Oswaldo
Reynoso
Los escritos de Reynoso no son de salón. Son los escritos del día a día, de la miseria y de la busqueda de identidad. Son los escritos del migrante y de sus luchas por encajar en un contexto duro y violento.
Por eso recibio pocos halagos y muchos de los otros. Identifica las letras de la contra cultura.
Oswaldo Reynoso nació en Arequipa en 1931.
Cursó estudios superiores en la Universidad Nacional de San
Agustín y en La Cantuta, en donde se recibió como profesor de Lengua y
Literatura, siendo la docencia una actividad que ejerció hasta el último de sus
días.
En 1955 realizó su primera publicación: el poemario
"Luzbel". Sin embargo, sería la narrativa el género con el que se
convertiría en uno de los escritores peruanos contemporáneos de mayor
importancia.
Oswaldo Reynoso, es autor de Los inocentes, uno de los
libros de cuentos más hermosos e importantes de la literatura peruana,
"Los inocentes", un libro de cuentos que marcó su
carrera, fue publicado en 1961, siendo el primero en trasladar el lenguaje de
los jóvenes de las grandes urbes a la literatura. Esta obra causó
controversia en su momento por la forma en la que se plasmaba la sexualidad de
los personajes.
Cuatro años después, Oswaldo Reynoso publicaría
"En octubre no hay milagros", que también le valió muchas críticas,
como recordó el autor en una de las últimas entrevistas que ofreció a "El
Comercio".
"Oswaldo Reynoso posee una virtud de escritor
épico que ya había comenzado a mostrar en su libro de cuentos Los inocentes,
publicado en 1961, pero que no había desplegado cabalmente hasta ahora. Esa
virtud de Oswaldo Reynoso estriba en su enorme capacidad para
transcribir vivazmente toda clase de sensaciones: cromáticas, sonoras,
olfativas, gustativas y táctiles", escribió en 1996 el poeta Washington
Delgado para "El Comercio", a propósito del lanzamiento de la novela
"Los eunucos inmortales".
"De manera semejante, hastiado de un mundo donde se miente y se roba, donde reinan el sufrimiento y la injusticia, el narrador de Los eunucos inmortales fue a China, ese país enorme, lejano y fantástico donde se estaba construyendo el socialismo, en busca de la verdad y la felicidad y no las encontró. Su narración termina también en una feérie, después de diez años de permanencia en China, durante un espectáculo de magia, descubre que la verdad y la felicidad no están fuera sino dentro de nosotros; no están hechas de antemano para que un día las hallemos: debemos construirlas pacientemente nosotros mismos",
Oswaldo
Reynoso nació dos veces. Su primera llegada al mundo fue en 1931, en
Arequipa. Una nueva vida empezaría años después, al cambiar las paredes blancas
y el cielo azul de su ciudad natal por la gris y fría neblina que cubre las
calles de Lima. Llegó a la capital para culminar sus estudios superiores, pero
también con el claro objetivo de convertirse en escritor.
Pocas miradas han sabido captar, como la de Oswaldo Reynoso,
el vértigo y las contradicciones que se apoderaron de las calles de la capital
a partir de los años 50. Al fin y al cabo, esa fue una década marcada por
profundas transformaciones urbanas, económicas, sociales y culturales, dando
inicio a ese fenómeno que el antropólogo José Matos Mar bautizó como
"desborde popular".
Un testimonio directo de estas transformaciones fue el
primer libro de relatos que escribió Reynoso: "Los inocentes",
aparecido en 1961. Ese mismo año, Sebastián Salazar Bondy publicó "El
señor gallinazo vuelve a Lima", un cuento que anticipa, de alguna manera,
la desgarradora metamorfosis que experimentó la ciudad en las décadas siguientes.
Oswaldo Reynoso, por su parte, volcó su mirada
en todo lo que acontecía a su alrededor, en las calles. Sus páginas hicieron de
la jerga capitalina un lenguaje literario, y fue con ella que el autor retrató
a los muchos personajes que poblaban este mundo de luces y sombras: los fieles
religiosos y los pandilleros, el joven desilusionado y la bohemia de la vieja
guardia que pasaba sus desvelos entre la cantina y el billar.
Este mismo mundo, clandestino e informal, herético y santo,
es el que retrata en su primera novela, de 1965: "En octubre no hay
milagros". Al momento de su publicación, este libro fue atacado por la
crítica con un fervor comparable al que despertaría entre los jóvenes de las
generaciones siguientes.
Naturalmente, él no fue el único escritor que supo capturar
el vértigo de su época a través del lenguaje. Su generación vio surgir a
autores de la talla de Julio Ramón Ribeyro, MVLl, Carlos Eduardo
Zavaleta y Enrique Congrains. Este último, además de haber escrito textos esenciales
para el desarrollo del realismo urbano en el Perú, como “No una, sino muchas
muertes", fue el editor de Oswaldo Reynoso y, como tal, el responsable de
que el título de "Los inocentes" fuera reemplazado, en su segunda
edición, por el de "Lima en rock".
En las páginas de Oswaldo Reynoso, Lima se
presenta como un territorio misterioso, una incógnita que puede ser explorada,
mas no resuelta. Su literatura, como la de José María Arguedas en el caso de la
sierra sur, parte de la experiencia del choque. No en vano provenía de
Arequipa, una ciudad que era, en sus propias palabras, "mucho más pacata
que esta".
En la última entrevista que dio a El Comercio, el año
pasado, Oswaldo Reynoso reveló que, en sus libros, él quiso "escribir
sobre el choque emocional, sobre el tumulto". Su reacción ante estas
cuestiones está marcada por la ambigüedad, entre la celebración y el rechazo, y
la mejor prueba de ello tal vez se encuentre en su primer libro:
"Luzbel", publicado en 1955.
Reynoso se consagró como narrador, pero debutó en el ámbito
literario como poeta. Los versos que dan forma a "Luzbel" muestran
esta ambigüedad esencial, este reflexivo vértigo ante el choque, en su fórmula
más pura y desgarrada. Dividido entre la cultura de lo etéreo y los placeres de
la carne y el pecado, el autor recorre los abismos que se abren entre la
experiencia de dos mundos: el del pasado, irrecuperable, y el del presente,
perdido aun antes de nacer.
El escritor participó en proyectos como Recreo, que busca promover la lectura en los colegios públicos.
MÁS ALLÁ DE LOS LIBROS
La actividad literaria de Oswaldo Reynoso no se limita, sin embargo, a los años 50 y 60. Hasta la publicación de su última obra, el libro de memorias en clave epistolar "Arequipa, lámpara incandescente", en el 2014, el autor dio a la imprenta una larga serie de títulos. Uno de los más famosos, "Los eunucos inmortales", apareció en 1993.
La actividad literaria de Oswaldo Reynoso no se limita, sin embargo, a los años 50 y 60. Hasta la publicación de su última obra, el libro de memorias en clave epistolar "Arequipa, lámpara incandescente", en el 2014, el autor dio a la imprenta una larga serie de títulos. Uno de los más famosos, "Los eunucos inmortales", apareció en 1993.
Más allá de su labor como escritor, Reynoso fue también un
activo promotor de la lectura. Como tal participó en diversos proyectos
destinados a despertar la pasión por la literatura entre los jóvenes.
Así, por
ejemplo, fue un importante colaborador de Recreo, iniciativa fundada en el 2007
por los escritores Javier Arévalo y Gustavo Rodríguez para promover la lectura
entre los estudiantes de los colegios públicos de Lima. Una labor similar fue
la emprendida por el autor en diversos penales del país, a los que asistió en
varias ocasiones para organizar lecturas con los internos.
Mucho antes del fin, Reynoso ya era una figura capital del
canon clandestino que él ayudó a fundar.
Sobre Los Inocentes...
Vale comparar para sacar lecciones
Sobre Los Inocentes...
Vale comparar para sacar lecciones
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