sábado, 2 de enero de 2016

La Filosofía en Inglaterra. El Empirismo (Positivismo, Fenomenologia y Posmodernidad)

La filosofía en Inglaterra: El Empirismo:

Transcripción de un Blog méxicano de difusión de información sobre Filosofía: Vox populi, vox animi.


Roger Bacon


 Como Inglaterra, Londres y todo lo ingles está de moda últimamente —y aparte porque quiero enseñar una  importantísima parte de la historia de la Gran Bretaña que no mostraron en la exótica apertura de los juegos olímpicos— yo también trataré de hablar toda la semana de filosofía inglesa. Y para filosofías inglesas que mejor en la que más se destacó desde el Renacimiento, un pensamiento que trataba de apuñalar a Descartes por la espalda y enterrar su cuerpo en medio del bosque —lo cual no funcionó muy bien al final—; el empirismo ingles es aquella forma de pensamiento que se basa en la experiencia para poder descifrar la verdad de todo, un pensamiento donde surgió el concepto de ciencia aplicada o ciencia experimental, en fin, hablemos del empirismo.

Para empezar debemos admitir que esta idea de tomar la experiencia como sostén  del conocimiento de las cosas no es algo que hayan inventado/descubierto los ingleses, la verdad es que se lo deben en gran parte a Aristóteles, el que es según Kant el fundador de la escuela empirista y los ingleses son sus más fieles seguidores. 


Sin embargo, el empirismo como se le conoce en el mundo de la filosofía, esa doctrina filosófica sistemática que nos dice que las ideas y el conocimiento en provienen de la experiencia, tanto en sentido psicológico —el conocimiento nace con la experiencia— como en sentido epistemológico —el conocimiento se justifica por la experiencia— es cien por ciento obra de Inglaterra.

Guillermo de Ockham


De hecho, en la Edad Media, en la época escolástica existieron grandes pensadores que fueron los que empezaron a fundamentar —subjetivamente— lo que se consagrará más tarde en el Renacimiento como el empirismo inglés, como Roger Bacon y el famoso Guillermo de Ockham.

Link al artículo 

La bizca vida de Jean-Paul Sartre

El empirismo inglés

John Locke (1632-1704), el más influente empirista inglés.

(Artículo compartido de Wikipedia)
John Locke responde al racionalismo continental, defendido por René Descartes, escribiendo a finales del siglo XVII Ensayo sobre el entendimiento humano (1689).



El único conocimiento que los humanos pueden poseer es el conocimiento a posteriori (el conocimiento basado en la experiencia). Es famosa su proposición de que la mente humana es una Tabula rasa u hoja en blanco, en la cual se escriben las experiencias derivadas de impresiones sensoriales a medida que la vida de una persona prosigue.

Hay dos fuentes de nuestras ideas: sensación (provenientes de los sentidos) y reflexión (provenientes de las operaciones mentales: pensamientos, memorias...), en ambas se hace una distinción entre ideas simples y complejas. 

Las ideas simples son creadas de un modo pasivo en la mente, luego de obtenerlas mediante la sensación. Por el contrario, las ideas complejas se crean después de la combinación, comparación o abstracción de las ideas simples. Por ejemplo la idea de un cuerno al igual que la de un caballo son ambas ideas simples, pero al juntarse para representar a un unicornio se convierten en una idea compleja.36 De acuerdo con Locke, nuestro conocimiento de las cosas es una percepción de ideas, que están en acuerdo o desacuerdo unas con otras según unas leyes de asociación de ideas.

Pero considerar la idea de «sustancia» o la idea de «causa» como una «idea compleja» modifica completamente el fundamento de toda la filosofía tradicional basada en la «sustancia» como «sujeto» y la «causalidad» como «explicación del cambio o movimiento»37

Una generación después, el obispo irlandés George Berkeley (1685-1753) determinó que el punto de vista de Locke abre la puerta para un eventual ateísmo. Ideó un empirismo extremo, metafísico, en el cual los objetos existen si son percibidos Esse est percipi (ser es ser percibido) de modo que un objeto siempre es percibido; porque si ningún humano lo percibiera Dios sería la entidad encargada de percibirlo. La percepción en cualquier caso es el fundamento del ser. Tales ideas más que empíricas responden a un sentido idealista.38 39 40

David Hume (1711-1776) sostuvo un empirismo que derivó en escepticismo.

Por otra parte, David Hume reduce todo conocimiento, en cuanto tal, a «impresiones» e «ideas».41 Admite dos tipos de verdades: «verdades de hecho»42 y «relación de ideas»43 Toda idea ha de poder ser reducida a una impresión correspondiente. Cuando una idea surge de la relación entre ideas, su contenido de realidad ha de depender de las impresiones que la motivan. Si no encontramos dichas impresiones se debe rechazar como producto de la mera imaginación sin contenido de realidad alguno. Tal ocurre con la idea de sustancia y la idea de causa.44

Un conjunto de impresiones generan una asociación de ideas respecto a un hecho y un juicio al respecto. Un asesinato, por ejemplo, no es ni puede ser reducido a una impresión45 Es una relación de ideas: La idea del hecho de matar a un hombre (recuerdo de una impresión) junto con la idea del "desagrado que produce" en la conciencia como impresión interna queda asociada en una nueva idea: "asesinato" como idea que expresa un juicio moral relativo al rechazo de la asociación de las dos impresiones: El asesinato es algo "malo" como apreciación subjetiva moral pero no tiene contenido de conocimiento verdadero o falso.

De igual manera la noción de causa no puede ser reducida a una impresión; surge de la relación entre ideas. ¿Cuál es la relación que une a dos ideas como causa?. Para Hume es evidente que la relación causal se establece bajo el punto de vista de "una sucesión constante de impresiones" que generan en el hombre un «hábito» o «costumbre».

A la impresión de poner un cacharro con agua en el fuego siempre se sigue que el agua se caliente. Es la conciencia la que asocia estas dos impresiones sucesivas como ideas (el hecho de poner el agua al fuego, y que le suceda el hecho de que se caliente). Esta asociación constituye una nueva idea, la idea de causa, cuyo fundamento es la expectativa de que "el hecho de que hasta ahora me ha sucedido que siempre que pongo un cacharro con agua al fuego ésta se calienta" me permite afirmar: "El fuego calienta el agua"; es decir el fuego es la causa de que el agua se caliente.

Pero no podemos encontrar ninguna impresión que tenga relación directa con la idea de causa. Y el contenido de realidad de una idea solamente tiene sentido en referencia a la impresión de la que se derive. La idea de causa, pues, es algo meramente subjetivo, resultado de la asociación de la mente de dos impresiones sucesivas cuya conexión no aparece como evidencia.

Lo analítico y lo sintético, lo a priori y a posteriori

Las consecuencias que se derivan del concepto de causa, tal como lo concibe Hume, respecto a un conocimiento que pretenda ser científico no puede ser más destructivo. Conduce a un escepticismo puesto que nunca podremos conocer el fundamento de nuestras impresiones y el conocimiento de la experiencia nunca nos permitirá salir de un subjetivismo incompatible con la ciencia.

Por otro lado la ciencia del siglo XVII está mostrando unos éxitos indudables en el conocimiento de las leyes de la naturaleza, así como en el dominio de la misma en sus aplicaciones técnicas.

Esta crítica de la noción de causa según el postulado empirista, provocó en Kant racionalista hasta entonces, su despertar del «sueño dogmático». Toda su obra crítica intenta superar este supuesto que hacía de todo punto inviable el conocimiento científico.

El empirismo tanto de Locke como de Hume, deriva a lo que se ha llamado asociacionismo que viene a reducir el conocimiento a un psicologismo como fue entendido posteriormente.46

La ciencia tradicional, desde los griegos a la Edad Moderna, procede por conceptos. Es independiente de la experiencia, (lo que en la Edad Moderna se conceptualiza como a priori).

El objeto universal de la investigación científica en la ciencia tradicional aristotélica

    Siempre que perciba en la experiencia un "gato" dicho objeto de experiencia tendrá todas las notas propias de la esencia de gato, como cualidades esenciales de "los gatos" en sentido universal, porque "este gato" de la experiencia participa de la cualidad esencial de la "gatidad"; y también algunas de las notas accidentales posibles que individualicen a dicho gato; si éste gato es blanco, tendrá todas las características de la esencia de "lo blanco", porque participa la cualidad universal de "la blancura"; si el gato corre o deja de correr, es porque accidentalmente el gato puede adquirir y perder (participar y dejar de participar) la forma de la cualidad universal de "ser corredor", etc.

El conocimiento verdadero es posible porque el objeto de experiencia se considera dado como realidad objetiva47 origen y causa de la afección sensible que conduce al conocimiento de la experiencia. La experiencia garantiza la existencia de lo percibido. Los conceptos, en tanto que se deriven válidamente de la experiencia,48 ponen en conexión conocimiento universal y realidad.

Así es como normalmente se valora el conocimiento en la conciencia no crítica que identifica el conocimiento con lo real.49

Se da por supuesto que el entendimiento es capaz de intuir la esencia universal como forma de las cosas percibidas en la experiencia. Allí donde se dé el caso del objeto que se trate se darán las notas categoriales propias de dicho concepto.

La razón, en este modo de concebir la ciencia, analiza los conceptos de forma separada de la experiencia; clasifica y relaciona los conceptos unos con otros por medio de las "notas" o "cualidades" que los caracterizan; y la razón, aplicando las leyes del pensar, la Lógica, por medio de los silogismos, obtiene conclusiones que son aplicables a los objetos reales con garantía de verdad científica. El resultado es una ciencia de las cualidades tal como fue la ciencia aristotélica.

La ciencia así concebida es universal por tratar de conceptos universales que abarcan a todo un universo de objetos, y necesaria porque se basa en las intuiciones verdaderas de las cualidades de los objetos. Es por tanto una ciencia "cualitativa" y "a priori" en donde la experiencia juega un papel claramente secundario.50

Pero el punto de partida de la reflexión filosófica a partir de Descartes, tanto para los racionalistas como para los empiristas, cambia de manera radical:

    Lo dado no es el objeto de la experiencia, sino la conciencia del "yo" como sujeto-pensante de la experiencia.

    El objeto es una "impresión" o "idea" de la conciencia. El entendimiento opera con ideas.51

    Al no haber intuición de realidad en lo sensible percibido no hay garantía de que la relación entre idea – objeto tenga fundamento en lo realmente objetivo. Dicha relación se convierte en problemática.

El racionalismo presenta una justificación de la ciencia, mediante las ideas innatas, a partir de la idea de Dios, pero el argumento no resulta convincente.52

El empirismo valora la ciencia como un hecho inexplicable, con un fundamento meramente ocasional y probable según una inducción subjetiva y habitual.53

¿Qué garantía podemos tener de que las conexiones entre las ideas tengan correlación con las conexiones de la realidad?54

Pero la ciencia en la Edad Moderna es un hecho. Ha adquirido, a partir de las aplicaciones del cálculo matemático, un método y un éxito indudable en el dominio de la naturaleza y en sus aplicaciones prácticas. Una ciencia basada en la “cantidad” y la “medida” y en las relaciones matemáticas que permiten establecer “hipótesis explicativas” que se confirman en la experiencia mediante los experimentos.

Ni los racionalistas ni los empiristas encuentran una razón suficiente de las propiedades de dicho conocimiento:

    Como analítico y a priori es independiente de la experiencia.
 Por eso se pueden deducir consecuencias a partir de determinados conceptos obtenidos a priori por la razón como hipótesis y análisis sobre todo matemáticos. Consecuencias que, posteriormente, son verificadas en la experiencia mediante los experimentos.

    Pero sintético por otro, en cuanto que no puede reducirse a unas verdades de razón meramente analíticas en que los predicados están contenidos en la noción del sujeto. Los experimentos muestran que las consecuencias deducidas son una ampliación del conocimiento; pues explican el fundamento de la experiencia.

La ciencia cuantitativa y deductiva mediante análisis matemático muestra éxitos indudables en la Edad Moderna

    Galileo predice mediante deducción matemática que la "aceleración", como concepto no empírico, en el movimiento de caída de los "graves" es "constante"55 y mediante el estudio y cálculo de la trayectoria de la luz ha inventado el telescopio; Torricelli determina que en un recipiente de mercurio en el que se ha introducido un tubo fino el mercurio se elevará hasta una determinada altura, y que ascendiendo por una montaña poco a poco el nivel del mercurio del tubo irá descendiendo, sobre la hipótesis de que la "presión atmosférica", como concepto de la razón independiente de la experiencia, hará descender el mercurio del tubo; Pascal aplicando los principios de la presión de los fluidos, como concepto de razón no de experiencia sensible, inventa la prensa hidráulica; Kepler, o mejor dicho sus cálculos matemáticos, hacen posible determinar "a priori" es decir, antes de que ocurra, la posición de los planetas e incluso la existencia futura de un eclipse con años de antelación... etc.56

¿Cómo es posible que un mero concepto del entendimiento o un cálculo matemático, ambos productos de la especulación de la razón humana pueda determinar o predecir los hechos de la experiencia?
Las leyes de la ciencia no pueden ser analíticas, o a priori

No cabe duda de que las leyes científicas no son analíticas y amplían el conocimiento. Es evidente que del concepto de «cuerpo» como ser material y perceptible por los sentidos no se sigue por análisis del concepto, sin más consideración, la ley: "Todos los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias"
Las leyes de la ciencia no pueden ser sintéticas o a posteriori

Pero la experiencia o experimento, por ser siempre individual y sometido a condiciones, no puede servir de fundamento que nos permita asegurar que dicha experiencia, o resultado del experimento, es consecuencia de una ley de la Naturaleza.57

Tal es el problema de las relaciones entre la ciencia y la experiencia al que ni el racionalismo ni el empirismo dan respuesta de manera convincente.
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La solución kantiana

Immanuel Kant.

Immanuel Kant intenta realizar una síntesis que hiciera posible el conocimiento científico universal y necesario pero cuyas verdades no fueran meramente formales y analíticas sino que pudieran ser materiales.58 Para ello intenta justificar la posibilidad y existencia de unos juicios sintéticos a priori, que serían los juicios propios de la ciencia: Universales y necesarios, por ser a priori, pero sintéticos porque amplían el conocimiento en su contenido material al extender los posibles predicados con independencia de la noción del sujeto, superando las limitaciones de las verdades de razón.

Para justificar tales juicios rechaza que el entendimiento sea como una "tabla rasa" que se limita a recibir pasivamente la información que le llegue de los datos sensibles, de la misma forma que rechaza la capacidad de intuición del entendimiento.

Por el contrario afirma que el entendimiento es activo. Considera que la intuición viene dada por la sensibilidad59 y que los conceptos son elaboración del propio entendimiento60 y sirven como justificación del conocimiento científico. Al mismo tiempo a partir de dichas condiciones no empíricas, a priori, se pueden determinar las condiciones generales de la experiencia lo que permite la predicción y previsión científica en el dominio de la naturaleza.61

El conocimiento expresado en enunciados (o juicios), como pensaba Kant:
Verdad     Condición     Origen     Juicio     Ejemplo

Verdad de hecho     Contingente y particular     A posteriori;
Depende de la experiencia     Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto     Tengo un libro entre las manos
Verdad de razón     Necesaria y universal     A priori;
No depende de la experiencia     Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto     Todos los mamíferos son animales
Verdad científica     Universal y necesaria     A priori;
No depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia     Sintético a priori: amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos     Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias

Pero la cuestión de tales juicios resulta menos relevante que el problema que plantea acerca de los límites del conocimiento.

Los juicios sintéticos a priori, es decir la ciencia, únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico, es decir, al campo de la experiencia posible. La realidad como noúmeno sólo puede ser pensada, no conocida.

La evidencia es un producto de la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto62 y desconectada de lo real:63

    Si no podemos trascender a la propia conciencia, ¿qué relación existe entre lo real y nuestra percepción? ¿Es una relación causal?
    Si la causa es una relación de ideas, como dice Hume, o un concepto a priori, una categoría del entendimiento, como dice Kant, no podemos conocer lo real. ¿Qué es entonces lo real para poder ser comprendido como causa?
    Si, según los empiristas, no podemos distinguir el mundo percibido del mundo exterior ¿Por qué, sin embargo, surge de manera inevitable la pregunta por un mundo exterior al pensamiento?

Tal es el problema esencial para el estatuto del conocimiento científico.
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Edad Contemporánea

Como reacción ante los excesos especulativos de los diversos idealismos que surgieron a partir de la filosofía kantiana, producto de la confianza en la capacidad "activa" o creadora del pensamiento dialéctico de la Razón,64 el siglo XIX dio lugar a un genérico empirismo científico caracterizado por el rechazo de cualquier tipo de especulación metafísica a la que consideraron como el principal enemigo de la ciencia y de la filosofía.

Sin referencia alguna a las ideas innatas o al contenido empírico del asociacionismo característico de los pensadores anteriores, este empirismo supera claramente el escepticismo del empirismo clásico, aceptando la ciencia como un hecho que está ahí en la base misma de la propia experiencia. Una ciencia que en su unión con la técnica constituye ya una unidad científico-técnica.

Este es el rasgo esencial que caracteriza a muy diversos autores y escuelas unidas bajo el concepto del positivismo, de inspiración claramente empirista.
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Positivismo

Artículo principal: Positivismo

Desde un positivismo extremo65 hasta un positivismo casi idealista, el siglo XIX y comienzos del XX ofrece un riquísimo panorama de autores y escuelas todas bajo denominación positivista y de inspiración empirista fuertemente unidas a la idea de progreso en el conocimiento científico-técnico. El rasgo común que caracteriza a todos ellos es el rechazo a la Metafísica como pseudociencia producto de la especulación de la razón y sin justificación alguna.

Este Positivismo genérico toma solo en consideración el conocimiento científico. Éste es producto lógico de la aplicación rigurosa de un método científico y de la afirmación de teorías que puedan justificarse en el experimento.

John Stuart Mill.

Surge en Francia, siendo su fundador quien creó la denominación de positivismo, Auguste Comte y toma nuevas formas de la mano del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa hasta el primer tercio del siglo XX.

Todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificables por la experiencia.

Se caracteriza por la defensa de un método siendo el ejemplo ideal la ciencia física que triunfa claramente en el dominio de la naturaleza y en las aplicaciones técnicas que de ella se derivan. La ventaja fundamental de este método es su formalización y la posibilidad de expresar sus leyes en lenguaje matemático, que hace posible la construcción de modelos teóricos a partir del rigor del cálculo. La unión del método científico como tal y la técnica cada vez son más estrechas y poco a poco se van a constituir en un todo científico-técnico].

El objetivo de la ciencia es explicar, entendiendo por tal el poder englobar los fenómenos en un marco teórico de leyes generales.

El ideal de una Ciencia Unificada será el último postulado del llamado neopositivismo cuyo fracaso abre las puertas a los nuevos modos de filosofía actual.

La crítica a la Metafísica, como búsqueda de lo que está más allá de la Ciencia, es considerada a partir de lo que se llamó las «trampas del lenguaje», lo que supuso un interés en el estudio del lenguaje tanto en su dimensión formal, empirismo lógico como en cuanto lenguaje natural, estudiando los «juegos del lenguaje», que ha dado lugar a toda una corriente de empirismo concebido como filosofía analítica.

Evidentemente la unidad de método y su aplicación a los diferentes objetos de investigación, así como la rigidez en que se consideren los principios empiristas dan lugar a diversidad de "empirismos" y positivismos.66

Las vinculaciones entre el pragmatismo y el empirismo han sido siempre complejas, ambivalentes y estrechas. En efecto, si bien puede decirse que el pragmatismo clásico constituye una filosofía de raigambre empirista, no es menos cierto que todos los autores pragmatistas desarrollaron una crítica novedosa del viejo empirismo británico. Ya sea que se trate del "realismo crítico del sentido" de Peirce,1 del empirismo radical de James o del instrumentalismo de Dewey, en todos estos casos se evidencia la recepción crítica que del empirismo efectuaron los clásicos del pragmatismo.

En nuestros días, con el giro lingüístico de por medio, la situación ha cambiado sensiblemente. Luego de los ataques de Quine a los dos dogmas del empirismo -la distinción analítico-sintético y el reduccionismo- sumados a la crítica de Davidson al dualismo esquema-contenido (el supuesto tercer dogma), poco parece haber quedado de una filosofía que pueda tildarse de "empirista".

En términos de historia de la filosofía, la novedad con la que nos encontramos aquí es la de un pragmatismo profundamente divorciado del empirismo o, en el caso de Rorty, un pragmatismo claramente anti-empirista. Pues bien, situándome en el seno del pragmatismo contemporáneo, quisiera abordar las vinculaciones entre estas dos corrientes filosóficas -el empirismo y el pragmatismo- a partir de un problema que ha resultado central en la epistemología contemporánea, a saber, el de si la experiencia constituye, en algún sentido, una instancia de legitimación de nuestras creencias.

En la primera sección de este trabajo discuto la tesis rortyana según la cual la experiencia únicamente causa creencias, pero no las justifica (I). En la segunda sección, en cambio, presento las líneas generales de una concepción alternativa que, evitando una recaída en el llamado "mito de lo dado", pretende devolverle a la noción de "experiencia" su significado epistemológico (II).

Daniel Kalpokas. Pragmatismo, empirismo y representaciones. Una propuesta acerca del papel epistémico de la experiencia. (UBA-UNC-CONICET)- Anal. filos. v.28 n.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2008

Fenomenología

Más ligada a la herencia kantiana pero considerando el conocimiento con sentido realista se sitúa la fenomenología que pretende penetrar en la esencia de lo fenomenológico para encontrar el fundamento de la realidad que lo sostiene.

La fenomenología suele unirse a Franz Brentano como su fundador con el lema de "vuelta a las cosas". Desde la psicología considera que la conciencia tiene un sentido intencional lo que supone un enfoque completamente nuevo frente al mero asociacionismo psicológico del siglo anterior, que él rechaza, y ofrece un enfoque hacia un realismo de nueva fundamentación recuperando la importancia del lenguaje en la manifestación del conocimiento.

Husserl desarrolla esta idea de intencionalidad de la conciencia, en cuanto que la conciencia no es nunca pura, sino que si es conciencia es conciencia de algo, es decir necesita de un objeto para constituirse como tal. La conciencia no es mera conciencia de "yo",67 sino una conciencia de estar-en-el-mundo abierta intencionalmente a la realidad. Husserl pretendió encontrar una "evidencia intuitiva," o intuición de esencia a través de lo fenomenológico68 que viene a ser una especie de intuición trascendental, en sentido kantiano, que restaura, de alguna forma, la intuición clásica de la objetividad del conocimiento.

Cassirer, por su parte, desde la superación del Kantismo, reinterpreta la necesidad de la dimensión trascendental de los conceptos mediante el nuevo concepto de función. Estudia asimismo la dimensión humana como "animal simbólico" y de lenguajes que se formalizan en tres sistemas simbólicos, cada uno según una función: El sistema de los mitos como función expresiva; el sistema del lenguaje común que responde a una función intuitiva; y el sistema de las ciencias que responde a una función representativa y significativa. El conocimiento del mundo se interpreta así en una dimensión cultural y social.

Heidegger considera que la perspectiva desde la que la ciencia considera las cosas no es suficiente y limita u oculta el conocimiento de la entidad como realidad, quedándose sólo en su aspecto de mero objeto.69 La ciencia trata de objetividades pero la filosofía va más allá en su acción clarificadora que abre la conciencia al horizonte del sentido y a la comprensión intuitiva de la plenitud de significado. La física no puede llegar a la pregunta por la cosa.

    ¿Es la ciencia el patrón de medida para el saber, o hay un saber en el cual se determina el fundamento y el límite de la ciencia y con ello su propia eficacia?
    Heidegger. Die Frage nach dem Ding, Tubinga, Max Niemeyer (3ª edición), p.8

    [...] las plantas del botánico no son las flores del lindero, el «origen» que geográficamente se fija para un río no es el «manantial cristalino»
    Heidegger. Ser y Tiempo.

Lo que nos lleva a una distinción entre comprensión intuitiva y comprensión teórica, mostrando que cuando queremos comprender la realidad plena de significado partimos necesariamente de lo que es por sí mismo natural y anterior al propio significado.

Curiosamente Heidegger coincide en este planteamiento con los filósofos analíticos, herederos del positivismo, que parten de supuestos completamente diferentes como Austin o Davidson y Rorty y entra de lleno en la consideración actual del problema de la evidencia y su relación con el lenguaje.
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Posmodernidad

El conocimiento y el mismo lenguaje en el que se expresa son interpretativos. 
Es necesaria la hermenéutica. Nuevos modos de concebir la evidencia y la certeza con en el progreso y apertura de nuevas perspectivas se han abierto en el desarrollo de la propia ciencia y de la reflexión filosófica.

Los importantes avances de la ciencia en lo referente a los mecanismos de la evolución con especial referencia a la genética, la Biología en general y en especial la Biología Molecular, Etología, Neurología, Psicología, así como de los métodos de tratamiento de datos en la configuración modelos teóricos, abre caminos insospechados acerca de las dimensiones de lo cognitivo.

Lo cognitivo, engloba no solo el conocimiento conceptual sino la actividad general del hombre en su relación al medio, concebido como sistema a través del lenguaje y de la cultura en cuyo ámbito se produce el hecho del conocimiento entendido como función operativa.

El concepto de verdad, entonces, adquiere una variedad de matices no solo epistemológicos, sino sociales y culturales que parece convertir el conocimiento en un caleidoscopio de colores donde los medios de comunicación social y los poderes sociales son también factores importantes en lo que Lyotard llama performatividad de la verdad.

Ni empirismo ni racionalismo. Ni a priori ni a posteriori. Lo cognitivo engloba todas las dimensiones del ser humano; si bien en lo referente a lo que hoy es el fenómeno científico-técnico, los métodos y la validez otorgada a una teoría por la comunidad científica es sin duda alguna la mejor garantía de una verdad objetiva, frente a la validez que otorguen o puedan otorgar otras instancias culturales y sociales.70

En definitiva, lo que se ha perdido es una concepción estrecha de la ciencia ligada directamente a una verdad universal y necesaria así como la necesidad de justificarse en los estrechos límites en los que el mero empirismo de los experimentos pretendía encerrarlo.

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