martes, 26 de abril de 2016

IAN KERSHAW | HISTORIADOR





Comparto esta entrevista al historiador ingles, por considerar que los hechos que trata, muy lejos de ser ajenos, constituyen un reflejo de lo que esta sucediendo aquí y pueden considerarse como un espejo de lo que se viene.

Un proceso en donde nadie reconoce al otro, y en dónde los escribidores diarios especialmente con su afán mercantil, hacen tabla rasa de la moral y de la ética para lanzarse a la destrucción de todos los participantes.

Los menciono porque se han constituido en un arma letal, con su prédica cotidiana, insidiosa y ladina, cuando no sibilina.

Nadie queda incolume, al perdedor se le satiriza y a los posibles ganadores se les urga hasta en los más reconditos lugares para destruirlos y hacer mofa de ellos.

Parece ser que algunos desean un tercer estado de sujetos que estan por encima de todos y con derecho a hablar por todos, postulando sus prejuicios como si fuesen los nuestros. 


IAN KERSHAW | HISTORIADOR

“Europa corre el riesgo de perder su identidad. Es parte de su miedo”

El autor inglés publica ‘Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949’. 

El libro lanza una mirada sobre 35 años clave y sus ecos en el presente.






 
El historiador inglés Ian Kershaw, este lunes en Madrid. EL PAÍS
Inacciones de los Estados, oportunidades perdidas de los políticos, miedos reconocidos o nacidos de mentiras, venganzas por orgullos heridos y ambiciones personales e imperiales son las raíces que durante el siglo XX recordaron a la humanidad su pulsión de asomarse al abismo. Es una de las lecturas que hace el prestigioso historiador británico Ian Kershaw en Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949 (Crítica), primero de los dos volúmenes, de 769 páginas, con el que ha empezado a levantar la cartografía del mundo contemporáneo. Ha creado una atalaya desde donde se observan esos 35 años humeantes y cómo sus ecos llegan hasta hoy.

El libro de Kershaw (Oldham, Inglaterra, 1943), autor de una referencial biografía de Adolfo Hitler y de ensayos sobre Alemania, supone un mosaico de los estudios de docenas de historiadores y análisis propios.

Pregunta. Confirma que España no estuvo tan en la periferia del destino de Europa...
Respuesta. En términos relativos, estuvo al margen de los principales eventos. Pero lo que sucedió sí afectó. Lo de que Franco fue un héroe al mantener a España alejada de la guerra no es verdad. La reunión que tuvo con Hitler en 1940 lo confirma. Franco quería unirse desesperadamente a las fuerzas del Eje, pero sus exigencias no las aceptó Hitler.
P. El país fue un campo de pruebas de la II Guerra Mundial.
R. Europa temía que la Guerra Civil llevara directamente a la gran confrontación europea. Hitler y Mussolini apoyaron a Franco y utilizaron la guerra para poner a prueba su armamento, al igual que Stalin apoyó a los republicanos.
P. ¿Era inevitable la Guerra Civil en España?
R. Inevitable es una palabra fuerte, pero la Guerra Civil era altamente probable. Los niveles de conflicto en España y la división ideológica y la distribución de las fuerzas de derecha e izquierda indican eso.
P. Con el bloqueo de Largo Caballero al no dejar que Indalecio Prieto formase Gobierno “se esfumó la última posibilidad de evitar la Guerra Civil”, según usted.
R. Es una parte. La otra es que la izquierda cometió errores enormes al lidiar con las fuerzas militares, como permitir que el general Emilio Mola trabajara desde España y su conspiración desembocara en el golpe de Estado. Fue más crucial la no intervención de las democracias occidentales que cualquier error.
P. Sostiene que la derrota de los republicanos parecía clara y que se debió más al gran apoyo militar que tenían los nacionales que a las divisiones internas como afirman otros historiadores.
R. El peso de las armas de los nacionales fue fundamental. El intento de unión de la izquierda llegó tarde. Lucharon a la defensiva y no en posición de ganar.
P. ¿De qué manera contribuyó la Guerra Civil a que Europa viese que la solución para frenar a Hitler era un conflicto bélico?
R. Europa estaba llegando a esa conclusión de todos modos. Fue más determinante la invasión de Checoslovaquia en 1938.
P. Usted es de los que considera que la II Guerra Mundial empieza, realmente, el 7 de marzo de 1936, cuando Hitler invadió Renania, porque además ni Francia ni Reino Unido hicieron nada.
R. Es el punto de inflexión. La actitud de Europa hacia la paz difiere entre Francia e Inglaterra. Francia le da más importancia a la seguridad, e Inglaterra a la militarización. Hitler sabía todo esto y que no iban a actuar, y explota esa división. Cuando Hitler llegó al poder ya pensaba en la guerra, pero hablaba de paz. Por eso, tras el Tratado de Versalles que puso fin a la I Guerra Mundial, pedía el mismo nivel de militarización que Francia e Inglaterra.
P. Era un sí o sí.
R. ¡Exacto! Además, fue astuto. Un año antes, en Berlín dijo que ya había igualado el nivel de armamento, sin ser verdad. Le creyeron. Europa quedó en shock. Cuando invadió Renania el temor subyacía en Francia e Inglaterra.
P. Parece que los ecos de los cuatro elementos básicos que menciona como motivos de la II Guerra —explosión de nacionalismos étnico-raciales, exigencias irreconciliables de revisionismo territorial, agudización de conflictos de la clase obrera y crisis del capitalismo— llegan hasta hoy.
R. Hay desarrollos muy preocupantes en la Europa actual que generan ecos de lo vivido, pero, a la vez, existen grandes diferencias. Enfatizo que no tenemos un continente dominado por los militares y la democracia ya no es un sistema de Gobiernos al que se le puedan presentar complicaciones irresolubles. El populismo tiene que trabajar desde un marco democrático. Un tercer elemento es que ha desarrollado una estructura internacional que da elementos de protección contra las peores fuerzas nacionales posibles.
P. ¿Cree que Europa corre el riesgo de perder su identidad y ese es parte de su miedo, como dice Dacia Maraini? Una identidad que viene del Renacimiento, la Ilustración y de las enseñanzas de las dos guerras.
R. Estoy de acuerdo, Europa corre el riesgo de perder su identidad. Es parte de su miedo. Después de la II Guerra hemos estado ajustándonos a nuevas circunstancias, a preocupaciones globales en la política y la economía, por ejemplo. Pero nos enfrentamos a problemas que crean nuevas tensiones. Lo que habíamos dado por hecho como la estabilidad ahora tiembla. La Unión Europea está desbordada por factores externos y la crisis internacional. Le falta peso político. Avanza al ritmo de dos pasos adelante y un paso para atrás.
P. Muchos la acusan de haber subcontratado a Turquía para filtrar sus problemas de migraciones.
R. Es una vergüenza. Estamos haciendo concesiones a un estado que antes veíamos que se movía hacia formas autoritarias, pero la real politik obliga a hacer muchas concesiones. Es una situación muy desagradable.
P. Algunas inacciones fueron determinantes para desencadenar las catástrofes del siglo XX, recientemente se ha escuchado a líderes mundiales, incluido Barack Obama, que se arrepiente de no haber tenido una intervención más fuerte contra al-Asad, en Siria, en 2013.
R. Ese es un ejemplo clásico de la incapacidad para formular una respuesta de política exterior. La política de la UE se ha dejado en manos de Francia, Gran Bretaña y Alemania como fuerzas grandes de la OTAN y estos tres países en sí mismos ya tienen unas políticas muy divididas frente a la política exterior. Estas divisiones, unidas al sentimiento americano de debacle frente a la intervención en Irak y Afganistán, hace que no quieran más aventuras de política exterior. Eso ha llevado a los errores que se podrían haber cometido en Siria y que han permitido que sea Rusia la que se haga cargo de las intervenciones más importantes.
P. Dos siglos después del fin de las guerras napoleónicas y casi uno de la II Guerra, ahora los problemas vienen de fuera.
R. Así es. Los problemas mundiales están rebotando contra Europa. Tenemos una Europa debilitada económicamente y ha sido desestabilizada hasta cierto punto políticamente enfrentándose a problemas enormes que han surgido, sobre todo, en Oriente Medio. Pero también a las dificultades de cómo va a enfrentar sus relaciones con las potencias emergentes como China. Actualmente, Europa se esfuerza por encontrar su nuevo lugar en este mundo lleno de peligros y conflictivo. Soy optimista.

miércoles, 13 de abril de 2016

Michel Foucault

Michel   Foucault


El gobierno de sí y de los otros. Curso del Collège de France (1982-1983)

Michel Foucault. 2011. Editorial Akal Colección Universitaria, Traductor:  Horacio Pons. N.° páginas 368

Por Flavia Costa

EL GOBIERNO DE SÍ Y DE LOS OTROS
Curso en el Collège de France (1982-1983)
De Michel Foucault

Vivimos una época en la que, como escribió Giorgio Agamben en Infancia e historia, difícilmente alguien aceptaría como válida una autoridad basada únicamente en lo vivido, en las “razones de la experiencia”. ¿En qué se funda, entonces, la autoridad de alguien con respecto a otro? ¿Qué es aquello que, más allá del engaño o de la coerción, hace que algunos hombres y mujeres –filósofos, maestros, políticos– sean considerados merecedores de la suficiente confianza como para permitirles e incluso solicitarles que orienten nuestra vida? Si bien no aparece así formulada, esta es una de las preguntas que guía la investigación en la que se basa el curso El gobierno de sí y de los otros, el anteúltimo dictado por Michel Foucault, que acaba de publicarse en francés y traducirse al castellano.

Entre enero de 1971 hasta su muerte, el 25 de junio de 1984, Foucault dictó trece cursos en el Collège de France. De ellos, sólo siete han sido hasta ahora editados y traducidos al castellano (ver recuadro). El único ciclo lectivo en el que no impartió clases fue 1976/1977, en el que gozó de un sabático. Fue, sin embargo, un año muy activo: en noviembre de 1976 brindó una serie de conferencias en Bahía, Brasil; en diciembre, publicó La voluntad de saber, primer tomo de su Historia de la sexualidad; a comienzos de 1977, la revista Les Cahiers du chemin editó “La vida de los hombres infames”, que introduce una selección de los archivos sobre el encierro con los que Foucault había estado trabajando en los últimos años; en junio, organizó junto a Sartre y otros intelectuales una recepción en honor de los disidentes soviéticos, entre otras muchas tareas.

Es posible distinguir en la obra de Foucault –de modo algo escolar pero no por eso incorrecto– tres etapas: una centrada en la pregunta por el saber, que va desde la Historia de la locura hasta La arqueología del saber; otra agrupada alrededor del problema del poder, que cubre los primeros cursos en el Collège de France, tiene su punto cúlmine en Vigilar y castigar, y continúa en los cursos “biopolíticos”, desde “Hay que defender la sociedad” hasta Nacimiento de la biopolítica; y finalmente, una que gira en torno a la cuestión del sujeto y las llamadas “tecnologías del yo”. Este curso integra, junto con La hermenéutica del sujeto, la zona dura de ese tercer momento, en el que Foucault repiensa, además, sus trabajos anteriores a la luz de las conexiones entre los tres ejes recién mencionados.

De allí que en El gobierno de sí y de los otros pone en relación, por un lado, la cuestión de la gubernamentalidad, el arte de conducir conductas (un tópico que empieza a desarrollar en Seguridad, territorio, población), con la capacidad de conducirse a sí mismo, el “cuidado de sí” (epiméleia heautóu, cura sui) propio de la filosofía griega y romana, cuyo estudio es el núcleo de La hermenéutica del sujeto. Y por otro, vincula esta doble capacidad –la de saber, poder y deber conducirse a uno mismo para conducir a otros–con el ejercicio de la parrhesía entendida como “hablar franco”, libertad de palabra sin que importen las consecuencias.

Este coraje de decir la verdad se refiere al ciudadano que gobierna, al príncipe, pero también a su consejero, e incluso al antiguo maestro de existencia, que representa para Foucault una opción histórica diferente del director de conciencia cristiano. Uno habla, el otro escucha; uno aconseja, el otro confiesa; uno ofrece una guía episódica, voluntaria y consoladora, que afianza al dirigido en su autodominio para compensar al menos en parte su dependencia del maestro; el otro brinda una orientación obligatoria, permanente y que ancla cada vez más al dirigido en la dependencia. Finalmente, el maestro de existencia llama a una afirmación de sí, mientras que el director cristiano invita a la renuncia y al sacrificio. A esta cuestión, la problematización histórica de la parrhesía, dedica las clases de 1982-1983.

El curso se abre con un ambicioso balance teórico-metodológico, donde Foucault hace una reevaluación de su tarea desde la Historia de la locura. Le sigue un intenso excursus sobre Kant y una relectura de la famosa frase inicial de “Qué es la Ilustración”, aquella en la que el filósofo alemán, una vez formulada la pregunta del título, se responde: [la Ilustración es] “la salida del hombre de su minoría de edad, de la que él mismo es responsable”. Esa minoría de edad, según Foucault-lector-de-Kant, coincide con un déficit de autonomía, una asimetría entre el uso que damos a nuestra razón y la autoridad que delegamos en los otros (sean esos otros un libro, un médico, un sacerdote, un consejero). Dice Foucault: “Gobierno de sí, gobierno de los otros: el estado de minoría de edad se caracteriza sin duda en esa relación viciada”, cuya causa primordial no es una imposición violenta sino nuestra pereza, o cobardía. Ellas debilitan “la decisión, la fuerza y el coraje de tener con nosotros mismos la relación de autonomía que nos permita servirnos de nuestra razón y nuestra moral”. De allí que la tarea de la Ilustración es “redistribuir las relaciones entre gobierno de sí y gobierno de los otros”.

Bajo esta consigna, Foucault inscribe todo su curso, en el que siguiendo algunos textos clásicos (las tragedias de Eurípides, los discursos de Pericles relatados por Tucídides, las cartas Séptima y Octava de Platón…) enfocará la parrhesía fundamentalmente política –si bien esta guarda una correlación con la parrhesía filosófica, que constituye una manera no política sino ética, vital, de hablar a quienes dirigen a otros sobre el modo en que deben gobernar y gobernarse. Y la abordará en sus dos grandes formas históricas: una, la palabra dirigida a todos los ciudadanos por alguien que desea imponer sus ideas acerca del bien general, y que en el juego de una rivalidad entre pares ayuda a elegir al mejor para gobernar (parrhesía democrática). Dos, la palabra franca que el filósofo profiere al príncipe, aun a riesgo de encender su ira, con la que denuncia sus defectos, lo incita a dirigirse bien a sí mismo y le hace oír lo que sus aduladores le esconden (parrhesía autocrática). Sobre el final, Foucault anticipa lo que constituirá el centro del último, urgente, curso de 1984: la continuación de la indagación de la filosofía antigua, parresiástica, en tanto “libre interpelación de la conducta de los hombres por un decir veraz que acepta correr el riesgo de su propio peligro”. Se tratará de plantear el problema de la vida filosófica como “manifestación de la verdad”, como testimonio que se brinda a partir del “tipo de existencia que uno lleva, el conjunto de las elecciones que hace, las cosas a las que renuncia, las que acepta, la manera de vestirse, la manera de hablar, etcétera”.

Quienes han leído las clases reunidas en Tecnologías del yo (los seminarios de Vermont de 1982) así como el curso Coraje y verdad, incluido en El último Foucault, compilado por Tomás Abraham, que transcribe las clases que dictó en Berkeley en 1983, tienen aquí una profundización de aquellos trabajos. Y también, entre otras apasionantes lecciones, al menos estas tres: una lectura original de los vínculos entre política y filosofía, donde ésta, enfrentada con la realidad de la política, debe hacer jugar el decir veraz, parresiástico, que azuza al poderoso y lo sitúa en la tensión de su relación consigo mismo como base para gobernar a otros; la tematización de aquello que constituye el principio de diferenciación o de autoridad en una democracia de iguales: la palabra verdadera, sostenida en una vida franca, valiente y libre; finalmente, el puente que Foucault tiende entre filosofía antigua y filosofía moderna, la posibilidad que abre para ambas de constituirse no sólo en “conocimiento”, sino en exigentes guías para la autotransformación liberadora del hombre.


Ficha bibluográfica:
Colección: Sociología
ISBN: 9789505578146
Formato: 15,5 x 23 cm., 429 pp.
Primera edición: 2009
Última edición: 2009


Vía: Fondo de Cultura Económica - Filial Argentina


Monetary conformation of the corporate governmentality III Description of the monetary system (2016)

by Clare O'Farrell
Eduardo Rivera Vicencio, Monetary conformation of the corporate governmentality III Description of the monetary system, Eurasian Journal of Economics and Finance, 4(2), 2016, 18-41
Abstract
This paper describes the current monetary system, identifying different components and the relationship between them. It is part of the Foucaultian approach of power relations and forms part of a body of work on the monetary conformation of corporate governmentality. It also forms part of the theoretical framework: the general monetary theory and, in particular, the quantity theory of money and the theory of business cycles. It describes four major components such as international organizations with effects on the money supply, states from dominant or dominated economies, the economy of large financial and non-financial companies and the real economy, made up of families and small and medium size companies. Within these four main components, there are different levels of action and influence in the money supply. The relationships, that are addressed, are the relationships which occur within each one of the components and the relationships between the different components. In these relationships between components of the monetary system, the creation of excess money supply is explained which produced the economic crisis as a result of the structure of the monetary system and its historical conformation. This document also describes the conformation of rent appropriation and yields, together with the process of the concentration of wealth, where the monetary system acts as an essential tool for achieving these purposes by large companies.
Keywords:
Monetary System, Rent Appropriation, Concentration of Wealth, Corporate Governmentality, Monetary Theory, Quantity Theory of Money, Money Supply and Crisis.
Clare O'Farrell | 17 April 2016 at 6:00 am | Categories: Journal articles | URL: http://wp.me/p13ybx-25x


De Foucault à Macherey, penser les normes (2016)

by Clare O'Farrell
Philippe Sabot, « De Foucault à Macherey, penser les normes », Methodos [En ligne], 16 | 2016
Texte intégral
Penser avec Pierre Macherey – avec Foucault. Tel est l’objet des lignes qui vont suivre. Penser avec, ce n’est pas simplement penser (à) quelque chose, ce qui revient à circonscrire un objet pour en faire justement un ob-jet pour la pensée, disponible pour une pensée compréhensive ou conceptuelle qui s’en empare. Ce n’est pas non plus, lorsque l’on s’applique à penser une autre pensée, celle d’un autre que soi, chercher à en restituer seulement le sens général ou les arguments particuliers, en vue d’en cerner les contours, d’en faire le tour, d’en rendre raison dans la cohérence (pourquoi pas systématique ?) d’un discours. Penser avec, cela s’entend plutôt comme la prise de contact avec sa propre pensée à travers celle d’un autre qui en déclenche la possibilité, qui en impulse le mouvement, sans que ce mouvement soit nécessairement finalisé, pré-orienté par son point d’appui initial. Penser avec peut même conduire à une certaine désorientation lorsque l’on en vient à penser autrement, à réviser ses certitudes (voire à les abandonner) au moment même où on cherche à les formuler pour soi-même. En ce sens, penser avec Foucault, comme nous y invite Pierre Macherey dans les ouvrages qui vont nous occuper, c’est moins chercher à dire ce qu’a ou ce qu’aurait pensé Foucault (sur le sujet, la vérité, le discours, le pouvoir) que s’exercer à reprendre dans sa propre pensée le mouvement même de cette pensée – qui est aussi, dans son ordre propre, une pensée avec – pour en éprouver la dynamique transformatrice.
Clare O'Farrell | 14 April 2016 at 6:00 am | Categories: Journal articles | URL: http://wp.me/p13ybx-25k
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martes, 5 de abril de 2016

Gladys Palau: Sistemas Lógicos, Lógicas no clásicas.

Estimados señores,



Con mucha pena comunicamos el sensible fallecimiento de una notable lógica Latinoamericana, la argentina Gladys Palau, quien falleció hoy a la edad de 79 años. Su tesis doctoral fue Consecuencia lógica y rivalidad de sistemas lógicos, bajo la dirección de Raúl Orayen.



Fue profesora de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata. Profesora de la Maestría en Epistemología e Historia de la Ciencia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Directora del Seminario de Lógica Carlos E. Alchourrón de la Sociedad Científica Argentina. Miembro de la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico, de la Asociación de Filosofía de la República Argentina y de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España. Dirigió investigaciones y publicó artículos de su especialidad en revistas indexadas y capítulos de libros en compilaciones nacionales y extranjeras. Sus libros Introducción filosófica a las lógicas no clásicas y Lógicas condicionales y razonamiento de sentido común, son los primeros textos en idioma español sobre temas esenciales para la investigación lógica actual.




En San Marcos son muy recodadas las clases del profesor David Villena, que tenía como material uno de los textos de la profesora Palau.



Adjuntamos dos textos de la Dra Palau:

  1. Introducción filosófica a las lógicas no clásicas. (2002)
  2. Consecuencia lógica y rivalidad de sistemas lógicos (1996).

Esperamos que sean de su interés.

Saludos cordiales

𝔐𝔦𝔤𝔲𝔢𝔩 𝔄𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔏𝔢𝔬𝔫 𝔘𝔫𝔱𝔦𝔳𝔢𝔯𝔬𝔰