forma radical en la Edad Moderna, a partir del planteamiento cartesiano y la exigencia de certeza en la afirmación del conocimiento científico y filosófico.19
Tanto los racionalistas como los empiristas reconocieron la evidencia formal y su consistencia en sentido epistemológico en la deducción a partir de unos principios considerados evidentes, considerando que las deducciones son evidencias sucesivas de tipo formal según las leyes lógico-matemáticas, como relación de ideas. Hoy dicho procedimiento se concibe bajo el concepto de análisis.
Pero:
Para los racionalistas, el conocimiento de los objetos reales más allá de la conciencia está garantizada a partir de la confianza en la Bondad de Dios, como principio e idea innata del entendimiento, pues Dios no podría hacer que viviéramos permanentemente engañados.20
Para los empiristas, al no aceptar las ideas innatas, no existe la posibilidad de evidencia más allá de la formalidad de la “relación de ideas”; pues la única fuente de conocimiento no formal, es decir con contenido material, de hecho, se da en la experiencia. La existencia de objetos más allá de la conciencia, si bien no se negaba, tampoco podía ser afirmada con certeza.
Kant intenta realizar una síntesis21 que hiciera posible la justificación del hecho del conocimiento científico universal y necesario pero cuyas verdades no fueran meramente formales y analíticas sino que pudieran ser materiales, es decir con contenido en el mundo de la experiencia.22 Para ello intenta justificar la posibilidad y existencia de unos juicios sintéticos a priori, que serían los juicios propios de la ciencia: Universales y necesarios, por ser apriori, pero sintéticos porque amplían el conocimiento en su contenido material al extender los posibles predicados con independencia de la noción del sujeto.
Artículo principal: Kant
El conocimiento expresado en enunciados (o juicios), como pensaba Kant:
VERDAD CONDICIÓN ORIGEN JUICIO EJEMPLO
Verdad de hecho Contingente y particular A posteriori;
depende de la experiencia. Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto Tengo un libro entre las manos
Verdad de Razón Necesaria y Universal A priori;
no depende de la experiencia Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto. Todos los mamíferos son animales
Verdad científica Universal y necesaria A priori;
no depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia. Sintético a priori:
amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos. Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias
Pero la cuestión de tales juicios resulta menos relevante que el problema que plantea acerca de los límites del conocimiento. Los juicios sintéticos apriori, es decir la ciencia, únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico, es decir, al campo de la experiencia posible. La realidad como noúmeno sólo puede ser pensada, no conocida.
La evidencia es un producto de la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto23 y desconectada de lo real:24
Si no podemos trascender a la propia conciencia, ¿qué relación existe entre lo real y nuestra percepción? ¿Es una relación causal?
Si la causa es una relación de ideas, como dice Hume, o un concepto apriori del entendimiento como dice Kant, no podemos conocer lo real. ¿Qué es entonces lo real para poder ser comprendido como causa?25
El siglo XIX y XX
Los idealismos
Los idealismos, de tradición kantiana desarrollaron los ideales de la razón no en función del orden del conocimiento fundado en la evidencia ontológica sino en la construcción o realización de la Verdad como Ideal de la Razón (pensamiento) que se realiza (se hace real) en la praxis, en la acción.26 La Razón, con mayúscula, a través de la Humanidad genera la Verdad como realidad a partir de su pensamiento dialéctico.27
Los positivismos
Los positivismos, de tradición empirista, al grito de “vuelta a las cosas” estimaron que el experimento y la inducción eran suficientes para la justificación del conocimiento científico. Los éxitos constantes del progreso en el conocimiento científico y el dominio de la naturaleza parecieron suficientes para dar por supuesto que lo real era todo aquello que se puede contar, medir o pesar.28 La evidencia es material y formalizable según la lógica y las matemáticas por más que la relación entre lo material de la experiencia y lo formal lógico-matemático no pueda ser mostrada. El componente formal, lógico-matemático, hace posible, realiza y construye la ciencia como necesaria y universal.29
Representación gráfica de la continua expansión de la teoría evolutiva en términos de las ideas, fenómenos estudiados y campos del conocimiento. La elipse más pequeña representa el Darwinismo original, la elipse de tamaño intermedio a la Teoría Sintética y la más grande a la síntesis ampliada. Esta última integra a por lo menos diez disciplinas científicas adicionales. Basado en Kutschera, U., Karl J. Niklas. 2004 y Pigliucci, M. 2009.
Un nuevo modo de entender la conciencia y la ciencia
Tres hechos importantes cambian la idea de conciencia y la comprensión de su soporte ontológico:
El hecho de la Evolución, biológica primero, cósmica después
El tradicional dualismo cuerpo-alma, y la idea de espíritu que han hecho del hombre un ser separado del resto de los seres naturales deja paso a considerar al hombre como un ser más de la naturaleza, sometido a las mismas leyes naturales.30
La fenomenología y el neovitalismo
Franz Brentano y Husserl y más tarde Heidegger aportan algo fundamental: Que la conciencia no es mera conciencia de "yo",31 sino una conciencia de “estar-en-el-mundo” abierta intencionalmente a la realidad mundana.32
La evidencia no es otra cosa que la «vivencia» de la verdad.
Husserl, E. Investigaciones Lógicas. 1976. Madrid. Revista de Occidente. p. 162
Husserl pretendió encontrar una evidencia intuitiva, (intuición de esencia) a través del análisis fenomenológico; lo que viene a dar lugar a una especie de intuición trascendental, en sentido kantiano, que restaura, de alguna forma, la intuición clásica de la objetividad del conocimiento.
Cassirer, por su parte, desde la superación del Kantismo, reinterpreta la necesidad de la dimensión trascendental de los conceptos mediante el nuevo concepto de función. Estudia asimismo la dimensión humana como "animal simbólico" y de lenguajes que se formalizan en tres sistemas simbólicos, cada uno según una función: El sistema de los mitos, como función expresiva; el sistema del lenguaje común que responde a una función intuitiva; y el sistema de las ciencias que responde a una función representativa y significativa. El conocimiento del mundo se interpreta así así en una dimensión cultural y social.33
Heidegger considera que la perspectiva desde la que la ciencia considera las cosas no es suficiente y limita u oculta el conocimiento de la entidad,34 quedándose sólo en su aspecto de mero objeto:
“…el hombre se ha elevado a la “yo”-idad del ego cogito. En esta posición todas las entidades devienen objetos. Las entidades, como objetivas, se absorben en la inmanencia de la subjetividad. El horizonte ya no ilumina desde fuera de sí mismo. (Holzwege, nota 63, p. 241)35
Según Heidegger la ciencia trata de objetividades pero la filosofía va más allá en su acción clarificadora que abre la conciencia al horizonte del sentido y a la comprensión intuitiva de la plenitud de significado. La física no puede llegar a la pregunta por la cosa.
¿Es la ciencia el patrón de medida para el saber, o hay un saber en el cual se determina el fundamento y el límite de la ciencia y con ello su propia eficacia? Die Frage nach dem Ding, Tubinga, Max Niemeyer (3ª edición), p.8
Como dice en El ser y el tiempo:
… las plantas del botánico no son las flores del lindero, el “origen” que geográficamente se fija para un río no es el “manantial cristalino”
Lo que nos lleva a una distinción entre comprensión intuitiva y comprensión teórica, mostrando que cuando queremos comprender la realidad plena de significado partimos necesariamente de lo que es por sí mismo natural y anterior al propio significado, lo real.
Curiosamente Heidegger coincide en este planteamiento con filósofos analíticos, herederos del positivismo, que parten de supuestos completamente diferentes como Austin o Davidson y Rorty y entra de lleno en la consideración actual del problema de la evidencia y su relación con el lenguaje.
En este contexto hay que situar la reintroducción del vitalismo, reinterpretado por Schopenhauer, Johann Jakob Bachofen, Nietzsche y Ludwig Klages como pensamiento que siempre ha estado presente en la Filosofía desde el pensamiento griego. La Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty; el pensamiento de Bergson y su elan vital; autores como Jakob Johann von Uexküll y Ludwig von Bertalanffy dan una "concepción biológica del mundo", el organicismo, y consideran que lo real se manifiesta como un todo orgánico en una íntima relación de lo físico junto a lo psíquico. Ortega y Gasset desarrolla el concepto de razón vital y de circunstancia así como la doctrina del punto de vista; a él pertenece la frase:
Las ideas se tienen; en las creencias se está
Ortega y Gasset, J. Ideas y creencias
La crisis de la ciencia meramente positivista
Una serie de hechos científicos pone en cuestión la ciencia positivista en la primera mitad del siglo XX:
Eso explica que algunos físicos, Erwin Schrödinger por ejemplo, compartan ideas organicistas anteriormente citadas. Según esta visión las ideas mecanicistas-materialistas clásicas han sido completamente arruinadas por la física cuántica y la biología ha de convertirse asimismo en una biología cuántica.38
Según este concepto los seres vivos son sistemas microfísicos y no macrofísicos; por eso no pueden explicarse por las leyes de la Física clásica.
El estructuralismo y la antropología
El estructuralismo viene a justificar las formas cognitivas y su relación con lo real.39
Al margen de la “guerra al sujeto” que declara Claude Lévi-Strauss, ese tipo insorportable de niño caprichoso que ha ocupado tanto tiempo la escena filosófica, el estructuralismo viene a establecer la lógica de las formas culturales en sus determinaciones de evolución natural dentro de cada sociedad.40
Se muestran allí el sentido de los mitos en los que se encuentran las estructuras y las formas de vida culturales, donde en un entorno de realidad concreta se forjan las formas sensibles e intelectuales mediante las cuales se interpreta el mundo y se construyen las formas de vida y la estructura del lenguaje (como ya había considerado Ferdinand de Saussure en la lingüística), y que constituye el fundamento de la Antropología actual.
Hacia nuevos planteamientos
Hoy el problema se concibe a partir de la reconstrucción lógica de conceptos empíricos a partir de una base única y homogénea, constituida por experiencias sensibles o «fenómenos».41 42 Según este programa no se trata de desarrollar cuestiones ontológicas, epistemológicas o ni siquiera psicológicas.43 44
Lo real, para la inteligencia como razón, es y será siempre un «mundo de posibilidades», en su pretensión de tener un conocimiento «fundamental».45 46
Se trata de construir desde el propio sistema, sin hipótesis previas ni externas al sistema, (es decir, ni objetivismo ni subjetivismo),6 los elementos primitivos del mismo que ciertamente son «apariencias-a-un-sujeto» (Moulines) pero entendidas no como algo opuesto a un objeto o «cosa en sí» puesto que tanto objeto como sujeto son ya compuestos lógicos del sistema: lo que se entiende por pensamiento sistémico.
Como dice Moulines, y es fundamental para comprender lo que se quiere significar:
«Una clase de cosas-que-aparecen, no es una cosa-que-aparece, sino una clase»; es decir: un elemento lógico del sistema.47
Lo que nos muestra lo difícil que es, en nuestro nivel de percepción que interpreta nuestras percepciones mediante el lenguaje, la consideración de lo real antes de cualquier interpretación significativa de nuestro lenguaje. Las evidencias normales suelen ser evidencias formalizadas a partir de nuestras creencias previas tomadas como supuestos evidentes48 en un contexto físico, biológico, psicológico (individual) y cultural determinado.49
Téngase en cuenta que un entorno cultural es un campo de realidad tan capaz de generar «realidades de suyo» como la realidad material, en cuanto campo de realidad material, las genera materiales; pues lo cultural no es algo al margen de lo físico;50 lo mismo que la mente-cuerpo no deja de pertenecer al campo de realidad;51 52 no están al margen del soporte material físico que consideramos "externo".
Las formas de la belleza tienen un soporte indudable material como realidad de suyo que hacen posible la percepción de esa belleza; pero la percepción como "evidencia" de esa belleza es fundamentalmente una "interpretación cultural" en un campo de realidad cultural.53
Difícil y raramente, una vez superadas las etapas de «aprendizaje individual y social» al que nos vemos sometidos en el desarrollo de nuestra personalidad infantil, tenemos experiencias directas de una evidencia primaria, salvo momentos verdaderamente creadores, o las que producen y tienen capacidad de transmitir los científicos, los artistas, los poetas o los líderes sociales.54 55
Gracias a estos incorporamos al acervo cultural nuevas evidencias que, asimiladas por aprendizaje social configuran y amplían nuestro entorno de forma acumulativa y con enorme ahorro de «aprendizaje individual». Tal es la importancia que tiene la educación en las sociedades avanzadas.56
Un nuevo sentido de la evidencia: las creencias
Partimos de un hecho: nadie duda (de verdad), y por tanto cree, en la evidencia del conocimiento que me permite afirmar con certeza: esto que tengo ante mi vista es un avión; certeza basada en la creencia de que lo que estoy experienciando,57 que la experiencia, tiene un fundamento en lo real que me constituye y de lo que soy un elemento más en la comprensión de la realidad.
El modo más general de interpretar el conocimiento por la conciencia no crítica, considera que el contenido del conocimiento de la realidad se limita a lo "objetivo" como lo "percibido por los sentidos externos" siendo uno de los argumentos más plausibles: "Lo vi con mis propios ojos", o "lo toqué con mis propias manos" de donde pasa a la memoria como "representación mental".
Se piensa que el lenguaje significa, sin más, lo realmente percibido porque tenemos un conocimiento intuitivo y directo de la realidad de las cosas y lo que afirmamos tiene su referente directo en lo real. El término lingüístico de este modo “se refiere a”, es decir, es capaz de denotar y significar.58
Consideramos un segundo hecho: de la misma manera, bajo la forma de experiencia directa y la memoria, creemos y, por tanto, afirmamos con evidencia suficiente: “Este avión me llevará volando a Barcelona”. ¿Qué evidencia justifica la creencia que da certeza a mi afirmación?
Ahora la creencia es una expectativa de conocimiento (porque aún no se ha producido la experiencia) y sin embargo afirmo con certeza suficiente en la creencia evidente de que este avión al que me subo volará de Sevilla a Barcelona. De otro modo no subiría al avión.
Consideramos asimismo un tercer hecho: Es evidente que el pago del billete me da derecho a subir al avión. Pero también a exigir el deber moral a que el piloto tenga acreditada la habilidad para manejar el avión y de mantenerse en condiciones de salud y control mental para ello. Tiene la obligación moral y jurídica de no ir "bebido".
Consideramos, pues, tres tipos de evidencias diferentes basadas en la experiencia, la memoria y la cultura interpretadas en un contexto lógico de interpretación de conocimiento como pensamiento y lenguaje.
Consideramos que tales evidencias encuentran su fundamento como creencias.
Interacción, intencionalidad, creencia: el significado en el proceso del conocimiento.
Véase también: Conato
Conato es un término utilizado en las primeras filosofías de la psicología y la metafísica para referirse a una inclinación innata de la materia o la mente por continuar existiendo y mejorándose. A lo largo de los milenios se han formulado muchas definiciones y tratos distintos por filósofos como los racionalistas continentales del siglo XVII René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz, y su contemporáneo empirista Thomas Hobbes. El conato puede referirse a la "voluntad de vivir" instintiva de los animales o a varias teorías metafísicas del movimiento y la inercia. A menudo se asocia el concepto a la voluntad de Dios en una visión panteísta de la naturaleza, como en el caso de Spinoza. El concepto se puede descomponer en definiciones separadas para la mente y el cuerpo, o incluso se puede distinguir cuando se explica la fuerza centrífuga o la inercia. La historia del término "conato" es la historia de, a menudo, cambios bruscos en su significado que sirven a los propósitos de los científicos y filósofos que lo han usado en épocas y contextos distintos.
Actualmente el proceso de conceptualización y valoración cognitiva se explica y configura a partir de un pensamiento sistémico o complejo:59 Se parte de la interacción60 física primero, biológica y sensible después y, finalmente, en el caso de animales superiores y el hombre como estimulación e impresión de realidad cognitiva. La ciencia lo explica a partir de un proceso evolutivo de la propia Naturaleza entendida como un Todo, como Sistema.61 62
El proceso surge como función sistémica que requiere una respuesta adecuada en un campo de realidad (físico, biológico, vivencial (sensible) o cultural), según el caso concreto.63 La conciencia aparece cuando el sistema es lo suficientemente complejo como para realizar la función de percibir e interpretar los hechos como sucesos,64 y las cosas65 como objetos según unos significados:66
En sistemas inferiores o elementales (partículas?, átomos?, moléculas?...) dicha función se interpreta como interacción,67 y la respuesta como reacción.68
La complejidad por integración de niveles; la unidad de sistema o el continuo por reducción
En sistemas complejos y estables, vivos, la función se interpreta como tendencia o instinto, y la respuesta como adaptación al ambiente; en sistemas nerviosos complejos con emociones.69
En el caso de los animales superiores y el hombre, con memoria, la función es interpretada como "intencionalidad"; la respuesta se interpreta como conciencia que produce el conocimiento-querer e incluye de manera importante el "sentimiento de grupo" como inicio de lo "social".70
Finalmente, en el hombre, como ser esencialmente social, cuando la vivencia, el conocimiento o la volición se formula o se expresa como pensamiento-lenguaje la función se interpreta como "creencias".71
El lactante no mira para actuar, como propone Piaget, sino que actúa para ver; la acción es un proceso involucrado en la actividad del telerreceptor visual que, primero, será reactiva, para convertise, en una segunda etapa, en propositiva, en la que el acto de mirar ya encierra un objetivo. El lactante ahora, además de mirar, ve, y el complejo aferencial asciende hasta la corteza para dejar un engrama informativo visual de la realidad percibida...../... La conducta se hace inteligente a medida que el SNC emplea instrumentos de recepción más precisos y métodos de procesamiento más eficaces de las aferencias que recibe; es decir, cuando la elaboración de la información se convierte de un mensaje concreto a una interpretación general, pasando, de esta manera, de un registro de existencia del objeto a su esencia. Este incremento en la eficacia operativa del SNC consigue sus niveles máximos en la especie humana mediante una facultad, que no es directamente aludida por el autor: el habla, colectiva o culturalmente desarrollada. De modo que el ensayo y el error sirven no para crear inteligencia sino para conocer y adaptarnos mejor a la realidad objetal.
Lamote de Grignon. C. op. cit.pág. 116
SNC = Sistema Nervioso Central.
Las creencias, en su máximo exponente cognitivo y volitivo que incluyen lo social como cultura, se expresan como respuesta:
Mediante el mito, religión o ideología en tanto que comprensión y explicación última de la realidad, o un ámbito determinado de la misma;
Como filosofía, ciencia y técnica, en tanto que comprensión y explicación razonada de la realidad, es decir, sometida a la coherencia lógica y a un método de investigación;
Como valoración moral y arte en tanto que expresión de apertura a un sentido último de la existencia humana.
A lo que suele añadirse la "libertad" como propiedad específica de la creatividad, como función específica de la "ex-sistencia" que se da en determinadas ocasiones.72
El sistema cultural está integrado transversalmente en el sistema general del mundo.
De este modo, evolutivo y progresivo, la intencionalidad, el conocimiento y la volición y, por tanto la cultura y la libertad, tienen un fundamento en la interpretación de la física, como ha sido común en la tradición filosófica desde los atomistas griegos.73
Visto a la luz de la biología moderna, el sistema se halla condicionado por la presencia de la vida; la presencia de una tendencia natural a preservar dicha vida; el hecho de que la preservación de la vida dependa del equilibrio de las funciones vitales y, en consecuencia, de la regulación de la vida; el hecho de que la condición de la regulación de la vida se expresa en forma de afectos (alegría, tristeza) y sea modulada por apetitos; y el hecho de que los apetitos , las emociones y la precariedad de la condición vital puedan conocerse y ser apreciados por el individuo humano a través de la construcción del yo, la conciencia y la razón basada en el conocimiento. Los seres humanos conscientes saben de apetitos y emociones y sentimientos, y dichos sentimientos aumentan su conocimiento de la fragilidad de la vida y lo convierten en una preocupación.
Y por todas las razones subrayadas anteriormente, la preocupación desborda del yo al otro.
A. Damasio. En busca de Spinoza, p. 168-69
En diferentes contextos, campos de realidad, un suceso o un mismo objeto puede ser interpretado como una unidad, con y de formas y maneras diferentes y, por tanto, ofrecer unos datos de información para obtener un significado diferente. Cada significado va unido a un "sentido referencial de campo" en el que el suceso u objeto, en tanto que sentido o conocido se interpreta con coherencia como concepto.74 El ejemplo del concepto de nieve en un europeo y los conceptos diferentes de nieves de los esquimales suele ponerse como ejemplo paradigmático.75 Una tormenta en un contexto vivencial de temor puede ser comprendida y adoptar un significado en el sentido de una manifestación del poder de un Dios y conceptualizada como un "castigo" o un "anuncio"; mientras que en un contexto de seguridad observadora puede ser comprendida como una manifestación de la conjunción y relación de ciertas cosas percibidas, sentidas y relacionadas como realidad campal: nubes, viento, temperatura etc. de las que se sigue un suceso nuevo que se interpreta como una unidad de significado: "la tormenta", como un nuevo concepto que se incorpora al lenguaje cultural por medio de una palabra.76
Los sentimientos de dolor o placer, o de alguna cualidad intermedia, son los cimientos de nuestra mente. Por lo general, no apreciamos esta sencilla realidad porque las imágenes mentales de los objetos y acontecimientos que nos rodean, junto con las imágenes de las palabras y las frases que los describen, consumen una gran parte de nuestra atención sobrecargada. Pero allí están, sentimientos de una miríada de emociones y de estados relacionados, la línea musical continua de nuestra mente, el zumbido imparable de la más universal de las melodìas que sólo se detiene cuando vamos a dormir, un zumbido que se transforma en una canción resuelta cuando nos embarga la alegría, o en un réquiem afligido cuando nos domina la pena
António Damásio. En busca de Spinoza. Comienzo del texto.
Conocer y saber
Diferenciamos, de un modo técnico y formalizado77 78
Ejemplo de una evidencia justificada en el conocimiento y la memoria
Me subo al avión porque lo he hecho otras veces y he visto volar muchas veces a los aviones y confío, creo que la experiencia se va a repetir, considerando que la “causa” de que siempre ocurra esto es que las cosas son así: los aviones vuelan, es un hecho evidente.
Ejemplo de una evidencia justificada en el saber de la ciencia
Además sé que el motor al girar produce un chorro de gases que expulsados con fuerza contra el aire por el principio de la acción y reacción el aparato se va a desplazar por la pista; y que una vez alcanzada determinada velocidad la resistencia de las alas contra el aire va a hacer que el aparato por el mismo principio de acción y reacción se eleve a las alturas….
Ejemplo de una evidencia justificada en un saber cultural
El avión como obra humana racional funciona y vuela porque la razón humana es imagen y semejanza de Dios que ha creado todo y le ha concedido al hombre el poder conocer las leyes naturales e inventar estos aparatos. Pero Dios mantiene en el ser todas las cosas. Si la Voluntad de Dios está en que el avión vuele a Barcelona así será y mi confianza reside en Dios.
Conocer, y su producto el conocimiento, va ligado a una evidencia que consiste en la creencia basada en la experiencia y la memoria y es algo común en la evolución de los seres naturales concebidos como sistemas, a partir de los animales superiores.79
Saber, por su parte requiere, además de lo anterior, una justificación fundamental; es decir un engarce en un sistema en el sentido de coherente de sentido,80 81 fundado en lo real, más allá del conocimiento del objeto científico del momento presente, como si fuera definitivo y completo.82 Un sistema que constituye un mundo y hace de este hecho de experiencia algo coherente con un conjunto de otras razones y otros hechos independientes de mi experiencia, que, por un lado ofrecen un "saber qué" es lo percibido y, por otro lado, orientan y definen la conducta, como un "saber hacer" como respuesta adecuada.18 83
Ese conjunto de hechos y razones puede ser el conocimiento científico, la ciencia, pero también la religión, las tradiciones sociales, las ideologías, que expresan el modo como el individuo se inserta en el mundo. Es lo que de forma global entendemos como "creencias" en cuyo seno conocemos el significado e interpretamos su sentido en referencia al mundo como un todo en el que estamos y vivimos.84
Conocer profundamente a un amigo no es poseer el relato detallado de su vida, ni saber además los móviles de sus acciones y reacciones, sino inteligir estos móviles como manifestación en su forma y modo de realidad, de una realidad profunda.
Zubiri. Inteligencia y razón. p. 167-68
85
Las creencias expresan la coherencia, de pensamiento y acción, dentro de un ámbito cultural y social, siendo un elemento fundamental de las mismas el lenguaje que hace posible la expresión y comunicación que manifiesta la creencia y por tanto la evidencia justificada como coherencia en la que fundo mi afirmación y las acciones que la acompañan, pudiendo ser contrastada con otros en un acuerdo de lenguaje y cultura.
Dentro del campo del saber científico y cultural tenemos que admitir muy diversos grados, y por lo tanto muy diversos grados de evidencias y saberes; pues no es lo mismo el saber expresado en las razones básicas de la explicaciones expresadas al margen sobre la creencia en que el avión volará a Barcelona, que esas mismas razones justificadas por un ingeniero aeronáutico, un físico, o un mecánico en su campo; las que nos daría un técnico comercial para volar en ese avión de determinada compañía aérea o la que nos podría dar un teólogo que lo justificara coherentemente con su creencia en Dios.86
La evidencia de que "esto es un avión y que va a volar", bajo el punto de vista del ”conocimiento”, es decir de la experiencia (fenoménica), es en todos los casos similar; pero las evidencias epistemológicas bajo el punto de vista de "el saber" que fundamentan tal creencia y su afirmación lingüística, como conocimiento válido, en unos casos y en otros son muy diferentes.
Las diversas e infinitas razones y formas de formar discursos coherentes para afirmar que el "avión volará" dan contenido de evidencia y de verdad a la creencia en que el avión volará.
Es sobre las creencias87 sobre las que construimos nuestras evidencias cognitivas y nuestras acciones y voliciones. Pero el hecho de que las creencias se fundamenten en la experiencia como relación con la realidad, en la que nosotros estamos y somos88 pero subjetivamente interpretada a través de elementos culturales, empezando por el significado de la percepción interpretado por el lenguaje, produce evidencias y por tanto saberes individuales y sociales de muy diversa consideración.89 90 91 92
Las creencias como fuentes de evidenciaVéase también: Conato
Frank P. Ramsey93 94 propone una metáfora para indicar cómo podemos entender lo que son las creencias en su relación con lo real. Dice que vienen a ser como un mapa grabado en el sistema (en el ADN, o en determinados aprendizajes, añadimos nosotros) que nos guían o mejor nos orientan en el mundo para encontrar la satisfacción de nuestras necesidades.95 96
Tales mapas no nos dicen “lo que son las cosas”, sino que nos muestran las formas de la conducta adecuada hacia la satisfacción de nuestras necesidades en el campo del mundo percibido en la experiencia.
¿Dónde residen y cómo actúan tales mapas? la investigación biológica, la genética, la etología, la neurofisiología, incluso en los casos particulares la psicología lo tendrán que ir desvelando. La lingüística en general, la Semiótica y la gramática generativa de Chomsky nos muestran ya un camino similar respecto a la formación del signo, el lenguaje y las lenguas. Es un tema de indudable transversalidad.
Como dice Eco en referencia al hecho del reconocimiento de la naturaleza semiósica de nuestra relación con los entes, criticando a Heidegger:
Los entes que nos salen al encuentro no son sólo objetos "utilizables": son también el teclado de las pasiones que bien conocemos, porque son la manera en la que otros nos han enseñado a estar comprometidos con el mundo.
Eco. op. cit. p.38
y retomando el Objeto Dinámico de Peirce97 reprocha a la lingüística no haber tomado en consideración el hecho semiótico como “termino a quo”:98
el Objeto Dinámico es Algo-que-nos-da-patadas y nos dice “¡habla!” o “¡habla de mí!” o aún más “¡Tómame en consideración!”
Ibid.
Lo que en nuestro caso equivaldría a mostrarse llamando nuestra atención en un ámbito de realidad para que le “aprehendamos” antes siquiera de poder hablar de él comprendiéndolo. Es el momento de la conexión con lo real como sistema, tanto del objeto como del sujeto.99
Mucho antes que una formalidad de signo y significado de la percepción sensible y significado lógico-conceptual, se establecen una serie de relaciones materiales de contenido:100
Como reacción de componentes o sucesos elementales en el campo de lo físico. (luz-color; vibraciones-sonidos; emanación de gases-olor; choque y rozamiento-tacto; etc.).
Como adaptación o tendencia o instinto en el plano biológico. (atención; miedo; emociones diversas..)
En los animales superiores y el hombre como intencionalidad, a partir de creencias primarias,101 adquieren esos contenidos una unidad de significado, construyendo experiencias y generando creencias sucesivas. (curiosidad, huida, ayuda al semejante, pedir auxilio, consolar al herido..... etc.)
En el hombre, finalmente, expresando su cognición (como suceso o cosa y como valor) mediante el lenguaje y comunicación social una afirmación como juicio expresable.
Lo que, de manera esencial, plantea la relación de la creencia con la verdad del conocimiento.
La percepción de realidad como respuesta primaria no puede ser errónea, interacciones físicas como fuente de las percepciones; pero las respuestas a medida que intervienen sistemas más complejos de adaptación, intencionalidad e interpretación cognitiva según el sistema es cada vez más variada; siempre la “interpretación” pretenderá responder a “lo que es en realidad”,102 resultado de la interacción del sistema y el entorno pues el "ser en realidad" se constituye por ambos. Pues el considerado sujeto y el considerado objeto de la filosofía tradicional pertenecen ambos al sistema en el mismo entorno de realidad.103
En resumidas cuentas, presentaré una perspectiva según la cual la mente no "copia" simplemente un mundo que sólo admita la descripción de la Teoría Verdadera. Pero, desde mi punto de vista, la mente no construye el mundo (ni siquiera en cuanto que estado sujeta a la constricción impuesta por "cánomes metodológicos" y "sense-data" independientes de la mente). Y si es que nos vemos obligados a utilizar lenguaje metafórico, dejemos que la metáfora sea ésta: la mente y el mundo construyen conjuntamente la mente y el mundo (o, haciendo la metáfora más hegeliana, el Universo construye el Universo- desempeñando nuestras mentes (colectivamente) un especial papel en la construcción.
Hilary Putnam. op. cit. p. 12-13
Las interpretaciones de la realidad sobre las que construimos nuestras evidencias son muy diferentes. No se trata de que "una" sea la verdadera y las demás "falsas", como suele considerar la conciencia no crítica o las explicaciones feroces. Tampoco se trata de que todas sean "opinables" de la misma manera y consistencia y con el mismo valor de verdad. No cabe duda de que algunas son más acordes con una justificación racional que otras, "son más razonables". Otras son claramente "falsas". Pero todas representan evidencias con valores de verdad diferentes, según el contexto o "campo de realidad" en el que se establece un "punto de vista";104 según el cual se informa el conocimiento de lo que "es en realidad", como dice Zubiri, porque la razón no solo comprende lo que es en realidad, sino que complica y colige abriendo nuevas perspectivas de conocimiento y saber.105
Seguramente también lo que "percibimos" nosotros desde un balcón, tiene poco que ver con lo que está percibiendo el director en la calle rodando una película; porque su "punto de vista", su campo de realidad, es también diferente.
Las sucesivas experiencias y aprendizajes individuales y sociales generan nuevos esquemas de conducta e interpretación que configuran un determinado sistema de creencias, un mundo individual al mismo tiempo que social y cultural. Pautas y esquemas de conducta más complejos y aprendidos tanto mediante experiencia individual como culturalmente por imitación y adaptación a un entorno cultural, que en cierto sentido es una "experiencia acumulada".106
Quien sin formación alguna califica de cualquier manera la realidad de lo percibido, por ejemplo, "He visto un asesinato", que no tiene contenido sensible,107 lo hará de manera muy diferente que una persona con formación jurídica quien tendrá en cuenta muchas más cosas antes de pronunciar su calificación de lo que ha “ocurrido en realidad”, pues la “coherencia” de su visión y calificación tendrá un fundamento de experiencia y cultura que hace posible un ámbito de realidad más amplio y diferente.
A veces los animales tienen fallos en sus "creencias" y cometen errores. No digamos nada los hombres, pues su mundo es también más complejo. Pero de forma general aunque puedan llevar indudablemente a errores objetivos, sin embargo, pueden significar aciertos subjetivos indudables respecto a la adaptación del individuo o del grupo.
El creyente invoca a Santa Lucía para que le cure la vista. Si tiene éxito, refuerza su creencia y agradecimiento. Pero si no sana, la propia creencia, como sistema de creencias en su conjunto, y los grupos e instituciones sociales que la sustentan, le ayudan a afrontar el hecho de la pérdida de la vista mediante un discurso que no solo justifica la creencia sino que le puede aportar un sentido nuevo a esta situación en su vida y su mundo. Lo cual no es poco alivio en una pérdida tan importante.108
Los grupos sociales encuentran su identidad y formas de comportamiento en creencias, bien sean religiosas, ideológicas, de poder social, de ocio, etc. Tales creencias formulan un conjunto de "evidencias indiscutibles" las "esencias"109 que justifican y fundamentan su acción social como "verdades fundamentales" que generan nuevas y continuas evidencias.110
La ciencia genera tales creencias como "paradigmas" sobre los cuales se sustenta la investigación.111
La tradición cumple un papel fundamental en la cimentación de lo social.112
Lo que nos lleva a la necesidad de una hermenéutica de los discursos y a la fundamentación del discurso que pueda ser considerado más próximo al conocimiento de lo real: el discurso científico.En cualquier caso la propia ciencia, la filosofía, la literatura o el arte en general y la propia dinámica cultural y social, desbordarán siempre el discurso científico abriendo horizontes de nuevos metadiscursos respecto a la propia ciencia, a los contenidos culturales y sociales, a la vida cotidiana, el ejercicio del poder o la acción moral y política.113
Las creencias y el lenguaje
Karl Popper viene a considerar las creencias como "teorías o hipótesis" inseguras con las cuales construimos nuestro mundo particular y cultural en el que vivimos de manera prácticamente inconsciente, como el suelo que pisamos. Pero mediante el lenguaje:
El desarrollo del lenguaje es lo que nos permite proponer hipótesis fuera de nosotros. Hasta el desarrollo del lenguaje el portador de la hipótesis era más o menos idéntico con la hipótesis,114 del mismo modo que el portador de nuestros ojos y oídos es más o menos idéntico con el sistema al que pertenecen los ojos y los oídos. Pero con el desarrollo del lenguaje se hace posible sacar de nosotros y proponer ante nosotros nuestras hipótesis. Y con ello se hace posible criticar las hipótesis; luchar contra las hipótesis y eventualmente liquidarlas, en lugar de liquidarnos unos a otros.
Popper. op. cit. p. 25
Evidencia y verdad
Artículo principal: Verdad
Se podría decir que la experiencia es a priori y el método a posteriori. Mas esto solamente resulta verdadero como una indicación, ya que la verdadera experiencia no puede darse sin la intervención de una especie de método. El método ha debido estar desde un principio en una cierta determinada experiencia, que por la virtud de aquél llega a cobrar cuerpo y forma, figura.
Mas ha sido indispensable una cierta aventura y hasta una cierta perdición en la experiencia, un cierto andar perdido el sujeto en quien se va formando. Un andar perdido que será luego libertad.
Zambrano, M. Delirio y destino: los veinte años de una española. 1989. Madrid. Mondadori. p. 133
La evidencia científica requiere esfuerzo e investigación metódica, mediante la teoría y la práctica
Hoy el discurso de investigación científica ya no se dirige, como ha sido durante tanto tiempo, al descubrimiento de "la verdad necesaria eterna e inmutable", sino a una verdad preñada de sentido pragmático en el ordenamiento de nuestra experiencia adecuada a ciertos niveles y contextos.115 116 18
Lo importante y difícil es el descubrimiento de evidencias nuevas con discursos teóricos razonados y adecuados capaces de sustentar unas experiencias compartidas o compartibles donde dichas evidencias adquieren objetividad científica en su caso, o social (liderazgos políticos y sociales).117 Rorty considera fundamental en la conformación de experiencias compartidas, sobre todo lo referente a la moral, el papel que juega la Literatura, el cine, etc.
La formación de discursos razonados a partir de ciertas evidencias captadas por individuos capaces de transmitir dichos razonamientos y provocar experiencias comunes es el objetivo de una buena educación científica en la actualidad.118 119
En España el decreto 1467/2007 establece como objetivo para los estudiantes de Bachillerato:
Conocer y valorar críticamente los temas contemporáneos y sus implicaciones históricas y los factores de su evolución.
Que se familiaricen con los aspectos de la naturaleza de la ciencia y el uso de los procedimientos científicos que se utilizan para abordar el conocimiento.
Afianzar el espíritu emprendedor con actitudes de creatividad, flexibilidad, iniciativa, trabajo en equipo.
Y en Inglaterra se establece como objetivo de la asignatura Science in Society que:
Los alumnos consiguen su calificación a partir de las evidencias que captan, las razones que dan y los argumentos que presentan".
Tanto si están a favor o en contra de un determinado asunto lo que intentamos es que busquen evidencias, las analicen y basen sus argumentos en ellas.120
La investigación científica genera nuevas evidencias en campos de "experiencia posible", frente a la experiencia cotidiana. Así se amplía el campo de la realidad conocida, el mundo. El conocimiento científico ayuda, por su parte, a fijar dichas evidencias como "verdades científicas" y decide si existen criterios suficientes para basar en ellas las creencias. Su éxito radica en que dichas creencias, por vía del éxito, teórico primero y, sobre todo, técnico-práctico después, se conviertan en "creencias socialmente admitidas como "verdades".
Cuando estas verdades constituyen realmente un "progreso" como dominio y explicación del mundo son incorporadas a la "tradición" y cultura y suponen un ahorro enorme en la construcción y el aprendizaje social;121 aun cuando en muchas ocasiones pueden actuar como prejuicios, sobre todo cuando se vinculan con el ejercicio de "el poder", no obstante son presupuestos culturales de indudable valor.
Referencia al texto de Wikipedia: Requiere actualización y revisión.
Pienso luego existo
20 de septiembre de 2013 Publicado por Esteban Galisteo Gámez
Vamos a dedicar esta entrada a explicar la cita que hemos utilizado como título. La cita pertenece a René Descartes, un filósofo francés que tras largas dudas llegó a la conclusión de que existía. Ahora en serio, Descartes llegó a la conclusión de que “pienso, luego existo” era una verdad fundamental, segura, clara y distinta, una verdad de la que era imposible dudar y, en tanto inmune a toda duda, una verdad candidata a ser fundamento seguro y firme de todo nuestro conocimiento.
En busca de la certeza
Llamamos certeza a una actitud hacia una determinada proposición. Cuando creemos algo con certeza, no tenemos dudas de ello. Descartes quería un fundamento firme para las ciencias y este fundamento solo lo podían dar las verdades de las que no cabía la posibilidad de dudar, es decir, las certezas. Así que Descartes, que buscaba una primera verdad que fundamentara todo el conocimiento, elaboró un método para descubrir certezas.
Lee todo en: “Pienso, luego existo” | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/el-racionalismo/pienso-luego-existo#ixzz3tIf1wyXt
La duda metódica
La duda metódica es el método de Descartes para descubrir verdades ciertas. En general, se opone a la duda escéptica en que la duda metódica tiene un carácter constructivo y provisional, mientras que la duda escéptica suele ser más destructiva y permanente. La duda metódica consiste, hablando en términos muy generales, en dudar de todas las verdades adquiridas por cualquier vía hasta llegar a alguna que se muestre tan evidente por sí misma que haga imposible la duda. Siguiendo este método fue como Descartes llegó a afirmar, con toda seguridad eso de “pienso, luego existo”.
En busca de la certeza
Llamamos certeza a una actitud hacia una determinada proposición. Cuando creemos algo con certeza, no tenemos dudas de ello. Descartes quería un fundamento firme para las ciencias y este fundamento solo lo podían dar las verdades de las que no cabía la posibilidad de dudar, es decir, las certezas. Así que Descartes, que buscaba una primera verdad que fundamentara todo el conocimiento, elaboró un método para descubrir certezas.
Lee todo en: “Pienso, luego existo” | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/el-racionalismo/pienso-luego-existo#ixzz3tIf1wyXt
La duda metódica
La duda metódica es el método de Descartes para descubrir verdades ciertas. En general, se opone a la duda escéptica en que la duda metódica tiene un carácter constructivo y provisional, mientras que la duda escéptica suele ser más destructiva y permanente. La duda metódica consiste, hablando en términos muy generales, en dudar de todas las verdades adquiridas por cualquier vía hasta llegar a alguna que se muestre tan evidente por sí misma que haga imposible la duda. Siguiendo este método fue como Descartes llegó a afirmar, con toda seguridad eso de “pienso, luego existo”.
El significado de la verdad cierta de Descartes
Sobre la base de esta verdad, “pienso, luego existo”, Descartes construyó toda su filosofía. Esta tiene un doble sentido. Por un lado, en el transcurso de la duda, Descartes se da cuenta de que no puede dudar de que está dudando, puesto dudar de que se duda es dudar, así que sabe con toda seguridad que duda. Ahora bien, dado que dudar es pensar, entonces no puedo dudar que pienso. El hecho de que pienso, indica la existencia de un ser pensante, pues los pensamientos necesitan este soporte. Así que Descartes llega a esta verdad cierta: puesto que hay pensamiento, hay una cosa que piensa.
Ahora bien, el proceso que lleva a Descartes a descubrir que hay una cosa que piensa tiene una dirección inequívoca. En efecto, va desde el acto de pensar a la existencia de una cosa que piensa, porque es a partir de este acto que se deduce la existencia de la cosa que piensa. De otro modo, la cosa que piensa tiene una existencia dudosa, es decir, que podría existir de hecho, aunque nosotros no lo podríamos saber con toda seguridad, de modo que sin el acto de pensar, que lleva a la cosa que piensa, no se cumpliría el requisito de imposibilidad de toda duda impuesto por Descartes. Así, la premisa incuestionable es: “hay pensamiento” y su conclusión: “hay algo que piensa”.
De este modo sembraba Descartes la semilla del idealismo moderno, el cual daría una prioridad lógica, epistemológica y ontológica al sujeto.
La evidencia
Una evidencia (del latín, ēvidens, 'visible, evidente, manifiesto') es un conocimiento que se nos aparece intuitivamente de tal manera que podemos afirmar la validez de su contenido, como verdadero, con certeza, sin sombra de duda. En un sentido más restringido se denomina evidencia a cualquier conocimiento o prueba que corrobora la verdad de una proposición.Todos tenemos una idea de lo que es la evidencia con tal de que no tengamos que explicar qué es y en qué consiste. Por ello se parte de la definición del concepto tal como se entiende normalmente, a partir del cual se inicia la crítica de su contenido y la evolución de su concepto a lo largo de la historia del pensamiento.
La evidencia en la filosofía tradicional
Se consideran dos situaciones diferentes:
1.- La percepción o intuición de un objeto1 de tal manera que se establece directamente la evidencia en la conciencia.
La filosofía tradicional escolástica consideraba que tal percepción era consecuencia de una 'intención primera o “simple aprehensión” en la que no hay posibilidad de error; hoy día llamaríamos “creencia" o “juicio”:2
El gato que está ahí en tanto que lo percibo como una unidad de significación, es decir, como una «cosa», un «hecho» o «suceso», en definitiva un «objeto» en la conciencia.3
La intuición sensible4 es común a todos los seres vivos en su adaptación al entorno, y es el primer grado de conocimiento referido a la sensibilidad o conocimiento sensible.5 6 7
Cuando lo que se percibe adquiere una unidad de objeto acompañado de memoria, como en los animales superiores, se constituye un segundo grado de conocimiento, la experiencia, como señala Aristóteles;8 y en la unidad de la experiencia en el hombre la elaboración de un concepto.9 Esa intuición también se produce a nivel "intelectual" a partir de relaciones entre conceptos que tienen su origen en la experiencia sensible.10
"Se ha cazado y desplumado una paloma". ¿Es evidente?
2.- Enunciar dicha percepción como afirmación que expresa una creencia evidente11 que fundamenta la certeza de su validez como conocimiento verdadero:
Sobre el hecho de estar viendo eso que identifico como "gato", creo con evidencia y afirmo12 como realidad que se corresponde a algo real: Eso que está ahí es un gato;13
Sobre un concepto elaborado por mi imaginación: Pegaso" es un caballo con alas;14
Sobre conceptos elaborados a partir de experiencias: el hombre es un animal racional;15
Sobre conceptos definidos lógicamente por la propia razón como relaciones formales: La raíz cuadrada de cuatro es dos.
Sobre conceptos elaborados a partir de reacciones afectivas y valorativas sobre lo bueno-malo; útil-inútil; bello-feo; adecuado-inadecuado; etc.: Matar es malo o No se debe matar
En el primer caso, el de el gato que está ahí, la evidencia se aplica al conocimiento de un objeto con independencia de su formulación lingüística. Los escolásticos la llamaron evidencia ontológica.16
Los demás casos se refieren al conocimiento contenido en un enunciado: evidencia epistemológica.
Asimismo los escolásticos distinguían:
Evidencia de verdad que se aplica al objeto y manifiesta la verdad del conocimiento.
Evidencia de credibilidad que manifiesta la certeza de la afirmación: La posesión de la verdad por el sujeto que conoce.
La posesión de la verdad (como creencia subjetiva) admite grados y da lugar a:
La certeza: posesión perfecta de la verdad, que se manifiesta en la afirmación.
La opinión: grado imperfecto de posesión; se afirma, pero se admite la posibilidad de error, es decir, de que la contradictoria también pudiera ser verdadera.
La duda: cuando la imperfección del conocimiento es tal que solo es posible enunciar la igualdad de posibilidad de posibles afirmaciones como enunciados contradictorios, y por lo tanto no se produce afirmación alguna.
Consideraron también la evidencia con respecto al objeto de que se trate:
Evidencia formal: Se trata de la evidencia de una proposición cuyo contenido de verdad es lógico-formal: Si todos los elefantes tienen alas y todos los seres alados vuelan, entonces los elefantes vuelan.17
Evidencia material: Ahora está lloviendo y el suelo está mojado.
Evidencia moral: La evidencia y su expresión tienen un contenido de "valor moral": No se debe robar. Matar es pecado.
Parecería que sobre la evidencia no debería existir ninguna duda ni problema. Debería ocurrir que cuando afirmamos con plenitud, sin sombra de duda, es porque tenemos evidencia de la verdad de su contenido. Y cuando opinamos es porque la afirmación no se basa en una evidencia plena sino parcial.
De hecho la conciencia vulgar, no crítica, considera el conocimiento, sin más, algo objetivo y, con las circunstancias adecuadas, intuitivamente verdadero. Cuando las circunstancias no son las adecuadas, la evidencia no es perfecta y sólo permite una afirmación débil: la opinión.
Tal era el supuesto sobre el que filosofaron los antiguos para quienes el tema de la evidencia no supuso un problema de especial relevancia, puesto que se basaba en un fundamento metafísico del conocimiento al que correspondía una actitud contemplativa.18
La evidencia a partir de la Edad Moderna
Pero dicha situación cambió de forma radical en la Edad Moderna, a partir del planteamiento cartesiano y la exigencia de certeza en la afirmación del conocimiento científico y filosófico.19
Tanto los racionalistas como los empiristas reconocieron la evidencia formal y su consistencia en sentido epistemológico en la deducción a partir de unos principios considerados evidentes, considerando que las deducciones son evidencias sucesivas de tipo formal según las leyes lógico-matemáticas, como relación de ideas. Hoy dicho procedimiento se concibe bajo el concepto de análisis.
Pero:
Para los racionalistas, el conocimiento de los objetos reales más allá de la conciencia está garantizada a partir de la confianza en la Bondad de Dios, como principio e idea innata del entendimiento, pues Dios no podría hacer que viviéramos permanentemente engañados.20
Para los empiristas, al no aceptar las ideas innatas, no existe la posibilidad de evidencia más allá de la formalidad de la “relación de ideas”; pues la única fuente de conocimiento no formal, es decir con contenido material, de hecho, se da en la experiencia. La existencia de objetos más allá de la conciencia, si bien no se negaba, tampoco podía ser afirmada con certeza.
Kant intenta realizar una síntesis21 que hiciera posible la justificación del hecho del conocimiento científico universal y necesario pero cuyas verdades no fueran meramente formales y analíticas sino que pudieran ser materiales, es decir con contenido en el mundo de la experiencia.22 Para ello intenta justificar la posibilidad y existencia de unos juicios sintéticos a priori, que serían los juicios propios de la ciencia: Universales y necesarios, por ser apriori, pero sintéticos porque amplían el conocimiento en su contenido material al extender los posibles predicados con independencia de la noción del sujeto.
Artículo principal: Kant
El conocimiento expresado en enunciados (o juicios), como pensaba Kant:
VERDAD CONDICIÓN ORIGEN JUICIO EJEMPLO
Verdad de hecho Contingente y particular A posteriori;
depende de la experiencia. Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto Tengo un libro entre las manos
Verdad de Razón Necesaria y Universal A priori;
no depende de la experiencia Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto. Todos los mamíferos son animales
Verdad científica Universal y necesaria A priori;
no depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia. Sintético a priori:
amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos. Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias
Pero la cuestión de tales juicios resulta menos relevante que el problema que plantea acerca de los límites del conocimiento. Los juicios sintéticos apriori, es decir la ciencia, únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico, es decir, al campo de la experiencia posible. La realidad como noúmeno sólo puede ser pensada, no conocida.
La evidencia es un producto de la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto23 y desconectada de lo real:24
Si no podemos trascender a la propia conciencia, ¿qué relación existe entre lo real y nuestra percepción? ¿Es una relación causal?
Si la causa es una relación de ideas, como dice Hume, o un concepto apriori del entendimiento como dice Kant, no podemos conocer lo real. ¿Qué es entonces lo real para poder ser comprendido como causa?25
El siglo XIX y XX
Los idealismos
Los idealismos, de tradición kantiana desarrollaron los ideales de la razón no en función del orden del conocimiento fundado en la evidencia ontológica sino en la construcción o realización de la Verdad como Ideal de la Razón (pensamiento) que se realiza (se hace real) en la praxis, en la acción.26 La Razón, con mayúscula, a través de la Humanidad genera la Verdad como realidad a partir de su pensamiento dialéctico.27
Los positivismos
Los positivismos, de tradición empirista, al grito de “vuelta a las cosas” estimaron que el experimento y la inducción eran suficientes para la justificación del conocimiento científico. Los éxitos constantes del progreso en el conocimiento científico y el dominio de la naturaleza parecieron suficientes para dar por supuesto que lo real era todo aquello que se puede contar, medir o pesar.28 La evidencia es material y formalizable según la lógica y las matemáticas por más que la relación entre lo material de la experiencia y lo formal lógico-matemático no pueda ser mostrada. El componente formal, lógico-matemático, hace posible, realiza y construye la ciencia como necesaria y universal.29
Representación gráfica de la continua expansión de la teoría evolutiva en términos de las ideas, fenómenos estudiados y campos del conocimiento. La elipse más pequeña representa el Darwinismo original, la elipse de tamaño intermedio a la Teoría Sintética y la más grande a la síntesis ampliada. Esta última integra a por lo menos diez disciplinas científicas adicionales. Basado en Kutschera, U., Karl J. Niklas. 2004 y Pigliucci, M. 2009.
Un nuevo modo de entender la conciencia y la ciencia
Tres hechos importantes cambian la idea de conciencia y la comprensión de su soporte ontológico:
El hecho de la Evolución, biológica primero, cósmica después
El tradicional dualismo cuerpo-alma, y la idea de espíritu que han hecho del hombre un ser separado del resto de los seres naturales deja paso a considerar al hombre como un ser más de la naturaleza, sometido a las mismas leyes naturales.30
La fenomenología y el neovitalismo
Franz Brentano y Husserl y más tarde Heidegger aportan algo fundamental: Que la conciencia no es mera conciencia de "yo",31 sino una conciencia de “estar-en-el-mundo” abierta intencionalmente a la realidad mundana.32
La evidencia no es otra cosa que la «vivencia» de la verdad.
Husserl, E. Investigaciones Lógicas. 1976. Madrid. Revista de Occidente. p. 162
Husserl pretendió encontrar una evidencia intuitiva, (intuición de esencia) a través del análisis fenomenológico; lo que viene a dar lugar a una especie de intuición trascendental, en sentido kantiano, que restaura, de alguna forma, la intuición clásica de la objetividad del conocimiento.
Cassirer, por su parte, desde la superación del Kantismo, reinterpreta la necesidad de la dimensión trascendental de los conceptos mediante el nuevo concepto de función. Estudia asimismo la dimensión humana como "animal simbólico" y de lenguajes que se formalizan en tres sistemas simbólicos, cada uno según una función: El sistema de los mitos, como función expresiva; el sistema del lenguaje común que responde a una función intuitiva; y el sistema de las ciencias que responde a una función representativa y significativa. El conocimiento del mundo se interpreta así así en una dimensión cultural y social.33
Heidegger considera que la perspectiva desde la que la ciencia considera las cosas no es suficiente y limita u oculta el conocimiento de la entidad,34 quedándose sólo en su aspecto de mero objeto:
“…el hombre se ha elevado a la “yo”-idad del ego cogito. En esta posición todas las entidades devienen objetos. Las entidades, como objetivas, se absorben en la inmanencia de la subjetividad. El horizonte ya no ilumina desde fuera de sí mismo. (Holzwege, nota 63, p. 241)35
Según Heidegger la ciencia trata de objetividades pero la filosofía va más allá en su acción clarificadora que abre la conciencia al horizonte del sentido y a la comprensión intuitiva de la plenitud de significado. La física no puede llegar a la pregunta por la cosa.
¿Es la ciencia el patrón de medida para el saber, o hay un saber en el cual se determina el fundamento y el límite de la ciencia y con ello su propia eficacia? Die Frage nach dem Ding, Tubinga, Max Niemeyer (3ª edición), p.8
Como dice en El ser y el tiempo:
… las plantas del botánico no son las flores del lindero, el “origen” que geográficamente se fija para un río no es el “manantial cristalino”
Lo que nos lleva a una distinción entre comprensión intuitiva y comprensión teórica, mostrando que cuando queremos comprender la realidad plena de significado partimos necesariamente de lo que es por sí mismo natural y anterior al propio significado, lo real.
Curiosamente Heidegger coincide en este planteamiento con filósofos analíticos, herederos del positivismo, que parten de supuestos completamente diferentes como Austin o Davidson y Rorty y entra de lleno en la consideración actual del problema de la evidencia y su relación con el lenguaje.
En este contexto hay que situar la reintroducción del vitalismo, reinterpretado por Schopenhauer, Johann Jakob Bachofen, Nietzsche y Ludwig Klages como pensamiento que siempre ha estado presente en la Filosofía desde el pensamiento griego. La Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty; el pensamiento de Bergson y su elan vital; autores como Jakob Johann von Uexküll y Ludwig von Bertalanffy dan una "concepción biológica del mundo", el organicismo, y consideran que lo real se manifiesta como un todo orgánico en una íntima relación de lo físico junto a lo psíquico. Ortega y Gasset desarrolla el concepto de razón vital y de circunstancia así como la doctrina del punto de vista; a él pertenece la frase:
Las ideas se tienen; en las creencias se está
Ortega y Gasset, J. Ideas y creencias
La crisis de la ciencia meramente positivista
Una serie de hechos científicos pone en cuestión la ciencia positivista en la primera mitad del siglo XX:
- la insuficiencia explicativa del espacio-tiempo absoluto newtoniano y su sustitución por el espacio-tiempo relativo de Einstein,
- la mecánica cuántica y el Principio de incertidumbre de Heisenberg
- la inmposibilidad de coordinar dichas teorías (Relatividad y Cuántica) en una teoría unificada36
- los nuevos enfoques de la lógica empírica y la Epistemología, (Popper), y Filosofía de la ciencia y la sociología de la ciencia (Thomas Kuhn), y la problemática de los métodos (Feyerabend), así como las paradojas lógicas (Russel, Cantor, etc.) y la imposibilidad del sistema perfecto (Teorema de Gödel) que pone límites también a la formalización de un sistema perfecto del conocimiento: consistente, decidible y completo.37
Eso explica que algunos físicos, Erwin Schrödinger por ejemplo, compartan ideas organicistas anteriormente citadas. Según esta visión las ideas mecanicistas-materialistas clásicas han sido completamente arruinadas por la física cuántica y la biología ha de convertirse asimismo en una biología cuántica.38
Según este concepto los seres vivos son sistemas microfísicos y no macrofísicos; por eso no pueden explicarse por las leyes de la Física clásica.
El estructuralismo y la antropología
El estructuralismo viene a justificar las formas cognitivas y su relación con lo real.39
Al margen de la “guerra al sujeto” que declara Claude Lévi-Strauss, ese tipo insorportable de niño caprichoso que ha ocupado tanto tiempo la escena filosófica, el estructuralismo viene a establecer la lógica de las formas culturales en sus determinaciones de evolución natural dentro de cada sociedad.40
Se muestran allí el sentido de los mitos en los que se encuentran las estructuras y las formas de vida culturales, donde en un entorno de realidad concreta se forjan las formas sensibles e intelectuales mediante las cuales se interpreta el mundo y se construyen las formas de vida y la estructura del lenguaje (como ya había considerado Ferdinand de Saussure en la lingüística), y que constituye el fundamento de la Antropología actual.
Hacia nuevos planteamientos
Hoy el problema se concibe a partir de la reconstrucción lógica de conceptos empíricos a partir de una base única y homogénea, constituida por experiencias sensibles o «fenómenos».41 42 Según este programa no se trata de desarrollar cuestiones ontológicas, epistemológicas o ni siquiera psicológicas.43 44
Lo real, para la inteligencia como razón, es y será siempre un «mundo de posibilidades», en su pretensión de tener un conocimiento «fundamental».45 46
Se trata de construir desde el propio sistema, sin hipótesis previas ni externas al sistema, (es decir, ni objetivismo ni subjetivismo),6 los elementos primitivos del mismo que ciertamente son «apariencias-a-un-sujeto» (Moulines) pero entendidas no como algo opuesto a un objeto o «cosa en sí» puesto que tanto objeto como sujeto son ya compuestos lógicos del sistema: lo que se entiende por pensamiento sistémico.
Como dice Moulines, y es fundamental para comprender lo que se quiere significar:
«Una clase de cosas-que-aparecen, no es una cosa-que-aparece, sino una clase»; es decir: un elemento lógico del sistema.47
Lo que nos muestra lo difícil que es, en nuestro nivel de percepción que interpreta nuestras percepciones mediante el lenguaje, la consideración de lo real antes de cualquier interpretación significativa de nuestro lenguaje. Las evidencias normales suelen ser evidencias formalizadas a partir de nuestras creencias previas tomadas como supuestos evidentes48 en un contexto físico, biológico, psicológico (individual) y cultural determinado.49
Téngase en cuenta que un entorno cultural es un campo de realidad tan capaz de generar «realidades de suyo» como la realidad material, en cuanto campo de realidad material, las genera materiales; pues lo cultural no es algo al margen de lo físico;50 lo mismo que la mente-cuerpo no deja de pertenecer al campo de realidad;51 52 no están al margen del soporte material físico que consideramos "externo".
Las formas de la belleza tienen un soporte indudable material como realidad de suyo que hacen posible la percepción de esa belleza; pero la percepción como "evidencia" de esa belleza es fundamentalmente una "interpretación cultural" en un campo de realidad cultural.53
Difícil y raramente, una vez superadas las etapas de «aprendizaje individual y social» al que nos vemos sometidos en el desarrollo de nuestra personalidad infantil, tenemos experiencias directas de una evidencia primaria, salvo momentos verdaderamente creadores, o las que producen y tienen capacidad de transmitir los científicos, los artistas, los poetas o los líderes sociales.54 55
Gracias a estos incorporamos al acervo cultural nuevas evidencias que, asimiladas por aprendizaje social configuran y amplían nuestro entorno de forma acumulativa y con enorme ahorro de «aprendizaje individual». Tal es la importancia que tiene la educación en las sociedades avanzadas.56
Un nuevo sentido de la evidencia: las creencias
Partimos de un hecho: nadie duda (de verdad), y por tanto cree, en la evidencia del conocimiento que me permite afirmar con certeza: esto que tengo ante mi vista es un avión; certeza basada en la creencia de que lo que estoy experienciando,57 que la experiencia, tiene un fundamento en lo real que me constituye y de lo que soy un elemento más en la comprensión de la realidad.
El modo más general de interpretar el conocimiento por la conciencia no crítica, considera que el contenido del conocimiento de la realidad se limita a lo "objetivo" como lo "percibido por los sentidos externos" siendo uno de los argumentos más plausibles: "Lo vi con mis propios ojos", o "lo toqué con mis propias manos" de donde pasa a la memoria como "representación mental".
Se piensa que el lenguaje significa, sin más, lo realmente percibido porque tenemos un conocimiento intuitivo y directo de la realidad de las cosas y lo que afirmamos tiene su referente directo en lo real. El término lingüístico de este modo “se refiere a”, es decir, es capaz de denotar y significar.58
Consideramos un segundo hecho: de la misma manera, bajo la forma de experiencia directa y la memoria, creemos y, por tanto, afirmamos con evidencia suficiente: “Este avión me llevará volando a Barcelona”. ¿Qué evidencia justifica la creencia que da certeza a mi afirmación?
Ahora la creencia es una expectativa de conocimiento (porque aún no se ha producido la experiencia) y sin embargo afirmo con certeza suficiente en la creencia evidente de que este avión al que me subo volará de Sevilla a Barcelona. De otro modo no subiría al avión.
Consideramos asimismo un tercer hecho: Es evidente que el pago del billete me da derecho a subir al avión. Pero también a exigir el deber moral a que el piloto tenga acreditada la habilidad para manejar el avión y de mantenerse en condiciones de salud y control mental para ello. Tiene la obligación moral y jurídica de no ir "bebido".
Consideramos, pues, tres tipos de evidencias diferentes basadas en la experiencia, la memoria y la cultura interpretadas en un contexto lógico de interpretación de conocimiento como pensamiento y lenguaje.
Consideramos que tales evidencias encuentran su fundamento como creencias.
Interacción, intencionalidad, creencia: el significado en el proceso del conocimiento.
Véase también: Conato
Conato es un término utilizado en las primeras filosofías de la psicología y la metafísica para referirse a una inclinación innata de la materia o la mente por continuar existiendo y mejorándose. A lo largo de los milenios se han formulado muchas definiciones y tratos distintos por filósofos como los racionalistas continentales del siglo XVII René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz, y su contemporáneo empirista Thomas Hobbes. El conato puede referirse a la "voluntad de vivir" instintiva de los animales o a varias teorías metafísicas del movimiento y la inercia. A menudo se asocia el concepto a la voluntad de Dios en una visión panteísta de la naturaleza, como en el caso de Spinoza. El concepto se puede descomponer en definiciones separadas para la mente y el cuerpo, o incluso se puede distinguir cuando se explica la fuerza centrífuga o la inercia. La historia del término "conato" es la historia de, a menudo, cambios bruscos en su significado que sirven a los propósitos de los científicos y filósofos que lo han usado en épocas y contextos distintos.
Actualmente el proceso de conceptualización y valoración cognitiva se explica y configura a partir de un pensamiento sistémico o complejo:59 Se parte de la interacción60 física primero, biológica y sensible después y, finalmente, en el caso de animales superiores y el hombre como estimulación e impresión de realidad cognitiva. La ciencia lo explica a partir de un proceso evolutivo de la propia Naturaleza entendida como un Todo, como Sistema.61 62
El proceso surge como función sistémica que requiere una respuesta adecuada en un campo de realidad (físico, biológico, vivencial (sensible) o cultural), según el caso concreto.63 La conciencia aparece cuando el sistema es lo suficientemente complejo como para realizar la función de percibir e interpretar los hechos como sucesos,64 y las cosas65 como objetos según unos significados:66
En sistemas inferiores o elementales (partículas?, átomos?, moléculas?...) dicha función se interpreta como interacción,67 y la respuesta como reacción.68
La complejidad por integración de niveles; la unidad de sistema o el continuo por reducción
En sistemas complejos y estables, vivos, la función se interpreta como tendencia o instinto, y la respuesta como adaptación al ambiente; en sistemas nerviosos complejos con emociones.69
En el caso de los animales superiores y el hombre, con memoria, la función es interpretada como "intencionalidad"; la respuesta se interpreta como conciencia que produce el conocimiento-querer e incluye de manera importante el "sentimiento de grupo" como inicio de lo "social".70
Finalmente, en el hombre, como ser esencialmente social, cuando la vivencia, el conocimiento o la volición se formula o se expresa como pensamiento-lenguaje la función se interpreta como "creencias".71
El lactante no mira para actuar, como propone Piaget, sino que actúa para ver; la acción es un proceso involucrado en la actividad del telerreceptor visual que, primero, será reactiva, para convertise, en una segunda etapa, en propositiva, en la que el acto de mirar ya encierra un objetivo. El lactante ahora, además de mirar, ve, y el complejo aferencial asciende hasta la corteza para dejar un engrama informativo visual de la realidad percibida...../... La conducta se hace inteligente a medida que el SNC emplea instrumentos de recepción más precisos y métodos de procesamiento más eficaces de las aferencias que recibe; es decir, cuando la elaboración de la información se convierte de un mensaje concreto a una interpretación general, pasando, de esta manera, de un registro de existencia del objeto a su esencia. Este incremento en la eficacia operativa del SNC consigue sus niveles máximos en la especie humana mediante una facultad, que no es directamente aludida por el autor: el habla, colectiva o culturalmente desarrollada. De modo que el ensayo y el error sirven no para crear inteligencia sino para conocer y adaptarnos mejor a la realidad objetal.
Lamote de Grignon. C. op. cit.pág. 116
SNC = Sistema Nervioso Central.
Las creencias, en su máximo exponente cognitivo y volitivo que incluyen lo social como cultura, se expresan como respuesta:
Mediante el mito, religión o ideología en tanto que comprensión y explicación última de la realidad, o un ámbito determinado de la misma;
Como filosofía, ciencia y técnica, en tanto que comprensión y explicación razonada de la realidad, es decir, sometida a la coherencia lógica y a un método de investigación;
Como valoración moral y arte en tanto que expresión de apertura a un sentido último de la existencia humana.
A lo que suele añadirse la "libertad" como propiedad específica de la creatividad, como función específica de la "ex-sistencia" que se da en determinadas ocasiones.72
El sistema cultural está integrado transversalmente en el sistema general del mundo.
De este modo, evolutivo y progresivo, la intencionalidad, el conocimiento y la volición y, por tanto la cultura y la libertad, tienen un fundamento en la interpretación de la física, como ha sido común en la tradición filosófica desde los atomistas griegos.73
Visto a la luz de la biología moderna, el sistema se halla condicionado por la presencia de la vida; la presencia de una tendencia natural a preservar dicha vida; el hecho de que la preservación de la vida dependa del equilibrio de las funciones vitales y, en consecuencia, de la regulación de la vida; el hecho de que la condición de la regulación de la vida se expresa en forma de afectos (alegría, tristeza) y sea modulada por apetitos; y el hecho de que los apetitos , las emociones y la precariedad de la condición vital puedan conocerse y ser apreciados por el individuo humano a través de la construcción del yo, la conciencia y la razón basada en el conocimiento. Los seres humanos conscientes saben de apetitos y emociones y sentimientos, y dichos sentimientos aumentan su conocimiento de la fragilidad de la vida y lo convierten en una preocupación.
Y por todas las razones subrayadas anteriormente, la preocupación desborda del yo al otro.
A. Damasio. En busca de Spinoza, p. 168-69
En diferentes contextos, campos de realidad, un suceso o un mismo objeto puede ser interpretado como una unidad, con y de formas y maneras diferentes y, por tanto, ofrecer unos datos de información para obtener un significado diferente. Cada significado va unido a un "sentido referencial de campo" en el que el suceso u objeto, en tanto que sentido o conocido se interpreta con coherencia como concepto.74 El ejemplo del concepto de nieve en un europeo y los conceptos diferentes de nieves de los esquimales suele ponerse como ejemplo paradigmático.75 Una tormenta en un contexto vivencial de temor puede ser comprendida y adoptar un significado en el sentido de una manifestación del poder de un Dios y conceptualizada como un "castigo" o un "anuncio"; mientras que en un contexto de seguridad observadora puede ser comprendida como una manifestación de la conjunción y relación de ciertas cosas percibidas, sentidas y relacionadas como realidad campal: nubes, viento, temperatura etc. de las que se sigue un suceso nuevo que se interpreta como una unidad de significado: "la tormenta", como un nuevo concepto que se incorpora al lenguaje cultural por medio de una palabra.76
Los sentimientos de dolor o placer, o de alguna cualidad intermedia, son los cimientos de nuestra mente. Por lo general, no apreciamos esta sencilla realidad porque las imágenes mentales de los objetos y acontecimientos que nos rodean, junto con las imágenes de las palabras y las frases que los describen, consumen una gran parte de nuestra atención sobrecargada. Pero allí están, sentimientos de una miríada de emociones y de estados relacionados, la línea musical continua de nuestra mente, el zumbido imparable de la más universal de las melodìas que sólo se detiene cuando vamos a dormir, un zumbido que se transforma en una canción resuelta cuando nos embarga la alegría, o en un réquiem afligido cuando nos domina la pena
António Damásio. En busca de Spinoza. Comienzo del texto.
Conocer y saber
Diferenciamos, de un modo técnico y formalizado77 78
Ejemplo de una evidencia justificada en el conocimiento y la memoria
Me subo al avión porque lo he hecho otras veces y he visto volar muchas veces a los aviones y confío, creo que la experiencia se va a repetir, considerando que la “causa” de que siempre ocurra esto es que las cosas son así: los aviones vuelan, es un hecho evidente.
Ejemplo de una evidencia justificada en el saber de la ciencia
Además sé que el motor al girar produce un chorro de gases que expulsados con fuerza contra el aire por el principio de la acción y reacción el aparato se va a desplazar por la pista; y que una vez alcanzada determinada velocidad la resistencia de las alas contra el aire va a hacer que el aparato por el mismo principio de acción y reacción se eleve a las alturas….
Ejemplo de una evidencia justificada en un saber cultural
El avión como obra humana racional funciona y vuela porque la razón humana es imagen y semejanza de Dios que ha creado todo y le ha concedido al hombre el poder conocer las leyes naturales e inventar estos aparatos. Pero Dios mantiene en el ser todas las cosas. Si la Voluntad de Dios está en que el avión vuele a Barcelona así será y mi confianza reside en Dios.
Conocer, y su producto el conocimiento, va ligado a una evidencia que consiste en la creencia basada en la experiencia y la memoria y es algo común en la evolución de los seres naturales concebidos como sistemas, a partir de los animales superiores.79
Saber, por su parte requiere, además de lo anterior, una justificación fundamental; es decir un engarce en un sistema en el sentido de coherente de sentido,80 81 fundado en lo real, más allá del conocimiento del objeto científico del momento presente, como si fuera definitivo y completo.82 Un sistema que constituye un mundo y hace de este hecho de experiencia algo coherente con un conjunto de otras razones y otros hechos independientes de mi experiencia, que, por un lado ofrecen un "saber qué" es lo percibido y, por otro lado, orientan y definen la conducta, como un "saber hacer" como respuesta adecuada.18 83
Ese conjunto de hechos y razones puede ser el conocimiento científico, la ciencia, pero también la religión, las tradiciones sociales, las ideologías, que expresan el modo como el individuo se inserta en el mundo. Es lo que de forma global entendemos como "creencias" en cuyo seno conocemos el significado e interpretamos su sentido en referencia al mundo como un todo en el que estamos y vivimos.84
Conocer profundamente a un amigo no es poseer el relato detallado de su vida, ni saber además los móviles de sus acciones y reacciones, sino inteligir estos móviles como manifestación en su forma y modo de realidad, de una realidad profunda.
Zubiri. Inteligencia y razón. p. 167-68
85
Las creencias expresan la coherencia, de pensamiento y acción, dentro de un ámbito cultural y social, siendo un elemento fundamental de las mismas el lenguaje que hace posible la expresión y comunicación que manifiesta la creencia y por tanto la evidencia justificada como coherencia en la que fundo mi afirmación y las acciones que la acompañan, pudiendo ser contrastada con otros en un acuerdo de lenguaje y cultura.
Dentro del campo del saber científico y cultural tenemos que admitir muy diversos grados, y por lo tanto muy diversos grados de evidencias y saberes; pues no es lo mismo el saber expresado en las razones básicas de la explicaciones expresadas al margen sobre la creencia en que el avión volará a Barcelona, que esas mismas razones justificadas por un ingeniero aeronáutico, un físico, o un mecánico en su campo; las que nos daría un técnico comercial para volar en ese avión de determinada compañía aérea o la que nos podría dar un teólogo que lo justificara coherentemente con su creencia en Dios.86
La evidencia de que "esto es un avión y que va a volar", bajo el punto de vista del ”conocimiento”, es decir de la experiencia (fenoménica), es en todos los casos similar; pero las evidencias epistemológicas bajo el punto de vista de "el saber" que fundamentan tal creencia y su afirmación lingüística, como conocimiento válido, en unos casos y en otros son muy diferentes.
Las diversas e infinitas razones y formas de formar discursos coherentes para afirmar que el "avión volará" dan contenido de evidencia y de verdad a la creencia en que el avión volará.
Es sobre las creencias87 sobre las que construimos nuestras evidencias cognitivas y nuestras acciones y voliciones. Pero el hecho de que las creencias se fundamenten en la experiencia como relación con la realidad, en la que nosotros estamos y somos88 pero subjetivamente interpretada a través de elementos culturales, empezando por el significado de la percepción interpretado por el lenguaje, produce evidencias y por tanto saberes individuales y sociales de muy diversa consideración.89 90 91 92
Las creencias como fuentes de evidenciaVéase también: Conato
Frank P. Ramsey93 94 propone una metáfora para indicar cómo podemos entender lo que son las creencias en su relación con lo real. Dice que vienen a ser como un mapa grabado en el sistema (en el ADN, o en determinados aprendizajes, añadimos nosotros) que nos guían o mejor nos orientan en el mundo para encontrar la satisfacción de nuestras necesidades.95 96
Tales mapas no nos dicen “lo que son las cosas”, sino que nos muestran las formas de la conducta adecuada hacia la satisfacción de nuestras necesidades en el campo del mundo percibido en la experiencia.
¿Dónde residen y cómo actúan tales mapas? la investigación biológica, la genética, la etología, la neurofisiología, incluso en los casos particulares la psicología lo tendrán que ir desvelando. La lingüística en general, la Semiótica y la gramática generativa de Chomsky nos muestran ya un camino similar respecto a la formación del signo, el lenguaje y las lenguas. Es un tema de indudable transversalidad.
Como dice Eco en referencia al hecho del reconocimiento de la naturaleza semiósica de nuestra relación con los entes, criticando a Heidegger:
Los entes que nos salen al encuentro no son sólo objetos "utilizables": son también el teclado de las pasiones que bien conocemos, porque son la manera en la que otros nos han enseñado a estar comprometidos con el mundo.
Eco. op. cit. p.38
y retomando el Objeto Dinámico de Peirce97 reprocha a la lingüística no haber tomado en consideración el hecho semiótico como “termino a quo”:98
el Objeto Dinámico es Algo-que-nos-da-patadas y nos dice “¡habla!” o “¡habla de mí!” o aún más “¡Tómame en consideración!”
Ibid.
Lo que en nuestro caso equivaldría a mostrarse llamando nuestra atención en un ámbito de realidad para que le “aprehendamos” antes siquiera de poder hablar de él comprendiéndolo. Es el momento de la conexión con lo real como sistema, tanto del objeto como del sujeto.99
Mucho antes que una formalidad de signo y significado de la percepción sensible y significado lógico-conceptual, se establecen una serie de relaciones materiales de contenido:100
Como reacción de componentes o sucesos elementales en el campo de lo físico. (luz-color; vibraciones-sonidos; emanación de gases-olor; choque y rozamiento-tacto; etc.).
Como adaptación o tendencia o instinto en el plano biológico. (atención; miedo; emociones diversas..)
En los animales superiores y el hombre como intencionalidad, a partir de creencias primarias,101 adquieren esos contenidos una unidad de significado, construyendo experiencias y generando creencias sucesivas. (curiosidad, huida, ayuda al semejante, pedir auxilio, consolar al herido..... etc.)
En el hombre, finalmente, expresando su cognición (como suceso o cosa y como valor) mediante el lenguaje y comunicación social una afirmación como juicio expresable.
Lo que, de manera esencial, plantea la relación de la creencia con la verdad del conocimiento.
La percepción de realidad como respuesta primaria no puede ser errónea, interacciones físicas como fuente de las percepciones; pero las respuestas a medida que intervienen sistemas más complejos de adaptación, intencionalidad e interpretación cognitiva según el sistema es cada vez más variada; siempre la “interpretación” pretenderá responder a “lo que es en realidad”,102 resultado de la interacción del sistema y el entorno pues el "ser en realidad" se constituye por ambos. Pues el considerado sujeto y el considerado objeto de la filosofía tradicional pertenecen ambos al sistema en el mismo entorno de realidad.103
En resumidas cuentas, presentaré una perspectiva según la cual la mente no "copia" simplemente un mundo que sólo admita la descripción de la Teoría Verdadera. Pero, desde mi punto de vista, la mente no construye el mundo (ni siquiera en cuanto que estado sujeta a la constricción impuesta por "cánomes metodológicos" y "sense-data" independientes de la mente). Y si es que nos vemos obligados a utilizar lenguaje metafórico, dejemos que la metáfora sea ésta: la mente y el mundo construyen conjuntamente la mente y el mundo (o, haciendo la metáfora más hegeliana, el Universo construye el Universo- desempeñando nuestras mentes (colectivamente) un especial papel en la construcción.
Hilary Putnam. op. cit. p. 12-13
Las interpretaciones de la realidad sobre las que construimos nuestras evidencias son muy diferentes. No se trata de que "una" sea la verdadera y las demás "falsas", como suele considerar la conciencia no crítica o las explicaciones feroces. Tampoco se trata de que todas sean "opinables" de la misma manera y consistencia y con el mismo valor de verdad. No cabe duda de que algunas son más acordes con una justificación racional que otras, "son más razonables". Otras son claramente "falsas". Pero todas representan evidencias con valores de verdad diferentes, según el contexto o "campo de realidad" en el que se establece un "punto de vista";104 según el cual se informa el conocimiento de lo que "es en realidad", como dice Zubiri, porque la razón no solo comprende lo que es en realidad, sino que complica y colige abriendo nuevas perspectivas de conocimiento y saber.105
Seguramente también lo que "percibimos" nosotros desde un balcón, tiene poco que ver con lo que está percibiendo el director en la calle rodando una película; porque su "punto de vista", su campo de realidad, es también diferente.
Las sucesivas experiencias y aprendizajes individuales y sociales generan nuevos esquemas de conducta e interpretación que configuran un determinado sistema de creencias, un mundo individual al mismo tiempo que social y cultural. Pautas y esquemas de conducta más complejos y aprendidos tanto mediante experiencia individual como culturalmente por imitación y adaptación a un entorno cultural, que en cierto sentido es una "experiencia acumulada".106
Quien sin formación alguna califica de cualquier manera la realidad de lo percibido, por ejemplo, "He visto un asesinato", que no tiene contenido sensible,107 lo hará de manera muy diferente que una persona con formación jurídica quien tendrá en cuenta muchas más cosas antes de pronunciar su calificación de lo que ha “ocurrido en realidad”, pues la “coherencia” de su visión y calificación tendrá un fundamento de experiencia y cultura que hace posible un ámbito de realidad más amplio y diferente.
A veces los animales tienen fallos en sus "creencias" y cometen errores. No digamos nada los hombres, pues su mundo es también más complejo. Pero de forma general aunque puedan llevar indudablemente a errores objetivos, sin embargo, pueden significar aciertos subjetivos indudables respecto a la adaptación del individuo o del grupo.
El creyente invoca a Santa Lucía para que le cure la vista. Si tiene éxito, refuerza su creencia y agradecimiento. Pero si no sana, la propia creencia, como sistema de creencias en su conjunto, y los grupos e instituciones sociales que la sustentan, le ayudan a afrontar el hecho de la pérdida de la vista mediante un discurso que no solo justifica la creencia sino que le puede aportar un sentido nuevo a esta situación en su vida y su mundo. Lo cual no es poco alivio en una pérdida tan importante.108
Los grupos sociales encuentran su identidad y formas de comportamiento en creencias, bien sean religiosas, ideológicas, de poder social, de ocio, etc. Tales creencias formulan un conjunto de "evidencias indiscutibles" las "esencias"109 que justifican y fundamentan su acción social como "verdades fundamentales" que generan nuevas y continuas evidencias.110
La ciencia genera tales creencias como "paradigmas" sobre los cuales se sustenta la investigación.111
La tradición cumple un papel fundamental en la cimentación de lo social.112
Lo que nos lleva a la necesidad de una hermenéutica de los discursos y a la fundamentación del discurso que pueda ser considerado más próximo al conocimiento de lo real: el discurso científico.En cualquier caso la propia ciencia, la filosofía, la literatura o el arte en general y la propia dinámica cultural y social, desbordarán siempre el discurso científico abriendo horizontes de nuevos metadiscursos respecto a la propia ciencia, a los contenidos culturales y sociales, a la vida cotidiana, el ejercicio del poder o la acción moral y política.113
Las creencias y el lenguaje
Karl Popper viene a considerar las creencias como "teorías o hipótesis" inseguras con las cuales construimos nuestro mundo particular y cultural en el que vivimos de manera prácticamente inconsciente, como el suelo que pisamos. Pero mediante el lenguaje:
El desarrollo del lenguaje es lo que nos permite proponer hipótesis fuera de nosotros. Hasta el desarrollo del lenguaje el portador de la hipótesis era más o menos idéntico con la hipótesis,114 del mismo modo que el portador de nuestros ojos y oídos es más o menos idéntico con el sistema al que pertenecen los ojos y los oídos. Pero con el desarrollo del lenguaje se hace posible sacar de nosotros y proponer ante nosotros nuestras hipótesis. Y con ello se hace posible criticar las hipótesis; luchar contra las hipótesis y eventualmente liquidarlas, en lugar de liquidarnos unos a otros.
Popper. op. cit. p. 25
Evidencia y verdad
Artículo principal: Verdad
Se podría decir que la experiencia es a priori y el método a posteriori. Mas esto solamente resulta verdadero como una indicación, ya que la verdadera experiencia no puede darse sin la intervención de una especie de método. El método ha debido estar desde un principio en una cierta determinada experiencia, que por la virtud de aquél llega a cobrar cuerpo y forma, figura.
Mas ha sido indispensable una cierta aventura y hasta una cierta perdición en la experiencia, un cierto andar perdido el sujeto en quien se va formando. Un andar perdido que será luego libertad.
Zambrano, M. Delirio y destino: los veinte años de una española. 1989. Madrid. Mondadori. p. 133
La evidencia científica requiere esfuerzo e investigación metódica, mediante la teoría y la práctica
Hoy el discurso de investigación científica ya no se dirige, como ha sido durante tanto tiempo, al descubrimiento de "la verdad necesaria eterna e inmutable", sino a una verdad preñada de sentido pragmático en el ordenamiento de nuestra experiencia adecuada a ciertos niveles y contextos.115 116 18
Lo importante y difícil es el descubrimiento de evidencias nuevas con discursos teóricos razonados y adecuados capaces de sustentar unas experiencias compartidas o compartibles donde dichas evidencias adquieren objetividad científica en su caso, o social (liderazgos políticos y sociales).117 Rorty considera fundamental en la conformación de experiencias compartidas, sobre todo lo referente a la moral, el papel que juega la Literatura, el cine, etc.
La formación de discursos razonados a partir de ciertas evidencias captadas por individuos capaces de transmitir dichos razonamientos y provocar experiencias comunes es el objetivo de una buena educación científica en la actualidad.118 119
En España el decreto 1467/2007 establece como objetivo para los estudiantes de Bachillerato:
Conocer y valorar críticamente los temas contemporáneos y sus implicaciones históricas y los factores de su evolución.
Que se familiaricen con los aspectos de la naturaleza de la ciencia y el uso de los procedimientos científicos que se utilizan para abordar el conocimiento.
Afianzar el espíritu emprendedor con actitudes de creatividad, flexibilidad, iniciativa, trabajo en equipo.
Y en Inglaterra se establece como objetivo de la asignatura Science in Society que:
Los alumnos consiguen su calificación a partir de las evidencias que captan, las razones que dan y los argumentos que presentan".
Tanto si están a favor o en contra de un determinado asunto lo que intentamos es que busquen evidencias, las analicen y basen sus argumentos en ellas.120
La investigación científica genera nuevas evidencias en campos de "experiencia posible", frente a la experiencia cotidiana. Así se amplía el campo de la realidad conocida, el mundo. El conocimiento científico ayuda, por su parte, a fijar dichas evidencias como "verdades científicas" y decide si existen criterios suficientes para basar en ellas las creencias. Su éxito radica en que dichas creencias, por vía del éxito, teórico primero y, sobre todo, técnico-práctico después, se conviertan en "creencias socialmente admitidas como "verdades".
Cuando estas verdades constituyen realmente un "progreso" como dominio y explicación del mundo son incorporadas a la "tradición" y cultura y suponen un ahorro enorme en la construcción y el aprendizaje social;121 aun cuando en muchas ocasiones pueden actuar como prejuicios, sobre todo cuando se vinculan con el ejercicio de "el poder", no obstante son presupuestos culturales de indudable valor.
Referencia al texto de Wikipedia: Requiere actualización y revisión.
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