RETÓRICA: GAMMA: COMPLEMENTOS:
P. CAYETANO ACUÑA VIGIL
La matanza de San Bartolomé
La matanza de San Bartolomé o masacre de San Bartolomé (en francés: le massacre de la Saint-Barthélemy) es el asesinato en masa de hugonotes1 (cristianos protestantes franceses de doctrina calvinista) durante las guerras de religión de Francia del siglo XVI. Comenzó en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 en París, y se extendió durante meses por todo el país.2
Contexto
La matanza de San Bartolomé, inscrita en el contexto general de las guerras político-religiosas de Francia, estuvo precedida de acontecimientos que ilustran esa violencia, pues fue resultado de un "proceso en escalada, cuyas últimas consecuencias no había deseado ni previsto" expresó Catalina de Médici, aunque se habló de premeditación:3
- La paz de Saint-Germain que puso fin a la tercera guerra religiosa el 8 de agosto de 1570.
- El matrimonio de Enrique de Navarra y Margarita de Valois, el 18 de agosto de 1572.
- El atentado contra el almirante Gaspar de Coligny, el 23 de agosto de 1572.
La rivalidad política entre católicos y protestantes franceses (hugonotes) provocó la matanza de San Bartolomé en 1572. El rey Carlos IX y su madre, Catalina de Médici, temían que los hugonotes alcanzaran el poder. Por este motivo, ordenaron el asesinato de Gaspar de Coligny. La matanza comenzó el 24 de agosto en París y se extendió a las provincias.4
La noche de San Bartolomé
El intento de asesinato de Coligny es el desencadenante de la crisis que desembocó en la matanza. El almirante Coligny era el líder del partido de los hugonotes (protestantes), muy respetado. Consciente del peligro protestante, el rey se entrevistó con Coligny asegurándole amparo. Mientras la reina madre cenaba, los protestantes irrumpieron para pedir justicia. Esta situación hizo crecer los temores de una revuelta de los hugonotes buscando represalias; más aún, la presencia en las afueras de París del cuñado de Coligny, al mando de unos 4.000 hombres que acampaban allí, creó en los católicos de la ciudad la certeza de que se preparaba una matanza por parte de los protestantes para vengar el atentado. Esa noche, Catalina de Médici mantuvo una reunión en las Tullerías con sus consejeros italianos y el barón de Retz.2
La noche del 23 de agosto, Catalina se entrevista con el rey para discutir la peligrosa situación. Carlos IX decide, entonces, eliminar a los cabecillas protestantes, excepción hecha de los príncipes Enrique de Navarra y el príncipe de Condé. Poco después, las autoridades municipales de París fueron convocadas a palacio. Se les ordenó cerrar todas las puertas de la ciudad y proporcionar armas a los burgueses, a fin de prevenir cualquier tentativa de sublevación. Es difícil, todavía, determinar la cronología de los hechos y conocer el momento exacto en el que empezó la masacre.
Parece ser que fue una señal dada por las campanas de arrebato desde la iglesia de San German en Auxerrois, próxima al palacio del Louvre y entonces iglesia parroquial de los reyes de Francia. De inmediato, los nobles protestantes fueron expulsados del palacio del Louvre y masacrados en las calles. El almirante Coligny fue sacado por la fuerza de su lecho y arrojado a la calle por una ventana de palacio. Ya de madrugada, el pueblo empezó a perseguir a los protestantes por toda la ciudad. La matanza de miles de personas continuó durante varios días pese a las tentativas del rey por detenerla.
Parece ser que fue una señal dada por las campanas de arrebato desde la iglesia de San German en Auxerrois, próxima al palacio del Louvre y entonces iglesia parroquial de los reyes de Francia. De inmediato, los nobles protestantes fueron expulsados del palacio del Louvre y masacrados en las calles. El almirante Coligny fue sacado por la fuerza de su lecho y arrojado a la calle por una ventana de palacio. Ya de madrugada, el pueblo empezó a perseguir a los protestantes por toda la ciudad. La matanza de miles de personas continuó durante varios días pese a las tentativas del rey por detenerla.
Interpretación
La conclusión de lo acontecido se dirime entre las causas y la responsabilidad de la matanza:10 11 12
La interpretación tradicional es que Catalina de Médici y sus consejeros católicos fueron los principales responsables de lo sucedido. Ellos habrían forzado a Carlos IX, dubitativo y veleidoso, a tomar esta decisión.
Para otros, Carlos IX temía una insurrección protestante, que habría tratado de sofocar para defender su poder. La responsabilidad de lo ocurrido recaería por tanto sobre Carlos IX, no sobre Catalina de Médici ni sus consejeros católicos, los cuales se dice que no estaba ninguno en el consejo de la reina en el momento de la matanza.
Existe la opinión de que fueron los ciudadanos de París, antihugonotes, los responsables de la matanza. Los Guisa, muy populares entre el pueblo, aprovecharon esta situación para presionar tanto al rey como a la reina. Y Carlos IX habría provocado este amotinamiento obligado por los Guisa, la burguesía y el pueblo.
El día de San Bartolomé
El 26 de agosto el rey, en una sesión solemne de las Cortes les endosó la responsabilidad de la matanza. Declaró que él pretendía:
"prevenir la ejecución de una detestable y desdichada conspiración tramada por el susodicho almirante, jefe y autor de la misma y sus secuaces y cómplices contra el rey y su Estado, la reina, su madre, MM. sus hermanos, el rey de Navarra y cuantos príncipes y nobles que estuvieran a su lado".
De todos modos, en las capitales de provincia se secundó la masacre. El 25 de agosto los asesinatos tuvieron lugar en Orleans y Meaux; el 26 en la Charité-sur-Loire; el 28 y 29 en Angers y Saumur; el 31 de agosto, en Lyon; el 11 de septiembre en Bourges; el 3 de octubre en Burdeos; etc. El número de muertos se estima en 3.000 en París y de 10.000 a 20.000 en toda Francia.
Tras estos hechos, las opiniones moderadas quedaron abrumadas "por la intensidad del odio político-religioso que llevó, en 1572, a la matanza de protestantes de París, que se hizo famosa en Europa: el papa (Gregorio XIII) acuñó una moneda conmemorativa".13 En cuanto supo la noticia, organizó un solemne Te Deum en la basílica de San Pedro. Mientras Felipe II de España demostró su satisfacción, Isabel I de Inglaterra se negó a recibir al embajador francés, hasta que pareció aceptar la tesis de la conspiración.
La matanza de San Bartolomé desembocó en la cuarta guerra religiosa. Las hostilidades se reanudaron (aunque fueron interrumpidas por treguas, 1575-1580). El Edicto de Nantes, de 1598, concederá libertad de culto "en todos aquellos lugares donde se ejercía libremente en 1597 [...] pero no se admite ni en París ni donde resida la corte".14
En los medios intelectuales, Giovanni Bottero o Tommaso Campanella (el autor de La ciudad del sol) se desesperaron por las luchas intestinas de Europa.15 Las guerras de religión fortalecen la idea de nación particular y, por su parte, Jean Bodin expuso en La república (1576) una teoría de la monarquía absoluta marcadísima.16
Las heridas solo se curaron con mucho tiempo, como pronto a principios del siglo XVII por las nuevas ordenanzas reales; pero los límites entre los países, tras las guerras paralelas, se convirtieron en auténticas fronteras fijas y permanentes, dadas las suspicacias generadas: la división de Europa se acentuó entre una Europa atlántica protestante separada por los intereses comerciales de cada estado y una Europa mediterránea católica que empieza a perder el protagonismo histórico que hasta entonces había tenido, es decir, la tesis principal de Fernand Braudel en su libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en época de Felipe II
REFERENTES:
Las heridas solo se curaron con mucho tiempo, como pronto a principios del siglo XVII por las nuevas ordenanzas reales; pero los límites entre los países, tras las guerras paralelas, se convirtieron en auténticas fronteras fijas y permanentes, dadas las suspicacias generadas: la división de Europa se acentuó entre una Europa atlántica protestante separada por los intereses comerciales de cada estado y una Europa mediterránea católica que empieza a perder el protagonismo histórico que hasta entonces había tenido, es decir, la tesis principal de Fernand Braudel en su libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en época de Felipe II
REFERENTES:
Philip Benedict, « The Saint Bartholomew's Massacres in the Provinces », The Historical Journal, vol. 21, no 2, juin 1978, p. 205-225.
Henri Bordier, La Saint-Barthélemy et la critique moderne, Paris, G. Fischbacher / Honoré Champion, 1879, 116 p.
Jean-Louis Bourgeon, « Les légendes ont la vie dure : à propos de la Saint-Barthélemy et de quelques livres récents », Revue d'histoire moderne et contemporaine, Paris, Société d'histoire moderne et contemporaine, t. XXXIV, janvier-mars 1987, p. 102-116 .
Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, Alianza Editorial, 1990, ISBN 8420611395 y 9788420611396, 224 páginas.
Fernand Braudel, Una lección de historia de Fernand Braudel, Fondo de Cultura Económica, 1989, ISBN 9681631994 y 9789681631994, 318 páginas.
Fernand Braudel, A History of Civilizations, Penguin Books, 1995, ISBN 0140124896 y 9780140124897, 600 páginas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernand_Braudel
https://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_San_Bartolom%C3%A9
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradeceremos aportes constructivos.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.