Grupos Financieros
La teoría de las élites tiene su punto de arranque en la constatación, fácilmente observable, de que en toda sociedad hay unos que mandan, gobiernan y dirigen (la minoría) y otros (los más) que obedecen y son gobernados. El fundamento de la teoría está, pues, en la oposición entre quienes detentan el poder, las élites, y los que no tienen poder, los que son dirigidos por aquéllos.
La forma principal para la organización del capital financiero; La etapa más alta de la monopolización capitalista.
Este poder se concentra en quienes manejan el capital y los grupos financieros son quienes controlan el capital. La diversificación de los principales grupos financieros dificulta la formación de nuevas agrupaciones monopolísticas; por lo tanto, unas pocas docenas de grupos financieros continúan ocupando una posición decisiva en las economías de los paises.
Los grupos financieros nacen con la transición al imperialismo a través de la concentración y centralización del capital y el desarrollo de monopolios y capitalismo de monopolio estatal. Los grupos financieros resultan de las fusiones de monopolios financieros (bancos, compañías de seguros) con monopolios comerciales, industriales y de transporte. Estos conglomerados tienen grandes cantidades de capital a su disposición.
Por lo tanto, los grupos financieros en los Estados Unidos controlaban más del 30 por ciento de todas las acciones corporativas a principios de los años 70. Una o más familias extremadamente ricas están en la cima de la pirámide de cada grupo financiero. Representantes de la oligarquía financiera, estas familias ejercen un control total sobre sus grupos.
El carácter y la estructura de los grupos financieros sufrieron modificaciones sustanciales en los años de la posguerra. Los grupos con una estructura claramente definida que estaban encabezados por una sociedad de cartera (con cada elemento buscando maximizar las ganancias) se unieron a grupos financieros que carecían de un solo centro de coordinación. En los últimos grupos, la unidad se logra a través de la propiedad mutua de las acciones y a través de la fusión entre grandes instituciones financieras (bancos comerciales, bancos de inversión, compañías de seguros).
El capitalismo de monopolio estatal promueve la diversificación de los principales grupos financieros, aumentando así el grado de monopolización de la economía en manos de la plutocracia. La mayoría de los grupos ya no se centran en un sector particular de la economía. Por lo tanto, los Rockefeller, cuyo dominio antes de la Segunda Guerra Mundial se sintió principalmente en la industria petrolera, se diversificaron en la construcción de máquinas, la producción de armas, el transporte y las finanzas. Los Morgan, originalmente magnates en la banca, extendieron su influencia al petróleo, el gas natural y la electrónica. También se han producido cambios similares en Europa occidental y Japón, donde los grupos financieros se han diversificado y establecido una red de empresas y empresas que abarcan varios sectores económicos.
La mayoría de los grupos financieros controlan grandes empresas en la construcción de maquinaria, electrónica y finanzas. Además de estos grupos, también hay grupos financieros que continúan enfocándose en un sector particular de la economía. Estos grupos surgieron de la explotación intensificada de los recursos naturales y humanos de las antiguas colonias; De esta forma se formaron varios grupos financieros en Gran Bretaña, Bélgica y los Países Bajos.
Por lo tanto, un porcentaje considerable de los ingresos de grupos como la sucursal Rothschild en Gran Bretaña, la Banque de l'Indochine (absorbida por el grupo financiero Suez en la década de 1970) en Francia y la Société Générale de Belgique durante muchos años derivaron de La actividad de estas empresas en antiguas colonias. Como regla general, estos grupos se han concentrado en la minería, el comercio y el sector de servicios. A medida que las economías de los países en desarrollo toman forma, estos grupos buscan extender su influencia a las nuevas ramas de la industria.
Una característica importante que caracteriza el desarrollo de los grupos financieros durante la crisis general del capitalismo (especialmente con la revolución científica y tecnológica) ha sido el aumento de la influencia de los grupos en las nuevas ramas de la industria. Como consecuencia, la importancia de los grupos financieros más antiguos ha disminuido, como se vio en los grupos de Nueva York en los Estados Unidos, y la de los grupos más nuevos relacionados con las industrias electrónica, química y de defensa ha crecido.
Estos nuevos grupos incluyen los grupos regionales en los Estados Unidos y el grupo Suez en Francia.
La diversificación de los principales grupos financieros dificulta la formación de nuevas agrupaciones monopolísticas; por lo tanto, unas pocas docenas de grupos financieros continúan ocupando una posición decisiva en las economías de los Estados Unidos, Europa occidental y Japón. A mediados de la década de 1970, sumaban aproximadamente 30 en los Estados Unidos y 15-20 en Gran Bretaña, Francia, la República Federal de Alemania y Japón. Tres o cuatro grupos financieros dominan los países más pequeños y altamente desarrollados de Europa Occidental (Suecia, Países Bajos, Suiza, Bélgica). A escala mundial, los grupos financieros estadounidenses son los más destacados.
A pesar de la relativa estabilidad de las principales agrupaciones financieras en el mundo capitalista contemporáneo, se produjeron cambios importantes en las décadas de 1960 y 1970, cuando ciertas familias oligárquicas dieron paso a alianzas de magnates financieros, alianzas consolidadas por la familia y lazos comerciales. Hay una lucha feroz entre los grupos financieros por el control de los recursos económicos, las organizaciones políticas y el aparato estatal.
La tendencia hacia la interpenetración y el entrelazamiento de grupos financieros se ha vuelto más pronunciada, como se ve en las relaciones crediticias que importantes corporaciones comerciales e industriales de un grupo financiero establecen con los bancos y compañías de seguros de otro. Grupos monopolísticos en California y Texas, por ejemplo frecuentemente acuden a los bancos de Wall Street por crédito.
Grupos de poder en el Perú
Resultados Merco de empresas del sector financiero (2012-2014)
La tabla 5 muestra el ranking de empresas del sector bancario desde el 2012 al 2014. Como podemos observar, todas las entidades bancarias tratadas mediante análisis en la presente investigación figuran en el ranking Merco en función de la reputación corporativa.
Tabla 5.
Indicador Merco 2012-2014
Fuente: Memorias y web de la SBS.
https://www.elsevier.es/es-revista-suma-negocios-208-articulo-evolucion-del-sistema-financiero-peruano-S2215910X16300313
Empresa
BCP
Interbank
BBVA Continental
Rimac Seguros
Pacífico Seguros
Scotiabank
Citibank
Mibanco
Mapfre
Profuturo AFP
Caja Arequipa
AFP Integra-Grupo Sura
Banbif
La importancia de los mercados financieros para el crecimiento empresarial
Un sistema financiero estable atiende oportunamente la demanda de recursos de las empresas para sus inversiones. De este modo, el sector privado y la economía del país ganan competitividad.
Los mercados financieros son claves para el crecimiento económico y empresarial. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) considera que los sistemas financieros deben funcionar adecuadamente, pero también es importante su tamaño y estabilidad para garantizar un nivel elevado y sostenido de crecimiento.
Esto último se explica cuando los empresarios pueden obtener el financiamiento necesario para poner en marcha inversiones potencialmente lucrativas. Así, la capacidad para movilizar recursos financieros y asignarlos a usos productivos depende de la eficiencia del sistema financiero interno.
Minería
Hacia 2010, de los veinticinco grupos económicos que operaban en la minería metálica del Perú, doce estaban bajo el control de familias nacionales y trece bajo el del capital extranjero. Sin embargo, este último controlaba cerca de las dos terceras partes de los ingresos y utilidades del sector. Así, la bonanza minera que vivió el Perú durante la primera década del siglo XXI benefició principalmente al capital extranjero, el cual retomó su antigua participación hegemónica en la minería nacional.
Entre los grupos nacionales, Hochschild y Buenaventura fueron los que más incrementaron sus utilidades netas durante el periodo de bonanza minera, seguidos del grupo Volcan. En consecuencia, los más beneficiados fueron aquellos grupos vinculados a la extracción y exportación de metales preciosos (oro y plata).
Frente a la crisis financiera de 2008, la reacción inmediata de los grupos analizados fue postergar el inicio de algunos proyectos, suspender operaciones que dejaron de ser rentables al bajar el precio de los metales y reducir costos operativos, entre otras medidas. Esta contracción de sus inversiones, que conlleva una menor producción, es la reacción «normal» de los grupos económicos frente a escenarios adversos de precios a la baja, con lo cual se acentúa la caída del valor exportado.
La crisis de 2008 representó también una buena oportunidad para que algunos grupos mineros proyectaran sus inversiones hacia el mercado internacional, donde compraron a buen precio empresas afectadas por la crisis global. Sin embargo, al finalizar nuestro periodo de análisis, solo dos de los cinco grupos mineros nacionales –Brescia y Hochschild– habían invertido de manera significativa en países vecinos. Buenaventura, Volcan y Milpo operaban prácticamente solo en el Perú. Al margen de estos resultados, el grado de internacionalización de las inversiones de los grupos peruanos tiene aún un largo camino por recorrer en el ámbito sudamericano, detrás de Brasil, Argentina y Chile, en ese orden de importancia (Durand y Campodónico 2010: 59).
Con excepción del grupo Brescia, que registra una participación importante en el sector financiero, los demás grupos mineros no tienen inversiones significativas en dicho sector. Si bien Buenaventura y Hochschild mantienen vínculos cercanos con el Banco de Crédito del Perú, cuando han necesitado elevados financiamientos han recurrido a un emergente sistema financiero nacional y/o –principalmente– a un boyante y particularmente asequible mercado financiero internacional. Por lo tanto, en el caso de los grupos económicos aquí estudiados no se está frente a lo que algunos autores denominan «grupos financieros», entendidos como aquellos que estarían en capacidad de movilizar fondos de manera autónoma; o, cuando están dentro de uno, los bancos tienen la «función de reciclar capital a las empresas miembros»27.
Desde nuestra perspectiva, la principal característica a tomar en cuenta para definir a los grupos mineros nacionales es que operan bajo el control y la propiedad de una familia. Cuando el vínculo familiar se debilita, el grupo queda a la deriva. Ello ocurrió con el grupo Milpo, el cual perdió control y propiedad de sus empresas en beneficio del capital brasileño. En los otros cuatro grupos, los procesos de sucesión –cruciales desde la perspectiva de la gobernabilidad del grupo– vividos durante los últimos quince años han consolidado la participación de los descendientes de las familias que los fundaron. Al mismo tiempo, sin embargo, estos se vienen apoyando cada vez más en gerentes profesionales para la conducción de sus empresas.
En consecuencia, los lazos familiares constituyen el principal vínculo que asegura la unidad del grupo económico. Por lo general, ello se ha traducido en la autoridad y omnipresencia de la familia en la conducción de las empresas del grupo, vía directorios entrelazados y accionariado piramidal. A esta dirección centralizada ha contribuido un alto grado de concentración empresarial al interior de cada grupo minero, que se concreta en el hecho de que la empresa líder explica más de la mitad del total de activos y patrimonio del grupo. En medio de esta estrategia de organización industrial, fueron frecuentes los procesos de fusión e integración y la aplicación de precios de transferencia durante la primera década del siglo XXI.
Solo el grupo Brescia ha seguido una estrategia productiva y organizacional de máxima diversificación sectorial. En menor medida le sigue el grupo Hochschild. En cambio, Buenaventura, Volcan y Milpo optaron por concentrar sus operaciones en la minería metálica, sin descuidar su participación en actividades conexas que les aseguran la provisión oportuna y a menor costo de insumos necesarios para su actividad principal. No obstante, los cinco grupos concentraban la mayor parte de sus activos y patrimonio en el gran sector minero: minería no metálica (producción de cemento) y –principalmente– minería metálica.
En este contexto, los grupos mineros nacionales continuaron con la tradicional actividad primario-extractiva que los ha caracterizado, sin que se observen significativos esfuerzos por incorporar mayor valor agregado a los concentrados que producen, con excepción del grupo Brescia en la producción de estaño. Por tanto, la reciente bonanza minera no impulsó el desarrollo de una industria minera nacional que sobrepase los límites de la sola concentración y fundición de metales. En este resultado los grupos mineros tienen responsabilidad, pero secundaria, frente a una estrategia alternativa de desarrollo que debiera ser promovida desde el Estado.
Los conflictos socioambientales han determinado un rediseño en las estrategias de organización industrial de los grupos mineros. Ello se ha concretado en nuevas formas de relacionarse con las comunidades y poblaciones mineras, pero también en la postergación de proyectos de inversión. El grupo Buenaventura y su asociada Minera Yanacocha son un buen ejemplo de ello.
Finalmente, la combinación de varios factores: una regulación poco óptima por parte del Estado, la renuencia de los grupos mineros a aceptar un mayor aporte económico y las reivindicaciones de comunidades, poblaciones y líderes mineros que priorizaban una compensación económica, todo ello tuvo como efecto la continuación de los conflictos socioambientales. Esto contribuyó a frenar la expansión del sector hacia fines de la primera década del presente siglo, con la paulatina reducción de las utilidades mineras y del canon regional. Si bien la bonanza continuaba al comenzar la segunda década del presente siglo, porque el precio de los metales aún se mantenía por encima de sus niveles de largo plazo, contrarrestando así la menor producción, los años dorados ya habían quedado atrás.
Este artículo resume los principales temas abordados en el libro del autor: Grupos económicos y bonanza minera en el Perú. El caso de cinco grupos mineros nacionales (Lima: CooperAcción, 2013).
Víctor Torres Cuzcano es doctor en Socioeconomía del Desarrollo por la Universidad París I-Panthéon Sorbonne y profesor asociado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Correo electrónico: vtorresc1@unmsm.edu.pe
* Artículo recibido el 31 de enero y aceptado para su publicación el 22 de septiembre de 2014.
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0252-18652014000200006