sábado, 27 de febrero de 2016

QUÉ ES UN SOFISMA?


¿Qué es un Sofisma?

Percy Cayetano Acuña Vigil 

Este escrito corresponde a mis apuntes y anotaciones sobre la materia y es un texto de estudio que comparto. Las referencias constituyen mis fuentes bibliográficas consultadas.

Sofisma

Argumento falso o capcioso que se pretende hacer pasar por verdadero.

El sofisma es un error de criterio, de acuerdo con la lógica informal y la retórica, sobre todo por una presunción o una apelación a las emociones (cuando se intenta ganar al precio que sea una argumentación).

Es una refutación aparente, con objetivo de defender algo falso, confundiendo al interlocutor mediante una argucia en la argumentación.

Comprende un proceso de pensamiento (argumentación), por consiguiente atañe a las conclusiones y no a las declaraciones en que estas se basan.

Sofisma, en un significado amplio podría denotar un error de creencia. (Pudiera decirse, de otra forma, que se distingue de la falsedad en que solo una premisa puede ser inexacta lo que conduce a un raciocinio viciado).

Además la palabra sofisma usualmente se aplica a conclusiones que parecen acertadas y a veces convincentes pero son, de hecho, incorrectas. Luego para que haya falacia o sofisma, debe fallar algo en el proceso de raciocinio.

Una falacia utilizada con la intención de engañar o de ganar una discusión injus-tamente, se puede convertir en un dispositivo sofístico.

Como tal, el sofisma es la falacia intencional, en que el individuo enuncia una inferencia errónea, no válida, con la cual sabe que está engañando a otra.

Los sinónimos de sofisma son: argucia, engaño, apariencia, falacia, falsedad, entre otros.

Una Falacia es el engaño o mentira con la intención de dañar a alguien.

En el ámbito de la lógica, una falacia consiste en el acto de llegar a una determi-nada conclusión errada a partir de proposiciones falsas. En virtud de lo anterior, la filosofía de Aristóteles aborda la falacia como un sofisma, un raciocinio errado para engañar a las demás personas.

Tipos de falacias:

Falacia ad hominem, Se suele atacar la calidad moral de la otra persona.
Falacia ad baculum, El padre al estar en una postura de poder respecto de los hijos...suele incurrir en argumentos ad baculum ;)
Falacia populum,  que una mayoría crea en algo, por indicativo que pueda ser, no fundamenta que el contenido del argumento sea legítimo.
Falacia ad verecundiam, se deriva del hecho de querer dar validez a un argumento no por su contenido sino por su autor y su fama.
Falacia ad logicam, presuponer que por ser una falacia es falso
Falacia naturalista, se valora porque es natural.
Falacia Ad ignorantium: Por ejemplo: "No se puede demostrar que Dios existe, entonces Dios no existe",


Platón, Jenofonte y más tarde Aristóteles se encargaron de desprestigiar los razonamientos y métodos de enseñanza de los sofistas, de quienes que afirmaron que eran falsos y engañosos. Este probablemente es el origen de la palabra “sofisma”.

La lógica aristotélica se centra en los razonamientos silogísticos que constan de una premisa mayor, otra premisa menor y una conclusión. Pero para que el razonamiento resulte correcto deben observarse las reglas que rigen las inferencias del silogismo.

Análisis del Organon

Refutaciones sofísticas:

Refutaciones sofísticas (griego: Περὶ σοφιστικῶν ἐλέγχωνen; lat.: De sophisticis elenchis) es un texto escrito por Aristóteles que forma parte del Órganon aristotélico y que trata sobre las falacias. Aristóteles identifica trece falacias distintas, que clasifica en dos grupos: las que dependen del lenguaje y las que no. En el primer grupo incluye los argumentos cuya invalidez depende de uno de los siguientes seis factores:

    Acento o énfasis
    Anfibología
    Equivocación
    Composición
    División
    Figuras literarias
En el segundo grupo están los argumentos cuya invalidez no depende del lenguaje, sino de uno de los siguientes siete factores:

    Accidente
    Afirmación del consecuente
    Accidente converso
    Conclusión irrelevante
    Petición de principio
    Causa cuestionable
    Falacia de las muchas preguntas


Aristóteles y la Sofística.
Fallacies
Hansen, Hans, "Fallacies", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2015 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <http://plato.stanford.edu/archives/sum2015/entries/fallacies/>.

Las categorías Aristotélicas

Las categorías Aristotélicas



Percy Cayetano Acuña Vigil

Este escrito corresponde a mis apuntes y anotaciones sobre la materia y es un texto de estudio que comparto. Las referencias constituyen mis fuentes bibliográficas consultadas.

Aristóteles. Categorías.- 1ª ed. – Buenos Aires. Colihue, 2009.


El texto de las categorías forma parte de una compilación de escritos aristotélicos realizada por Andrónico de Rodas en el siglo 1 a.C., la cual fue llamada <<ORGANON>>  que en griego significa instrumento.

Las categorías eran como la mayoría de los textos aristotélicos que conservamos hoy en día no un tratado, si no, un texto de apoyo para las clases que  el impartía y esto quiere decir que eran solo una serie de apuntes que Aristóteles retocaba y reescribía sin que existiera una versión final del tratado.

Las categorías conforman el entramado lógico con el cual pensamos y hablamos. Con su ayuda ordenamos la experiencia, los recuerdos, los planes de futuro; gracias a ellas clasificamos el mundo, lo organizamos y nos movemos dentro de él. A nivel colectivo, utilizamos categorías cada vez que nos comunicamos.

Los sustantivos y adjetivos que utiliza un orador; las características típicas de un coche (potencia, peso, precio, color, número de puertas, etc.); las diferentes columnas en una tabla de una base de datos. Todas estas unidades, en tanto permiten clasificar un dominio de la realidad, son categorías.

Las categorías en la metafísica de Aristóteles


Desde que Aristóteles (siglo IV a.C.) les dedicara un opúsculo titulado precisamente Categorías, éstas han sido objeto permanente de discusión filosófica. Su origen es jurídico: CATEGORIEN en griego clásico significaba hablar en contra de algo o de alguien.

Por ampliación del significado, Aristóteles entiende que una categoría es una predicación de alguna característica con respecto a algo o alguien. En otras palabras, una categoría sería el referente de un predicado.

En su metafísica se entienden como modos de ser; pero no modos cualesquiera (como blanco, azul o incluso color), sino los modos más generales (como cualidad). Los escolásticos dirán más tarde que las categorías, a las que también llaman "predicamentos", son los géneros supremos del ente finito. Sin embargo, el modo en que Aristóteles las discute, y el hecho de que Categorías sea el primero de sus tratados de lógica, hace pensar que las categorías son modos lingüísticos de predicación antes que modos metafísicos de ser.

Problemas
1.    Naturaleza de las categorías
Existen varias interpretaciones:
•    Las categorías son equivalentes a partes de la oración y, por lo tanto pueden ser interpretadas gramaticalmente.
•    Designan expresiones sin enlace que significan la substancia, la cantidad, la cualidad etc. Esto se basa en una interpretación semántica de las categorías.
•    Designan posibles grupos de respuestas a cierto tipo de preguntas: Qué, Cómo, Dónde. Estos tipos de preguntas recogen cierto tipo de predicados que son de la misma categoría.
•    Expresan casos de ser y pueden definirse como casos supremos de las cosas.
•    Cualquier interpretación debe tener en cuenta la evolución del pensamiento de Aristóteles.

2.    Relación entre substancia y las demás categorías
La substancia admite subdivisión en Primera y Segunda, las demás no.

3.    Conocimiento.
Según Aristóteles no son fruto de conocimiento empírico sino por percepción intelectual, distinto del  principio de no contradicción y del que proporciona el conocimiento sensible.

4.    El número
Las soluciones postulan un número indeterminado o uno determinado que es el tradicional.

¿Formas de ser o modalidades de predicación?
 No hay una respuesta sencilla. El propio Aristóteles no parece darle importancia, influido quizás por una identificación ingenua (común en su época) entre el modo de ser de las cosas y el modo en que las aprehendemos.

La sustancia como categoría fundamental

Aristóteles distingue en todo ente una sustancia permanente de unos accidentes variables. La sustancia fundamenta la individualidad y unidad del ente, organiza sus accidentes y además justifica la permanencia del ente a través del cambio. Menos conocido es que a esta sustancia concreta se le llama "sustancia primera" y que hay además una "sustancia segunda".

En Categorías, II, Aristóteles formula dos distinciones que afectan a "las cosas que existen", como él mismo dice. Se trata de un intento de cruzar dos pares de conceptos con el fin de clasificar todas las realidades en cuatro tipos no vacíos y distintos entre sí. Las distinciones son éstas:

Toda realidad puede o bien predicarse de un sujeto (será un universal) o bien no predicarse de ningún sujeto (será un particular). Los universales son realidades cuyo nombre puede hacer de sujeto o de predicado: capital de un país, sentimiento, etc. Los particulares son realidades cuyo nombre sólo puede hacer de sujeto: París, este sentimiento de culpa.

Toda realidad puede o bien estar en un sujeto (será un accidente) o bien ser un sujeto (será una sustancia). Es una distinción genuinamente filosófica. Dice Aristóteles que "está en un sujeto lo que se da en alguna cosa sin ser parte suya, no pudiendo existir fuera de la cosa en la que está" (Categorías, II, 1 a 25).

De la primera distinción aprendemos que los universales, mas no los particulares, pueden funcionar como categorías. De la segunda distinción se sigue que hay ciertas realidades -las sustancias- que tienen cierta preeminencia sobre las demás. En la Edad Moderna se dirá frecuentemente que las sustancias son "subsistentes".

Al cruzar las dos distinciones se obtienen cuatro posibilidades:

1.    Accidentes universales: el conocimiento, saber leer y escribir. Se dicen de un sujeto y están en un sujeto.
2.    Accidentes particulares: este conocimiento gramatical concreto, este color blanco. No se dicen de ningún sujeto pero están en un sujeto.
3.    Sustancias universales: hombre, caballo. Se dicen de un sujeto pero no están en ningún sujeto.
4.    Sustancias particulares: este hombre individual, este caballo individual. No se dicen de ningún sujeto ni están en ningún sujeto.

Aristóteles llama "sustancias primeras" a las sustancias particulares, y "sustancias segundas" a las sustancias universales. Mientras que las sustancias primeras (las cosas concretas que nos rodean) son el objeto fundamental de su reflexión metafísica, las sustancias segundas son las que en principio (pues Aristóteles no siempre es claro en este punto) pueden entenderse como categorías.

Las diez categorías de Aristóteles

En Categorías, IV, Aristóteles expone su famosa lista de 10 categorías. No dice cómo ha llegado hasta ellas. Se limita a enunciarlas, ilustrando cada una de ellas mediante ejemplos.

•    Sustancia: hombre, caballo.
•    Cantidad: de dos codos, de tres codos.
•    Cualidad: blanco, gramatical.
•    Relación: doble, mitad, mayor.
•    Dónde: en el Liceo, en el ágora.
•    Cuándo: ayer, el año pasado.
•    Posición: yacer, estar sentado.
•    Tener: va calzado, va armado.
•    Hacer: cortar, quemar.
•    Padecer: ser cortado, ser quemado.

Esta misma lista aparece en Tópicos, I, 9, aunque allí la primera categoría no es “sustancia” sino “qué es”, traducible por “esencia”. Más problemas comportan las listas de Metafísica, V, 7, Física, V, 1, Analíticos segundos, 22. Estas tres listas reconocen sólo 8 categorías, resultado de eliminar de la lista canónica la posición y el tener.

Sustancia y accidentes

Sustancia, cantidad, cualidad y relación son las categorías más importantes. La diferencia radical entre la sustancia y el resto de categorías se entiende mejor cuando relacionamos sustancia segunda con sustancia primera: aquélla nos da la esencia de ésta, mientras que el resto de categorías sólo nos informan de aspectos accidentales.

En cuanto a las demás categorías, debe decirse que son tan necesarias como la sustancia. Pueden darse de una u otra forma, pero deben darse. Cantidad, cualidad y relación son accidentes intrínsecos a la sustancia; dónde, cuándo, posición y posesión son extrínsecos; hacer y padecer son en parte intrínsecos y en parte extrínsecos.

La cantidad afecta a la sustancia primera a través de su materia. Las cualidades de la sustancia, en cambio, son accidentes que afectan a la sustancia por medio de su forma. Y la relación es un accidente que exige referencia a una segunda sustancia.


viernes, 26 de febrero de 2016

La categoría de Cualidad

La categoría de Cualidad

 

Este escrito corresponde a mis notas y anotaciones sobre la materia y es un texto de estudio que comparto. Las referencias constituyen mis fuentes bibliográficas consultadas.

Percy Cayetano Acuña Vigil

CUALIDAD

Es un término procedente del latín "qualitas". En general, se entiende por cualidad la propiedad o el modo de ser propio y distintivo de algo que, por lo general, tiene un carácter positivo.

Para Aristóteles, la cualidad es una de las diez categorías que, junto con la cantidad, adquiere una especial relevancia en su interpretación de la naturaleza. Con la cualidad se refiere Aristóteles a los principios activos que, asociados en parejas de opuestos, dan lugar a la constitución de los cuatro elementos. 


Aristóteles. Cat. VIII,8 b 25.   [Aristóteles, Metafísica, libro V, 14, 1020 a 33 sigs.]
Metafísica, Aristóteles: 2012. Valentín García Yebra. Edición trilingüe, Gredos, 2012

En la filosofía moderna, la distinción entre cualidades primarias y secundarias (consideradas objetivas y subjetivas, respectivamente) que ya había sido propuesta por Demócrito de Abdera, adquiere una especial relevancia en relación con la defensa de una interpretación mecanicista de la naturaleza (postulada por Descartes y Galileo) frente a la interpretación cualitativa y finalista de Aristóteles y de los filósofos medievales.
RUSSELL, BERTRAND (1972). A History of Western Philosophy, Simon & Schuster.

La Cualidad (Ποιὸν)  es en primer lugar la diferencia que distingue la esencia; y así el hombre es un animal que tiene tal cualidad, porque es bípedo; el caballo, porque es cuadrúpedo. El círculo es una figura que tiene también tal cualidad: no tiene ángulos. En este sentido, por tanto, cualidad significa la diferencia que distingue la esencia. Cualidad puede decirse igualmente de los seres inmóviles y de los seres matemáticos, de los números, por ejemplo.
 

En este caso están los números compuestos, y no los que tienen por factor la unidad; en una palabra, los que son imitaciones de la superficie y del sólido, es decir, los números cuadrados, los números cúbicos; y en general, la expresión cualidad se aplica a todo lo que es en la esencia del número distinto de la cantidad. La esencia del número es el ser producto de un número multiplicado por la unidad: la esencia de seis, no es dos veces, tres veces un número, sino una vez, porque seis es una vez seis.

Cualidad se dice también de los atributos de las sustancias en movimiento. Tales son el calor y el frío, la blancura y la negrura, la pesantez y la ligereza, y todos los atributos de este género que pueden revestir alternativamente los cuerpos en sus cambios. Por último, esta expresión se aplica a la virtud y al vicio, y en general, al mal y al bien.
 

Pueden, pues, reducirse los diferentes sentidos de cualidad a dos principales, uno de los cuales es por excelencia el propio de la palabra. La cualidad primera es la diferencia en la esencia. La cualidad en los números forma parte de los números mismos; es realmente una diferencia entre esencias, pero esencias inmóviles o consideradas en tanto que inmóviles.

En la segunda clase de cualidades, por lo contrario, se colocan los mo-dos de los seres en movimiento, en tanto que están en movimiento, y las diferencias de los movimientos. La virtud, el vicio, pueden considerarse como formando parte de estos modos, porque son la expresión de las diferencias de movimiento o de acción en los seres en movimiento que hacen o experimentan el bien o el mal. 


Por ejemplo, este ser puede ser puesto en movimiento y obrar de tal manera; entonces es bueno: aquel otro de una manera contraria, y entonces es malo. El bien y el mal sobre todo reciben el nombre de cualidades que se dan en los seres animados, y entre éstos principalmente en los que tienen voluntad. 1

1.    Aristóteles, Metafísica, libro V, 14

La palabra cualidad, tiene una historia larga relacionada con los filósofos de la antigüedad, la misma proviene del latín "qualitas" y fue empleada por primera vez por Cicerón para transmitir este concepto de la lengua griega.

Platón la empleo para referirse a "de que naturaleza". La cualidad se refiere a de que clase es. La cualidad se diferencia de la substancia. Esta "es lo que es" y denota los componentes. La cualidad es una manera de describir la substancia para asignarle valor. Así un análisis cualitativo es uno que divide un compuesto en unidades a las cuales se les asigna un valor.

La Substancia, es la primera de las categorías de Aristóteles significa un ente que existe en y por sí mismo, y que sirve como sujeto o base para los accidentes y cambios accidentales.

Los escolásticos, quienes aceptaban la definición de Aristóteles, distinguían también la sustancia primaria (sustancia prima) de la sustancia secundaria (sustancia secunda): la primera es la cosa individual, la sus-tancia propiamente dicha; la segunda designa la esencia universal o la naturaleza según figura en el género y la especie. Y, de nuevo, la sustancia es completa, por ejemplo, el hombre, o incompleta, por ejemplo, el alma, que, a pesar de poseer la existencia en sí misma, está unida con el cuerpo para formar el ser humano específicamente concreto.

La división principal, sin embargo, es la de la sustancia material (todas las cosas corpóreas) y la sustancia espiritual, es decir, el alma y los espíritus angélicos. Estas últimas suelen ser llamadas substantiae separa-tæ, para denotar que están separadas de la materia, es decir, ni unidas realmente con un organismo material, ni requieren tal unión como el complemento natural de su ser ( Santo Tomás, "Contra Gentes", II, 91 ss.) Sto. Tómas. Suma Teológica. J. Martorell, G. Celada et al. Biblioteca de autores cristianos, 2001.
2. http://ec.aciprensa.com/wiki/Substancia
 

La cualidad como palabra se difundió rápidamente, su concepto y aplicación variaron, originando ciertas confusiones. Esta con frecuencia se utiliza como sinónimo de "propiedad".

El término en condición de categoría, así como su concepción filosófica, fue introducido en la Filosofía por Aristóteles, por ser éste el primero en elaborar un sistema de conceptos universales donde introduce la categoría cualidad, la que forma una constante del pensamiento filosófico durante muchos siglos. 


Posteriormente Kant (1724-1804) la incluye en su sistema de conceptos y Hegel también investigó esta categoría en una forma más completa, incluyéndola en el primer grupo de las categorías del ser.

Inmanuel Kant. Crítica de la razón pura. Trad. de Manuel García Morente. Madrid, Tecnos, 2002. [K. r. V., A72, B 97]
HEGEL, G. W. F., Phänomenologie des Geistes, traducido por Wenceslao ROSES como Fenomenología del Espíritu. México: Fondo de Cultura Económica. 1966.
 
La realidad de substancia

El asunto más importante respecto a substancia es el de su realidad. En los días antiguos, Heráclito, en los tiempos modernos, Hume, Locke, Mill y Taine, y en nuestros días Wundt, Mach, Paulsen, Ostwald, Ribot, Jodi, Höffding, Eisler, y muchos otros, niegan la realidad de la substancia y consideran la existencia de la substancia como un postulado ilusorio de mentes ingenuas.

La tendencia de la filosofía moderna ha sido considerar la substancia simplemente como una idea que la mente de hecho se ve obligada a formar, pero que o bien no existe objetivamente o, si existe, no puede ser conocida. Según Locke (Ensayo II viii, 8-9, cfr. 23).

John Locke,  Segundo tratado sobre el gobierno civil: un ensayo acerca del ver dadero origen, alcance y fin del gobierno civil. Alianza editorial, 2004

Afirma, sin embargo, que esta declaración se refiere sólo a la idea de sustancia, no a su ser, y afirma que "tenemos una noción tan clara de la sustancia del espíritu como la que tenemos del cuerpo” (ibid.).

Hume sostuvo que la idea de sustancia "no es más que una colección de ideas simples que están unidas por la imaginación y tienen asignado un nombre particular, por el cual somos capaces de recordar, ya sea a nosotros mismos o a los demás, esa colección" (Tratado , libro I., pt. IV), y que el alma es "un conjunto de concepciones en un perpetuo flujo y movimiento".

David Hume.  A TREATISE OF HUMAN NATURE
The Project Gutenberg EBook of A Treatise of Human Nature, by David Hume

 

Para Kant la sustancia es una categoría de pensamiento que aplica sólo a los fenómenos, es decir, es la idea de algo que persiste en medio de todos los cambios. La sustancialidad y la inmortalidad del alma no pueden ser probadas por la razón pura, pero se postulan por la ley moral que pertenece a la razón práctica.

JS Mill, tras precisar que "podemos hacer proposiciones respecto a aquellas causas ocultas de los fenómenos que se llaman sustancias y atributos", continúa diciendo: "No se puede hacer la afirmación, al menos con un significado, respecto a las entidades desconocidas e incog-noscibles, sino en virtud de los fenómenos por los que se manifiestan a nuestras facultades” (Logic, Lb. I, L, C.V).

En otras palabras, la sustancia se manifiesta a través de fenómenos y, sin embargo es incognoscible. Mill define materia como "una posibilidad permanente de sensación”, de manera que no es necesario ningún vínculo sustancial para los objetos materiales, pero para los estados de conciencia se necesita un vínculo en el que hay algo "real como las propias sensaciones y no un mero producto de las leyes del pensamiento "("Examination”, c.XI, cf. Appendix).

Wundt, por el contrario, declara que la idea (hipotética) de la sustancia es necesaria para conectar los fenómenos presentados en la experiencia externa, pero que no es aplicable a nuestra experiencia interior a excepción de los procesos psico-físicos (Logik, I, 484 ss .). Esta es la base del actualismo, que reduce el alma a una serie de estados conscientes.

http://plato.stanford.edu/entries/wilhelm-wundt/#WunSelPub

Herbert Spencer expresa su opinión de la siguiente forma: "La existencia no significa otra cosa que la persistencia, y por lo tanto, en la mente, que persiste a pesar de todos los cambios, y mantiene la unidad del conjunto, desafiando todos los intentos de dividirla, es aquello de lo que existencia en el pleno sentido de la palabra debe ser predicada ---lo que debemos postular como la substancia de la mente, en contraposición a las formas distintas que asume.

Pero, de ser así, la imposibilidad de conocer la sustancia de la mente es manifiesta" (Princ. of Psychol., Pt. II, c. I). En otra parte declara que es el mismo poder incognoscible que se manifiesta por igual en el mundo físico y en la conciencia ---una declaración en la que el agnosticismo regresa al panteísmo de Espinosa.

Este desarrollo del concepto de sustancia es instructivo; muestra hasta qué extremos conduce el subjetivismo, y cuáles inconsistencias trae a la investigación de los problemas más importantes de la filosofía. Si bien la investigación se ha llevado en nombre de la crítica, sus resultados, en lo que al alma se refiere, son claramente a favor del materialismo, y si bien el objetivo iba a ser un conocimiento más seguro sobre una base más firme, el resultado es el agnosticismo abierto o encubierto.

Es tal vez como reacción contra tal confusión en el campo de la metafísica que últimamente los representantes de la ciencia física han hecho el intento de reconstruir la idea de sustancia haciéndola equivalente a "energía". El intento hasta ahora ha llevado a la conclusión de que la energía es la sustancia más universal y el accidente más universal.
(Ostwald, "Vorlesungen über Naturphilosophie", 2 ª ed., Leipzig, 1902, p. 146).

sábado, 20 de febrero de 2016

La cultura del facilismo.

Percy Cayetano Acuña Vigil

Frente al beneplácito de muchos alumnos y la complacencia de los administradores de turno se observa con atención que, una vez más, la cultura del facilismo parece imponerse a la necesaria cultura del esfuerzo. 

    Es imprescindible tener presente que el propósito primordial del sistema educativo es la enseñanza y el aprendizaje, y no la emisión de títulos o certificados. 
    Consecuentemente, aceptar esta propuesta del facilismo equivaldría a suponer que lo que importa no es aprender, sino simplemente aprobar o "zafar". 
    Construir una institución que abandone su adolescencia implica dejar de lado las teorías hedonistas que suponen alcanzar el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo que, lamentablemente, aquí se promueve por los ignorantes que les trasmiten a los jóvenes alumnos cantos de sirena sin tener en cuenta sus graves consecuencias futuras. 
    La cultura del esfuerzo es una garantía de progreso personal, porque sin esfuerzo no hay aprendizaje. 
    Quiénes quieren triunfar deben estar dispuestos a pagar el precio del sacrificio que demanda el ideal propuesto. Deben pagar la justa compensación por el éxito. Quienes esperan cosechar las bondades de la libertad deben soportar la fatiga de la defensa y pagar su respectivo costo, pueblo que espera buenos servicios sociales y ver sus derechos respetados debe aprender a exigirlos sin recurrir a la violencia.
    Este precio es doble: Primero, un trabajo perseverante que conduzca al fin propuesto, nunca estar ociosos, ejercitar la mente y el cuerpo, trabajando con ardor. Y segundo, sacrificar o dejar de lado todo aquello que nos impida el logro, como: cambiar deseos, sentimientos, comodidades, estados mentales o emotivos que amenacen obstaculizar el propósito que se ha fijado. 
    Se debe promover el deber de  sacrificarse por aquello que le gustaría ser o hacer. Entre más grande el obstáculo, más grande es la gloria al vencer. El que quiera prosperar tiene que luchar.
    Nombre una cosa, que valga la pena y que se pueda conseguir sin esfuerzo. Todo lo que es hermoso y valioso en esta vida es costoso y supone una y mil batallas ganadas.     Conquistar la cima y disfrutar del maravilloso paisaje, entraña haberlo escalado con mucho atrevimiento.
    No hay éxito sin sacrificio. 
    ¡El éxito satisfactorio nunca le llega realmente al perezoso! 
La falta de esfuerzo es una de las manifestaciones de la crisis social que vivimos, que resueltamente debemos enfrentar y modificarla.
    La CULTURA DEL FACILISMO, en cualquiera de sus expresiones es anti - ética, e  inmoral.
    Esta cultura del facilismo, que se da en una minoría importante, es la que lleva al narcotráfico, a la generación de la "industria" del secuestro, a las mulas, al sicariato, y también, a la corrupción. Tales expresiones son la muestra clara de lo que genera el deseo compulsivo del consumismo y del poder, la ambición por hacerse reyes así sea por poco tiempo, el deseo de figuración, en últimas, la ambición desmedida, que orienta a muchas personas, y las conduce por el camino de la trampa. 
    La CULTURA DEL FACILISMO también es producto de la inconsecuencia de los mismos ciudadanos que la aceptan y permiten. En las esferas institucionales, por ejemplo, muchos de quienes hoy promueven esta cultura mantienen viva una economía subterránea de las "comisiones" por contratos, y vacunan de manera permanente a aquellas personas que han recibido sus favores políticos.
    La CULTURA DEL FACILISMO ha permitido que muchos establezcan alianzas con sectores ilegales en lo que es el mundo de los contratos y licitaciones y los famosos concursos. ¿Esto es lo que se valida y promueve incluso por los mismos interesados en tener una formación de calidad?. ¿Están interesados en ella?, Pregunto, ¿calidad para qué?



domingo, 14 de febrero de 2016

¿QUIÉN ES UN SEÑOR?

¿Quién es un Señor?

Percy Cayetano Acuña Vigil

 



¿Quién es tu padre, y de qué demo [1] proviene? ¿Quién fue padre de tu padre? ¿Quién tu madre? ¿Quién fue padre de tu madre, y en qué demo tuvo su origen? ¿Posees un santuario de Apolo legado por tus ancestros, y un Zeus que proteja tu hogar? ¿En dónde están sus santuarios? ¿Tienes un mausoleo donde repose tu familia? ¿En dónde se encuentra? ¿Tratas con el debido respeto a tus padres, y cumples con las obligaciones pecuniarias y militares que el estado impone?

Aristóteles, Constitución de los atenienses 55.3 [2]Así describe Aristóteles la interrogación para elegir a los arcontes [3].
Se suele asignar este adjetivo en el habla popular en forma profusa. Veamos algunos de sus significados [4].

1. Como adjetivo designa a quien es dueño de algo; al que tiene dominio y propiedad en ello. U. m. c. s.
2. Como adjetivo en términos coloquiales designa una cualidad Noble, decorosa y propia de un señor.
3. También como adjetivo coloquial antepuesto a algunos nombres, sirve para realzar su significado. Se produjo una señora herida Me dio un señor disgusto
4. Como sustantivo m. y f. designa a una persona respetable que ya no es joven.
5. m. y f. Título que se antepone al apellido de un varón o de una mujer casada o viuda. Señor González, Señora Pérez; o al cargo que desempeña. Señores diputados, Señora Presidenta; en España y otros países de lengua española, se antepone al don o doña que precede al nombre. Señor don Pedro, Señor don Pedro González, Señora doña Luisa, Señora doña Luisa Pérez; en gran parte de América, al nombre seguido de apellido. Señor Pedro González, Señora Luisa Pérez; y en uso popular, al nombre solo. Señor Pedro, Señora Luisa.
6. m. y f. Amo con respecto a los criados.
7. m. y f. Término de cortesía que se aplica a un hombre o a una mujer, aunque sea de igual o inferior condición.
8. m. y f. coloq. Suegro, suegra.
9. m. por antonom. Dios. ORTOGR. Escr. Con may. inicial.
10. m. Jesús. ORTOGR. Escr. Con may. inicial.
11. m. Poseedor de estados y lugares con dominio y jurisdicción, o con solo prestaciones territoriales.
12. m. Título nobiliario.
13. m. Tratamiento que se da a una persona real para dirigirse a ella de palabra o por escrito.
14. m. desus. Título que se anteponía al nombre de los santos. Señor san Pedro. El
Señor Santiago.
15. m. desus. Héroe o protagonista de una historia.
16. f. Señora: Mujer que por sí posee un señorío.
17. f. Señora: Mujer del señor.
18. f. Mujer o esposa.

Señor, ra. (Del lat. senĭor, -ōris).
El gran ~.: 1. m. Emperador de los turcos.


El Gran  Señor de los Turcos ha mandado juntar a todos "los cadís, capitanes, beyes, —o "reyes", según se lee en las primeras ediciones (1) La hora de todos, ed. Introd.  y notas de Luis Lope Grigera, Clásicos Castalia 67, Madrid, 1975, p. 161 y nota 512.


Señora de compañía.
f. La que tiene por oficio acompañar a paseo, a visitas, espectáculos, etc., a señoras y
hasta hace poco tiempo a señoritas que no acostumbraban salir solas de sus casas. Señora de honor. f. Título que se daba a las que tenían en palacio empleo inferior a las damas.

Señor de horca y cuchillo.
m. señor que tenía jurisdicción para castigar hasta con pena capital.
m. coloq. Persona que manda como dueño y con mucha autoridad.

Señor del argamandijo. m. El que tiene el mando de algo.
Señor de los ejércitos. m. Dios.
Señor de salva. m. ant. Personaje de mucha distinción o de elevada jerarquía.
Señor de sí. m. dueño de sí mismo.
~ mayor. m. y f. Persona respetable, de avanzada edad.

Nuestra Señora. f. La Virgen María.

Descansar, o dormir, en el Señor. locs. verbs. Morir con la muerte de los justos. gloriarse alguien en el Señor. loc. verb. Decir o hacer algo bueno, reconociendo a Dios por autor de ello y dándole alabanzas.

Pues señor. expr. coloq. U. para comenzar un cuento o un relato.

Quedar alguien señor del campo.
1. loc. verb. Mil. Haber ganado la batalla, manteniéndose en la campaña o terreno en donde se dio o estaba el enemigo.
2. loc. verb. Haber vencido en cualquier disputa o contienda.


Señor es quien tiene dominio sobre algo o alguien. En este sentido, se aplican las expresiones "señor de los ejércitos", "señor del Reino", "señor de la casa". Históricamente, el título de señor indicaba la superioridad con respecto a los esclavos de los que era el amo, o con respecto a los súbditos a los que dominaba a cambio de protección. También se utilizó para dirigirse a personajes de la nobleza y de la realeza.

En el  Medievo, era  el  título del que dominaba en un feudo (señor feudal) sobre sus súbditos.

En España, donde el término feudo se aplicaba menos, se aplicaba de la misma forma al señorío (señor de vasallos, señor jurisdiccional, señor territorial, señor del lugar, señor de horca y cuchillo...). Entre los títulos de soberanía de los reyes de España se encuentran los de señor de Vizcaya y de Molina. Según el protocolo, se debe tratar a los que poseen este título de Ilustrísimo Señor de..., o de Excelencia.

Se usa el título señor antepuesto al apellido, generalmente para expresar la condición de casado. Es así en expresiones como: "señor y señora González...". Puede preceder a un cargo: "señor presidente". Se utiliza como expresión de respeto para dirigirse a alguien. En las  religiones judeocristianas, suele  aplicarse  a  Dios. En  este  caso  debe iniciarse con mayúscula: "el Señor".

En el judaísmo, el nombre de Dios, que no se debe pronunciar por respeto, es sustituido en las lecturas por la palabra hebrea Adonay, que significa señor, y que se utilizaba para referirse a una persona importante, con capacidad para ejercer su dominio sobre algo o alguien. Seguían así la misma tradición de culturas próximas, que consideraban a sus dioses los Señores del país. Esta idea vino sustentada por el convencimiento de que Dios era el creador (Señor) del mundo, y el que había liberado a Israel del dominio de los egipcios, (Señor del pueblo de Israel, o Sebaoth: Señor de los Ejércitos de Israel).

Posteriormente, al traducir la biblia al griego, Adonay se sustituyó por Κύριος (Kirios), con el mismo significado. Durante la época helenística, la idea de considerar a los dioses como señores, pasó a expresarse en el lenguaje, tanto en la cultura egipcia como en la griega.

Con la llegada del cristianismo, la palabra Señor es utilizada igualmente para referirse tanto a Dios Padre como a Cristo, tradición que se encuentra reflejada ya en las epístolas de Pablo de Tarso (entre los años 51 y 67).

Hago referencia aquí a la famosa metáfora de la “lucha a muerte” entre el amo y el esclavo que provee a Hegel la clave del despliegue de la libertad en el curso de la historia. Con esta metáfora pasa a analizar detalladamente la dialéctica del amo y el esclavo,

En donde resulta determinante en el desarrollo de la Fenomenología   que   solamente arriesgando la vida se mantiene la libertad y que el individuo que no ha arriesgado la vida puede sin duda ser reconocido como persona; pero no ha alcanzado la verdad de este reconocimiento como autoconciencia independiente.

Se  infiere  que  aquellos  que  alguna  vez  se  sometieron a  la  esclavitud  demuestran  su humanidad cuando se arriesgan a morir voluntariamente antes que permanecer subyugados.

Este es el caso de Junín en donde los peruanos que participan son un ejemplo de la lucha por este reconocimiento, convirtiéndose esta batalla en la dialéctica del reconocimiento, haciéndose visible como historia universal de la libertad.
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[1]  Demo: Demo (δeμος, dêmos -"pueblo" en griego-) era la circunscripción administrativa básica en que se dividía el territorio de la antigua Atenas. Su uso castellano es como sustantivo masculino.1 No se recoge tal uso en el DRAE.2 También se utiliza en la forma deme (δeμe),3 que no se recoge en el DRAE.4 El plural griego (demoi δeμοι) es poco utilizado en la bibliografía en castellano.5 También se utiliza demi (δeμι, como plural de deme).6

Los demos áticos o demos atenienses (o demoi o demi) fueron instaurados en las reformas legislativas (isonomía) de Clístenes (del 508 a. C. o 507 a. C. al 501 a. C.) El demo impuso una división con criterios de vecindad, en vez de la división anterior, con criterios de parentesco, propia de las polis aristocráticas. Su funcionamiento implicó un avance determinante en la constitución de la denominada democracia ateniense.

[2] Aristóteles. Constitución de los atenienses. Introducción, traducción y notas: Manuela
García Valdéz. Madrid, Gredos, 1984.

Aristóteles. Constitución de Atenas. Edición, traducción y notas con estudio preliminar por
Antonio Tovar. Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1948 (reimp. 1970)

[3] En la antigua Grecia, los arcontes eran los magistrados que ocupaban los puestos más importantes del gobierno de la ciudad. Su importancia varió a lo largo de los casi cinco siglos que perduró la institución, desde el 753 a. C. —cuando el arcontazgo perpetuo de los reyes de Atenas dio lugar a mandatos de diez años— hasta bien entrado el siglo III a. C., pero constituyeron la base de los gobiernos democráticos de la mayoría de las ciudades griegas. Esta magistratura representa la sustitución del poder de los antiguos reyes por el de las familias nobles, y debió crearse entre los siglos X y VII a. C.
Fustel de Coulanges, Numa D. (1987). La ciudad antigua, Barcelona: Iberia. [4]  Arcontes