El pensamiento de Albert Camus
El País: Carlos Fuentes 20 FEB 2010
Los hombres y mujeres de mi generación leímos ávidamente a dos autores franceses: Albert Camus y Jean-Paul Sartre. Contemporáneos entre sí, representaban para muchos de nosotros una modernidad conflictiva.
Acaso Camus era mejor escritor que Sartre, aunque éste nos diese obras como La náusea, Las palabras, los ensayos críticos de Situaciones y el gran estudio sobre Jean Genet, al lado de obras dramáticas que André Malraux consideraba "Teatro de Bulevar" y de libros filosóficos densos.
Camus, en cambio, escribió novelas de estilo diáfano (El extranjero, La peste, La caída), obras de teatro discutibles y ensayos extraordinarios (El mito de Sísifo, El hombre rebelde ) que lo llevaron a separarse de Sartre, pues mientras éste denunció la invasión de Hungría y al estalinismo, propuso un marxismo "particular" adaptado a la realidad de cada país. Camus, en cambio, desarrolló un pensamiento opuesto a toda "teología totalitaria", consciente del absurdo humano y de las formas de la rebelión histórica, conduciendo a una reflexión sobre el terrorismo, de gran actualidad. Sartre y Camus: hermanos en la posguerra, enemigos en la guerra fría. Subrayo que Camus, ante todo, fue un periodista totalmente inmerso en la reconstrucción de los órganos de opinión pública franceses después de la guerra y de la ocupación nazi.
Los peligros del periodismo, según Camus, eran someterse al poder del dinero, mutilar la verdad con pretextos ideológicos: el desprecio al lector formas de la rebelión histórica, conduciendo a una reflexión sobre el terrorismo, de gran actualidad. Sartre y Camus: hermanos en la posguerra, enemigos en la guerra fría.
Subrayo que Camus, ante todo, fue un periodista totalmente inmerso en la reconstrucción de los órganos de opinión pública franceses después de la guerra y de la ocupación nazi.
Como director del diario Combat (digno de su nombre) Camus se negó a admitir que la prensa fuese refugio de "literatos reprimidos, filósofos amargados o profesores arrepentidos".
El periodismo no era exilio: era reino, y en el reino de la prensa, lo efímero es lo que definía la condición humana. Los peligros del periodismo, según Camus, eran someterse al poder del dinero, halagar, vulgarizar, mutilar la verdad con pretextos ideológicos: el desprecio al lector. En cambio, una prensa libre, inteligente y creativa respeta a las personas a las que se dirige y cuando lo hace, es el oficio más hermoso.
Le irritaba que alguien pudiese ser periodista y despreciar el oficio. Claro que ser periodista significa hacerse de enemigos. Mas ¿no es esto inevitable en una sociedad de "la malignidad, la denigración y la mentira sistemáticas"? Camus estaba muy cerca de otro premio Nobel de Literatura, François Mauriac, cuando éste declaraba que el periodismo "es el único género al que le conviene la expresión de literatura comprometida". Y añadía Mauriac que él no separaba el valor literario del valor del compromiso.
Para Camus, periodismo era cultura y lo que degrada a la cultura conduce a la servidumbre. Señalo lo anterior para llegar al tema que obsesionó a Camus y que hoy está en el centro de la preocupación política nacional e internacional: el terror. Aplicado a la política a partir de la Revolución Francesa entre 1793 y 1794, el terror fue visto por Camus como un correlato de la historia.
El hombre no nació para la historia, explicó Albert Camus, pero la historia nos impone deberes a los que no podemos negarnos. Uno de ellos es oponernos a quienes creen que poseen, absolutamente, la razón —los dogmáticos—y tratan de imponerla en nombre de la verdad. Pero la verdad, se pregunta Camus, ¿no es "misteriosa, huidiza y debe ser siempre reconquistada"? El pensamiento totalitario dice que no. La verdad ya existe y yo —Iglesia, Estado, empresa, partido— ya la poseo. ¿Y quienes la sufren?
Camus toma partido no al servicio de quienes hacen la historia, sino a favor de quienes la sufren. El terrorismo es una forma extrema de dar la muerte y justificarla, conduciendo a las bodas sangrientas del terror y la represión. En nombre de la razón, el terrorismo abdica de la razón, pone la fuerza al servicio del mal hecho a los demás y representa una energía desviada y cruel.
El terrorismo mutila a quien comete el acto y también al que lo sufre. Y Camus no obvia la verdad. Puede haber un terrorismo individual, pero también un terrorismo ideológico y religioso y un terrorismo de Estado. Que cada cual se ponga el saco que le convenga.
Hay una tensión permanente, nos advierte Camus, entre lo inevitable y lo injustificable. Es posible que el fin justifique los medios, ¿pero quién justifica el fin mismo? Esta gran cuestión política no la resuelve Camus. La plantea. Lo hace, claro, a partir de su condición de escritor-periodista, ensayista, novelista, autor dramático. Capturado —como todos— entre la voluntad de ser moral y todo lo que le impide serlo. Entre las ganas de ser dichoso y la imposibilidad de acceder a una dicha plena.
Camus recibió el Premio Nobel de Literatura en 1957, a los 44 años, como si Estocolmo previese, apresurada, la breve vida del escritor. Porque su distancia de lo que entonces pasaba por ortodoxia (de derecha o de izquierda) le valió toda suerte de epítetos. Boy scout, moral de la Cruz Roja, escritor edificante, santo sin Dios, experto en coartadas, traficante de amigo, ahora enemigo, Sartre: "Camus escribe demasiado bien".
Camus respondería que no se gana la justicia condenando a varias generaciones a la injusticia. Que existen la belleza y los humillados: ¿cómo serle fiel a ambos? Que más vale no agradar que doblegarse para quedar bien. Que la fama es un entierro prematuro porque niega el futuro y el derecho que todos tenemos de cambiar. Que no importa el tiempo que nos conceda la vida, sino cómo empleamos el tiempo. Y que no nos podemos separar de la historia, pero la podemos enfrentar críticamente. Muy discutida fue la posición de Camus respecto a su patria natal, Argelia.
El autor se ganó severos ataques por recordar que Argelia no era sólo musulmana, que no debía ceder ante los fanáticos y que al cabo era necesario vivir juntos y en paz o morir juntos y en guerra, acentuando la soledad de argelinos y franceses, así como la desgracia de ambos.
Superada por la historia tal disyuntiva, cabría hoy hacer la misma pregunta a israelíes y palestinos, pues la oportunidad de convivir, entender y abandonar el odio y la violencia son opciones constantes de la historia y la historia, nos recordó Albert Camus, es la tensión entre lo inevitable y lo insustituible.
http://elpais.com/diario/2010/02/20/babelia/1266628354_850215.html
Biographie d'Albert Camus (1913-1960)
Publie :http://www.alalettre.com/camus-bio.php
1913- 1932 Une enfance pauvre
Albert Camus naît à Mondovi (Algérie) le 7 Novembre 1913. Il est le second enfant de Lucien Camus, ouvrier agricole et de Catherine Sintes, une jeune servante d'origine espagnole qui ne sait pas écrire et qui s'exprime difficilement. Lucien Camus est mobilisé pendant la première guerre mondiale et meurt lors de la Bataille de la Marne. Le jeune Albert ne connaîtra pas son père. Sa mère s'installe alors dans un des quartiers pauvres d'Alger, Belcourt. Grâce à l'aide de l'un de ses instituteurs, M. Germain, Albert Camus obtient une bourse et peut ainsi poursuivre ses études au lycée Bugeaud d'Alger. Il y découvre à la fois les joies du football (il devient le gardien de but du lycée) et de la philosophie, grâce à son professeur Jean Grenier. Il est alors atteint de la tuberculose, une maladie qui plus tard, l'empêchera de passer son agrégation de philosophie.
1932-1944 Le militant et le résistant
Il obtient son bac en 1932 et commence des études de philosophie. Cette année-là il publie ses premiers articles dans une revue étudiante. Il épouse en 1934, Simone Hié et doit exercer divers petits boulots pour financer ses études et subvenir aux besoins du couple. En 1935, il adhère au parti communiste, parti qu'il quittera en 1937. En 1936, alors qu'il est diplômé d'Etudes Supérieures de philosophie, il fonde le Théâtre du Travail et il écrit avec 3 amis Révolte dans les Asturies, une pièce qui sera interdite. Il joue et adapte de nombreuses pièces : Le temps du mépris d'André Malraux, Les Bas-Fonds de Gorki, Les frères Karamazov de Dostoïevski. En 1938, il devient journaliste à Alger-Républicain où il est notamment chargé de rendre compte des procès politiques algériens.
La situation internationale se tend . Alger-Républicain cesse sa parution et Albert Camus part pour Paris où il est engagé à Paris-Soir. C'est le divorce d'avec Simone Hié, et il épouse Francine Faure.
En 1942 il milite dans un mouvement de résistance et publie des articles dans Combats qui deviendra un journal à la libération. Cette année-là il publie l'Etranger et le Mythe de Sisyphe chez Gallimard .
Ces deux livres enflamment les jeunes lecteurs et valent à Albert Camus d'accéder, dès cette année-là, à la notoriété.
En 1944 il fait la rencontre de Jean-Paul Sartre. Ce dernier souhaiterait qu'il mette en scène sa pièce Huis Clos. C'est l'époque où les deux philosophes entretiennent des rapports amicaux : "l'admirable conjonction d'une personne et d'une œuvre" écrit Sartre de Camus. Leurs relations vont pourtant s'envenimer jusqu'au point de non retour.
1945-1957 Le témoin engagé
En 1945, c'est la création de Caligula, qui révélera Gérard Philippe. Deux ans après, il publie La Peste qui connaît un immense succès. C'est cette année-là qu'il quitte le journal Combat.
En 1951, publication de l'Homme Révolté qui vaut à Camus à la fois les foudres des surréalistes et des existentialistes. Des surréalistes tout d'abord : André Breton est furieux des propos de Camus sur Lautréamont et Rimbaud. Les existentialistes se déchaînent quant à eux, en publiant un article très critique dans Les temps Modernes, revue dont le directeur n'est autre que Jean-Paul Sartre. L'année suivante ce sera la rupture définitive entre Camus et Sartre.
Albert Camus subit alors avec une grande douleur la situation algérienne. Il prend position, dans l'Express, au travers de plusieurs articles où il montre qu'il vit ce drame comme un "malheur personnel". Il ira même à Alger pour y lancer un appel à la réconciliation. En vain.
En 1956, il publie La Chute ; une œuvre qui dérange et déroute par son cynisme et son pessimisme.
1957-1960 Le Nobel, la mort
Albert Camus obtient le prix Nobel en octobre 1957 " pour l'ensemble d'une œuvre qui met en lumière, avec un sérieux pénétrant les problèmes qui se posent de nos jours à la conscience des hommes". Il a alors 44 ans et est le neuvième français à l'obtenir. Il dédie quant à lui son discours à Louis germain, l'instituteur qui en CM2 lui a permis de poursuivre ses études. Il est félicité par ses pairs, notamment Roger Martin du Gard, François Mauriac, William Faulkner. Lui pourtant regrette : il aurait souhaité que cette distinction revienne à André Malraux, son aîné, qu'il considère aussi comme un maître. 3 ans après, le 4 janvier 1960, il se tue dans un accident de voiture. Le destin.
Alors qu'il avait prévu de se rendre à Paris par le train, Michel Gallimard lui propose de profiter de sa voiture. Près de Sens, pour une raison indéterminée, le chauffeur perd le contrôle du véhicule. Albert Camus meurt sur le coup. On retrouve dans la voiture le manuscrit inachevé du Premier Homme. Dans l'une de ses poches, il y avait également un billet de chemin de fer.
Albert Camus - Biographical
Albert Camus (1913-1960) was a representative of non-metropolitan French literature. His origin in Algeria and his experiences there in the thirties were dominating influences in his thought and work. Of semi-proletarian parents, early attached to intellectual circles of strongly revolutionary tendencies, with a deep interest in philosophy (only chance prevented him from pursuing a university career in that field), he came to France at the age of twenty-five. The man and the times met: Camus joined the resistance movement during the occupation and after the liberation was a columnist for the newspaper Combat. But his journalistic activities had been chiefly a response to the demands of the time; in 1947 Camus retired from political journalism and, besides writing his fiction and essays, was very active in the theatre as producer and playwright (e.g., Caligula, 1944). He also adapted plays by Calderon, Lope de Vega, Dino Buzzati, and Faulkner's Requiem for a Nun. His love for the theatre may be traced back to his membership in L'Equipe, an Algerian theatre group, whose "collective creation" Révolte dans les Asturies (1934) was banned for political reasons.
The essay Le Mythe de Sisyphe (The Myth of Sisyphus), 1942, expounds Camus's notion of the absurd and of its acceptance with "the total absence of hope, which has nothing to do with despair, a continual refusal, which must not be confused with renouncement - and a conscious dissatisfaction". Meursault, central character of L'Étranger (The Stranger), 1942, illustrates much of this essay: man as the nauseated victim of the absurd orthodoxy of habit, later - when the young killer faces execution - tempted by despair, hope, and salvation. Dr. Rieux of La Peste (The Plague), 1947, who tirelessly attends the plague-stricken citizens of Oran, enacts the revolt against a world of the absurd and of injustice, and confirms Camus's words: "We refuse to despair of mankind. Without having the unreasonable ambition to save men, we still want to serve them". Other well-known works of Camus are La Chute (The Fall), 1956, and L'Exil et le royaume (Exile and the Kingdom), 1957. His austere search for moral order found its aesthetic correlative in the classicism of his art. He was a stylist of great purity and intense concentration and rationality.
From Nobel Lectures, Literature 1901-1967, Editor Horst Frenz, Elsevier Publishing Company, Amsterdam, 1969
This autobiography/biography was written at the time of the award and first published in the book series Les Prix Nobel. It was later edited and republished in Nobel Lectures. To cite this document, always state the source as shown above.
Albert Camus died on January 4, 1960.