CHESTERTON Y LA FILOSOFÍA DEL ASOMBRO AGRADECIDO

J. GÓMEZ LÓPEZ

CHESTERTON Y LA FILOSOFÍA DEL ASOMBRO AGRADECIDO

 

La obra de Gilbert K. Chesterton es muy amplia y ampliamente estudiada. En este artículo nos fijaremos en un elemento esencial de su pensamiento que hemos denominado 'filosofía del asombro agradecido'. En efecto, la cosmovisión chestertoriana gira en torno a la gratuidad de la Creación, gratuidad que ha de producir asombro y agradecimiento a todos los que gozamos de su existencia. A esta conclusión llegó Chesterton sólo con su reflexión y luego descubrió que era una de las verdades fundamentales del dogma cristiano. Más adelante el asombro y el agradecimiento se incrementarán cuando descubre el dogma de la Encarnación.

La filosofía del asombro agradecido recorre toda la obra de nuestro autor, pero tiene uno de sus mejores exponentes en sus ensayos sobre San Francisco de Asís Santo tomás de Aquino. Chesterton considera que el santo de Asís abre una puerta por la que se sale de la edad oscura que era la que estaba atravesando la Europa de entonces. El cristianismo primitivo -observa Chesterton- se vio en la necesidad de purificar el hedonismo y la inmoralidad en la que había caído la antigüedad pagana. Por eso hay una cierta huida del mundo en los primeros siglos del cristianismo.

El Medievo del siglo XII inaugura una nueva época de afirmación de la bondad del mundo salido de las manos del Creador, afeado por el hombre, pero renovado por la Encarnación. Sería absurdo considerar al Poverello de Asís como un budista inmerso en el gran todo de la naturaleza a la que pudiera adorar como un fin último. Al contrario, San Francisco descubre en cada ser natural una criatura querida por Dios. La hermana agua, el hermano sol, el hermano lobo son hermanos de Francisco porque se encuentran en total dependencia del Creador igual que los hombres. La visión alegre y agradecida frente a la creación que se manifiesta en su Cántico a las criaturas, es una actitud enteramente cristiana. 

'Este sentido de intensa gratitud y de la sublime dependencia no era una simple frase ni un pasajero sentimiento religioso -nos dice Chesterton-. La verdad más profunda sobre este mundo es que depende de la misericordia de Dios, de su amor gratuito que saca la existencia de la nada'.

Por otra parte, en el ensayo sobre Santo Tomás, el escritor inglés afirma que pocos años después de la revolución franciscana, el de Aquino realiza la revolución aristotélica. La bondad del mundo recuperada por la poesía de San Francisco es ahora revalidada por la filosofía y teología tomista. Santo Tomás ofrece un cosmos ordenado, basado en la creación del mundo por un ser personal y libre que es Dios.

La causa del asombro agradecido no depende tan sólo del dogma de la Creación sino sobre todo de la Encarnación del Verbo. En uno de sus ensayos nuestro autor afirma: 'San Francisco, a pesar de todo su amor por los animales, nos salvó de ser budistas y Santo Tomás, a pesar de todo su amor por la filosofía, nos salvó de ser platónicos. Pero quizás resulte mejor decir esta verdad en forma más simple, ambos afirman la Encarnación trayendo de nuevo a Dios a la tierra. 

Por eso el escritor inglés habla de San Francisco y Santo Tomás como auténticos humanistas, no en el sentido nietscheriano, del 'superhombre' sino en la acepción teológica: la dignidad del hombre proviene de la humanización de la divinidad, que es de hecho el dogma más fuerte, más sublime y central de la fe cristiana. Los dos medievales remachan de esta forma la conmovedora doctrina de la Encarnación.

De lo dicho podemos concluir con toda razón que 'la filosofía del asombro agradecido' es uno de los elementos centrales de la cosmovisión de Chesterton, como debe constituir una de las actitudes fundamentales de toda visión cristiana.

J. GÓMEZ LÓPEZ

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