lunes, 12 de junio de 2017

Gastón Bachelard: La noción de obstáculo epistemológico: Percy Cayetano Acuña Vigil

Gastón Bachelard




Gaston Bachelard (Bar-sur-Aube,1884- París, 1962) fue un filósofo (epistemólogo), poeta, físico, profesor y crítico literario francés. Estuvo interesado por la historia de la ciencia, moderna o contemporánea, y al mismo tiempo por la imaginación literaria, a la que dedicó una atención paralela.

Gaston Bachelard es una de las figuras más prominentes del pensamiento filosófico y científico contemporáneo, merece una particular atención por parte de todos aquellos que pretenden construir una teoría de la filosofía y de la historia y una teoría  de la historia de las ciencias.

Bachelard, profesor de historia y Filosofía de la ciencia en la Sorbona durante muchos años, fue elaborando una epistemología constituida en la reflexión profunda acerca de los progresos de las ciencias físico-químicas en el presente siglo y en la vigilancia polémica con respecto a las teorías filosóficas del conocimiento. 

La epistemología bachelardiana aporta categorías que han ejercido no poca influencia en el pensamiento de las nuevas generaciones de filósofos y científicos materialistas. La noción de «ruptura epistemológica» permitió, por ejemplo, a Louis Althusser dar un nuevo enfoque, no positivista y anti-evolucionista en su obra teórica más importante.

EL influjo de Bachelard ha sido evidente en pensadores posteriores que han abordado la misma temática, como Gilbert Durand o James Hillman, también lo leyeron Barthes o Starobinski. Otras figuras de talla han reconocido su valía, como Georges Canguilhem y Michel Foucault en el terreno epistemológico.

Entre 1919-1930 va a dedicarse a sus tareas como profesor en su población natal. De hecho en 1920, se había licenciado ya en filosofía, y en 1922 logró ser agregado de filosofía, disciplina que enseñó por entonces en Bar-sur-Aube. También enseñaba ciencias (física). En 1927 dio clases y cursos de Letras, en Dijon.

El 23-V-1927 logró doctorarse en la Sorbona, con directores de primera fila, como Abel Rey y Léon Brunschvicg. Entre 1930 y 1940 fue profesor de filosofía, en la Facultad de Letras de Dijon, y culmina su carrera entre 1940 y 1954 siendo profesor en la Sorbona; allí explica historia y filosofía de las ciencias, como sucesor de Abel Rey. Además fue director del Instituto de Historia de Ciencias y Técnicas.
Estuvo un curso más, 1954-1955, como profesor honorario en la Sorbona.



Pensamiento científico

En sus obras El nuevo espíritu científico (1934) y La formación del espíritu científico (1938) expone sus ideas sobre la Filosofía de la Ciencia. Su obra más importante en este terreno es El materialismo racional (1953). Supone su planteamiento una superación del debate empirismo/racionalismo, que combate a cada uno de ellos por separado, así en El nuevo espíritu científico.

Para Bachelard el materialismo racional se halla en el centro de un espectro epistemológico cuyos extremos son el idealismo y el materialismo. Su crítica al inductivismo y al empirismo se trasluce en su idea de que el hecho científico se construye a la luz siempre de una problemática teórica, y lucha contra las ilusiones del conocimiento inmediato, como dice en su «philosophie du non», y se prosigue con un racionalismo aplicado («rationalisme appliqué») o de un materialismo racional («matérialisme rationnel»), que supere la oposición entre empirismo y racionalismo, para estudiar cómo se produce cada reorganización, cada renovación.



Para Georges Canguilhem su ejercicio "se trata de un compromiso de la razón contra esa forma de racionalismo, especie de superstición científica, expresión beata de un primer éxito de racionalización". Se trata de estudiar las reconstituciones científicas.

El acceso al conocimiento como la historia de las ciencias está marcado por un corte («coupure épistémologique»), que separa lo precientífico de lo científico; lo cual implica una verdadera ruptura epistemológica («coupure épistémologique»). Bachelard consideraba que la ciencia progresaba a través de la superación de obstáculos epistemológicos («obstacles épistémologiques»), pues todo conocimiento, solía resaltar, es aproximado. En este sentido, se conoce "en contra del conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza la espiritualización". Algunos de los obstáculos que deberá superar la ciencia son, entre otros, la opinión y la observación básica, que deben sustituirse por el ejercicio de la razón y por la simultánea experimentación.

Según Bachelard, la ciencia no puede producir verdad. Lo que debe hacer es buscar mejores maneras de preguntar a través de rectificaciones. Él usa para ejemplificar el caso una metáfora: "El conocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta alguna sombra". Cada superación de algún obstáculo epistemológico conlleva necesariamente otro obstáculo más complejo.

“Poseo el mundo tanto más cuanta mayor habilidad tenga para miniaturizarlo. Pero de paso hay que comprender que en la miniatura los valores se condensan y se enriquecen. No basta una dialéctica platónica de lo grande y de lo pequeño para conocer las virtudes dinámicas de la miniatura. Hay que rebasar la lógica para vivir lo grande que existe dentro de lo pequeño”. Decía el filósofo por ejemplo, que "en la antigüedad la llama de una vela hacía pensar a los sabios".

Imaginación poética

En la parte critico-literaria de su obra —muy importante y vasta—, Bachelard se consagrará a profundizar sobre el problema de la imaginación poética.



Sus estudios sobre psicología de los elementos, el agua, el aire, la tierra, en sus relaciones con la literatura son hoy clásicos: Psicoanálisis del fuego (1938), El agua y los sueños (1942), El aire y los sueños (1943), La tierra y la ensoñación de la voluntad (1948). En estas obras se refleja cierta influencia de Jung,6 pero asimismo de Marie Bonaparte y el surrealismo. Ciertas afirmaciones suyas, como que "baste que hablemos de un objeto para creernos objetivos", pone en conexión esas otras preocupaciones con las epistemológicas.

Todos sus últimos libros, desde 1938, muestran una búsqueda más poética, acaso culminada con La poética del espacio (1957), que usan los arquitectos, y La poética de la ensoñación (1960).



Obstaculo epistemologico

Un obstáculo epistemológico es un conocimiento anterior que obstaculiza el aprendizaje de uno nuevo.

Bachelard tiene un remedio para superar los obstáculos epistemológicos y subir al siguiente nivel de aprendizaje: una purga --en sentido metafórico. Dice Bachelard: "De ahí que toda cultura científica deba comenzar por una catársis intelectual y afectiva." Una catársis, es decir, la expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo. 

Y si se llega a superar el obstáculo y se aprende el conocimiento nuevo, entonces sucede algo muy curioso: se aprendió y se desaprendió. (Se aprendió que el concepto de "consecutivo" sólo tiene sentido para los enteros y ,al mismo tiempo,  la "regla conocida del consecutivo" se desaprendió, es decir, se corrige a "le sumas 1,... si estás en los naturales".) 

En el sentido de la metáfora de purga: el antiguo concepto es expulsado (desaprendido) del sistema cognitivo y es sustituido por otro que modifica al antiguo y que es el que se mantendrá vigente... hasta que llegue el momento en que se haga obsoleto ante nuevas expansiones del concepto de número...

En su libro La formación del  espíritu científico, Gaston Bachelard acuña el concepto de obstáculo epistemológico (1948, Siglo XXI).  Dice Bachelard (p20):

Frecuentemente me ha chocado el hecho de que los profesores de ciencias, aún más que los otros si cabe, no comprenden que no se comprenda. Son poco numerosos los que han sondeado la psicología del error, de la ignorancia y de la irreflexión.



Pone el ejemplo del principio de Arquímedes: "Es, entonces, bastante difícil hacer comprender el principio de Arquímedes, en su asombrosa sencillez matemática, si de antemano no se ha criticado y desorganizado el conjunto impuro de las intuiciones básicas." (En el adulto educado, la autocrítica debería tener el efecto de una purga... )

El concepto de obstáculo lo retoma  Guy Brousseau en la década de 1970, sacándolo del ámbito de la filosofía y poniéndolo en circulación en la enseñanza de las matemáticas. Bueno, tuvo que esperar a que su teoría se hiciera famosa, es decir, a partir de la década de 1990. 

Como se sabe, Guy Brousseau es el creador de la Teoría de las Situaciones Didácticas, creada específicamente para la enseñanza de las matemáticas, pero que actualmente ha ampliado sus horizontes y se usa para la enseñanza de otras disciplinas científicas y no científicas. El enfoque enfatiza el error, es decir, primero hay que llevar al alumno a reconocer que sus métodos son inadecuacuados.

Comparto el escrito de:
La noción de obstáculo epistemológico en Gastón Bachelard
Luis Eduardo Villamil Mendoza.

Uno de los grandes aportes que realizo Bachelard a la moderna teoría del conocimiento fue sin duda alguna el de obstáculo epistemológico; estos son dificultades psicológicas que no permiten una correcta apropiación del conocimiento objetivo; a lo largo de la historia de la filosofía se habían realizado grandes esfuerzos para determinar las dificultades especificas que no permitían una apropiación adecuada de la realidad, pero estas dificultades se identificaban con la insuficiente capacidad de los órganos sensoriales para captar los diferentes fenómenos naturales, o con lo inapropiados de los instrumentos materiales utilizados en la investigación de los acontecimientos naturales.

La búsqueda de dificultades al interior del intelecto del hombre para acceder al conocimiento objetivo la inicia Francis Bacon, quien en su obra Novum Organum plantea la necesidad de mantener una aptitud escéptica frente a todo el conocimiento obtenido hasta la fecha pero plantea la posibilidad de un conocimiento objetivo si se realiza antes una reforma del método para alcanzar la verdad; un primer paso en la reforma del método se realizaba limpiando la mente de errores que siempre están presentes cuando se realiza una investigación, esos errores Bacon los identifica como ídolos, que son prejuicios que se presentan al espíritu y que no permiten la correcta interpretación de la naturaleza.
Francis Bacon identifica cuatro tipos distintos de ídolos: ídolos de la tribu, ídolos de la cueva, ídolos del foro o del ágora y los ídolos del teatro o espectáculo, todos ellos juegan un papel importante en la dificultad presentada al momento de apropiarse de la realidad.




  • Los ídolos de la tribu son comunes a toda la raza humana y consisten en la tendencia a suponer que existe más orden y regularidad en la naturaleza de lo que realmente ésta tiene, se otorga realidad a cosas o sucesos que son deseados o imaginados posibilitando el engaño por parte de los sentidos.
  • Los ídolos de la cueva son propios de cada hombre quien se encuentra dentro de una cueva que refracta la luz de la naturaleza distorsionando la realidad, pero esa distorsión no es la misma en todos los individuos pues depende de los hábitos, constitución corporal y mental, educación y accidentes de cada sujeto.
  • Los ídolos del foro, ágora o mercado se originan en el trato de unos hombres con otros en donde significados erróneos dados a ciertos términos se terminan aceptando como reales y ciertos, estos errores se ratifican con el uso generalizado de los términos y pasan a ser tornados corno ciertos.
  • Los ídolos del teatro provienen de leyes equivocadas de demostración dadas por los dogmas filosóficos, es por esta razón que según Bacon hay tantos ídolos del teatro como sectas filosóficas a saber: sofistas, empíricos y supersticiosos.
Bachelard, al igual que Bacon, encuentra elementos en el interior del intelecto que dificultan el conocimiento certero de lo real y no permiten la adecuada evolución del espíritu para que pueda pasar de un estado pre-científico caracterizado por lo objetivo, lo inmediato, lo dado por los sentidos a un estado científico caracterizado por las ciencias físicas actuales.

Frente a los grandes cambios sufridos por todas las ramas del saber el espíritu científico no puede permanecer impasible; ha de transformarse, proyectarse, crear nuevos métodos que le permitan entender y teorizar la gran revolución acaecida en las disciplinas científicas de la actualidad.

Esto es de gran importancia pues los frutos de este desarrollo científico son nuevos y "llega siempre la hora en que no se tiene ya interés en buscar lo nuevo en las huellas de lo antiguo, en que el espíritu científico no puede progresar mas que creando métodos nuevos. Los conceptos científicos mismos pueden perder su universalidad”



El nuevo espíritu científico ha de tomar conciencia respecto a que un nuevo discurrir esta formulado con base en un experimento ya sea material o intelectual (recuérdese, los famosos experimentos mentales de Albert Einstein); si el resultado del experimento es nuevo, cambia o se contradice con lo que antes se esperaba, el discurrir que se haga del mismo también debe cambiar. La movilidad y constante evolución de los métodos científicos es la característica del pensamiento actual, sin la que el espíritu no se puede apropiar responsablemente del evolucionar contemporáneo de las ciencias.

Para alcanzar este grado de enriquecimiento epistemológico el nuevo espíritu científico ha de abandonar los hábitos analíticos de la experiencia que siempre ha utilizado y que en general son propios de todo espíritu pre-científico; estos hábitos Bachelard los identifica como obstáculos epistemológicos que son barreras que se oponen a la formación de un espíritu científico.

Los obstáculos epistemológicos no se refieren a los elementos externos que intervienen en el proceso del conocimiento científico, como podría ser la complejidad o la dificultad para captar el nuevo fenómeno al modo cartesiano, en el que la causa fundamental para no poder acceder al conocimiento radica en la mínima capacidad que tienen los sentidos para captar la realidad, sino a las condiciones psicológicas que impiden evolucionar al espíritu científico en formación.

Es de suma importancia entender que el espíritu cuando se presenta ante un fenómeno para intentar comprender las leyes que lo rigen y que le permiten existir, no se presenta desnudo, sino con una serie de prejuicios que no le permiten un contacto directo y cualitativo con la nueva realidad, dado que "es entonces imposible hacer, de golpe tabla rasa de los conocimientos usuales. Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debería saberse. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutación brusca que ha de contradecir a un pasado.”


  1. Bachelard identifica diez obstáculos epistemológicos; el primer obstáculo a superar es el de la experiencia primera; está experiencia esta conformada de informaciones que se perciben y se alojan en el espíritu generalmente en los primeros años de la vida intelectual esas informaciones no se pudieron someter a critica alguna, pues el espíritu se encontraba desarmado y altamente voluble dado que se encontraba sumergido en la inconsciencia del ignorar; al no sufrir critica alguna estas experiencias primeras pasan sin tamizar a convertirse en verdades primarias frente a las que es imposible crear nuevos conocimientos que vayan en contra de las mismas. Este obstáculo se ve reforzado por el aparente capricho de la naturaleza, que nos muestra una realidad inmediata que nada tiene que ver con el fenómeno verdadero; es por esto que "el espirita científico debe formarse en contra de la naturaleza, en contra de lo que es dentro y fuera de nosotros, impulso y enseñanza de la naturaleza, en contra del entusiasmo natural, en contra del hecho coloreado y vario. El espíritu científico debe formarse reformándose.
  2. El segundo obstáculo epistemológico identificado por Bachelard es el obstáculo realista, que consiste en tomar la noción de sustancia como una realidad, que no se discute y de la que parte toda una serie de conocimientos que tiene relación directa e indiscutible con la naturaleza de la sustancia misma, como no se puede explicar se la toma como causa fundamental o como una síntesis general del fenómeno natural al que se le asigna, es así como los alquimistas creían que en el oro se habían concentrado todas las bondades y propiedades características del sol; cosa similar sucedió con el fuego, ya que al desconocerse su génesis, se lo toma como un a causa universal. En este momento una sustancia real, misteriosa, deja de, ser un problema científico para convertirse en la generatriz de toda la realidad.
  3. El tercer obstáculo identificado por Bachelard es el verbal y se ubica en los hábitos verbales utilizados cotidianamente los que se convierten en obstáculos más efectivos cuanto mayor sea su capacidad explicativa, es así como un término que aparezca claro y diáfano al entendimiento pasa a ser tratado como un axioma al que no es necesario explicar, deja de ser una palabra y pasa a ser una categoría empírica para el que lo utiliza.
  4. El conocimiento unitario y pragmático es identificado como el cuarto obstáculo epistemológica que se presenta en toda comunidad pre-científica ya que el concepto de unidad permite simplificar el estudio de cualquier realidad, al poderse explicar el todo también se ha de poder automáticamente explicar sus partes, la unificación explica toda la realidad. El concepto de unidad se vuelve mas peligroso si va unido con el de utilidad pues de inmediato se da más valor explicativo a lo que de alguna manera es útil, así ‘para el racionalismo pragmático una nota sin utilidad es un irracional'. 
  5. El quinto obstáculo epistemológico es el denominado sustancialista que consiste en la unión que se hace de la sustancia y sus cualidades, Bachelard distingue un sustancialismo de lo oculto, de la intimo y de la cualidad evidente; en el sustancialismo de lo oculto se supone una realidad encerrada, cubierta por la sustancia la que se convierte en un problema pues se debe abrir esa sustancia para exponer su contenido; en el sustancialismo de la intima la cualidad profunda esta encerrada pero no de manera superficial sino profundamente encerrada, así que el trabajo para abrirla se torna más dispendioso ya que se asemeja al trabajo del alquimista que relacionaba la dificultad para hacer reaccionar algunos metales con lo estrechamente cerrado de su envoltura; de acuerdo can Bachelard en el sustancialismo de la evidente la realidad se capta en una intuición directa dando lugar a una explicación simple y peligrosamente sencilla.
  6. El sexto obstáculo es el realista en el que el entendimiento queda deslumbrada con la presencia de lo real, hasta tal punto que se considera que no debe ser estudiado ni enseñado, lo real se adorna con imágenes que llevan consigo las marcas de las impresiones personales del sujeto que investiga, así la argumentación de un realista es más agresiva frente al que no lo es porque el primero cree poseer la realidad del fenómeno.
  7. El séptimo obstáculo epistemológico es el denominado animista, según este cualquier sujeto presta mayor atención y por tanto da una más grande valoración al concepto que conlleve a la vida, que contenga vida o que se relacione con ella; en el espíritu investigativo siempre primará la vida pues ésta otorga un gran valor al elemento o elementos que tengan la posibilidad de contenerla; esta valoración no es nueva y siempre ha acompañado al hombre en cualquier estado de su desarrollo intelectual; no es casual el gran valor que se le da a la sangre en todas las culturas y en la gran mayoría de civilizaciones, pues ésta era identificada como el líquido dador de vida sin el cual la vida no era posible y, que al dejarse escapar se escapaba también la vida. Todo lo que posee vida tiene ya un carácter superior frente a lo que no la tiene, 'la palabra vida es una palabra mágica. Es una palabra valorizada. Todo otro principio palidece cuando se puede invocar un principio vital' 
  8. El mito de la digestión es identificado como el octavo obstáculo a tener en cuenta, según este todo fenómeno que tenga relación con la digestión o la cocción (se considera al estomago como una gran caldera) pasará a obtener una mayor valoración explicativa; es así como al ser considerado el proceso de la digestión como un pequeño incendio por los alquimistas ellos le dieron más importancia a los procesos en que se necesitará del fuego para obtener un producto o una reacción; la digestión no solo lleva inmersa la idea de fuego sino también de vida, ya que es por el proceso de asimilación de alimentos mediante la digestión que la vida se mantiene. De esta manera el obstáculo se ve reforzado por otro anteriormente tratado, el animista, haciéndolo aún más peligroso para la consecución del conocimiento objetivo.
  9. El noveno obstáculo epistemológico, Bachelard lo identifica como la libido, a la que se interpreta desde el punto de vista de la voluntad de poder o la voluntad de dominio hacia otros presentada en el individuo que investiga y que no puede dejar de reflejar en sus experimentos o en sus intentos de dar explicación coherente ante un fenómeno nuevo. Un ejemplo de ello es el fenómeno presente en todas las grandes culturas en las cuales la posesión de conocimiento o de hombres que poseyeran conocimientos permitían a unos pocos iniciados estar en las más altas esferas sociales; dado que tenían el poder de transformar el mundo real e influir sobre el mundo inmaterial.Otra faceta de este obstáculo es la constante referencia a pensamientos sexuales que se hacen presentes en todo espíritu científico en formación al enfrentarse a una situación nueva, y que según Bachelard se manifiesta plenamente en las reacciones químicas, aunque se encuentran presentes en todas las disciplinas del saber "enseñando química, he podido constatar que, en la reacción del ácido y la base, la casi totalidad de los alumnos atribuyen al papel activo al ácido y el pasivo a la base”,  de esta manera no cabe duda de la primacía explicativa en la reacción, que se le ha de atribuir al ácido.
  10. El último obstáculo es identificado por Bachelard como el del conocimiento cuantitativo, ya que se considera todo conocimiento cuantitativo como libre de errores, saltando de lo cuantitativo a lo objetivo, todo lo que se pueda contar tiene una mayor validez frente a lo que no permita este proceso lo que no se pueda contar o que no tenga gran influencia sobre la cuantificación final se puede despreciar permitiendo el error típico que sucede cuando no se tiene en cuenta las escalas de los problemas llevando los mismos juicios y raciocinios experimentales de lo muy grande a lo muy pequeño.
Todas las anteriores nociones se constituyen en elementos que dificultan el paso de un espíritu pre científico a un espíritu verdaderamente científico.




Estas nociones no sólo son propias del pensamiento científico contemporáneo pues Bachelard muestra que se presentan también de manera muy evidente en la antigüedad y en la época medieval, con lo que se pone de manifiesto que los obstáculos epistemológicos no son propios de una comunidad científica en especial o de una etapa de la historia del conocimiento sino que están presentes en los sujetos que han pretendido hacer ciencia a lo largo de todos los tiempos; es sólo mediante la superación sistemática de los obstáculos epistemológicos como el espíritu puede evolucionar de un estado pre científico en el que la materia prima del conocimiento es la realidad circundante a uno en el que la misma noción de realidad se toma como una excusa para hacer ciencia, en el que nuevos conocimientos surgen de nuevas realidades existentes a veces únicamente como símbolos matemáticos.

BIBLIOGRAFÍA
[1] BACHELARD, Gastón. (1981) El nuevo espíritu científico. México: Editorial Nueva Imagen.
[2] BACHELARD, Gastón. (1987) La formación del espíritu científico. México: Editorial Siglo XXI.
Luis Eduardo Villamil Mendoza. Filosofo de la Universidad Nacional De Colombia. Licenciado en Matemáticas y Física de la Universidad La Gran Colombia. Especialista en ciencias Físicas de la Universidad Nacional de Colombia.
© Luis Eduardo Villamil Mendoza 2008

Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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