Percy Cayetano Acuña Vigil
Frente al beneplácito de muchos alumnos y la complacencia de los administradores de turno se observa con dolor que, una vez más, la cultura del facilismo parece imponerse a la necesaria cultura del esfuerzo.
Es imprescindible tener presente que el propósito primordial del sistema educativo es la enseñanza y el aprendizaje, y no la emisión de títulos o certificados.
Consecuentemente, aceptar esta propuesta del facilismo equivaldría a suponer que lo que importa no es aprender, sino simplemente aprobar o "zafar".
Construir una institución que abandone su adolescencia implica dejar de lado las teorías hedonistas que suponen alcanzar el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo que, lamentablemente, aquí se promueve por los ignorantes que les trasmiten a los jóvenes alumnos cantos de sirena sin tener en cuenta sus graves consecuencias futuras.
La cultura del esfuerzo es una garantía de progreso personal, porque sin esfuerzo no hay aprendizaje.
Quiénes quieren triunfar deben estar dispuestos a pagar el precio del sacrificio que demanda el ideal propuesto. Deben pagar la justa compensación por el éxito. Quienes esperan cosechar las bondades de la libertad deben soportar la fatiga de la defensa y pagar su respectivo costo, pueblo que espera buenos servicios sociales y ver sus derechos respetados debe aprender a exigirlos sin recurrir a la violencia.
Este precio es doble: Primero, un trabajo perseverante que conduzca al fin propuesto, nunca estar ociosos, ejercitar la mente y el cuerpo, trabajando con ardor. Y segundo, sacrificar o dejar de lado todo aquello que nos impida el logro, como: cambiar deseos, sentimientos, comodidades, estados mentales o emotivos que amenacen obstaculizar el propósito que se ha fijado.
Se debe promover el deber de sacrificarse por aquello que le gustaría ser o hacer. Entre más grande el obstáculo, más grande es la gloria al vencer. El que quiera prosperar tiene que luchar.
Nombre una cosa, que valga la pena y que se pueda conseguir sin esfuerzo. Todo lo que es hermoso y valioso en esta vida es costoso y supone una y mil batallas ganadas. Conquistar la cima y disfrutar del maravilloso paisaje, entraña haberlo escalado con mucho atrevimiento.
No hay éxito sin sacrificio.
¡El éxito satisfactorio nunca le llega realmente al perezoso!
La falta de esfuerzo es una de las manifestaciones de la crisis social que vivimos, que resueltamente debemos enfrentar y modificarla.
La CULTURA DEL FACILISMO, en cualquiera de sus expresiones es anti - ética, e inmoral.
Esta cultura del facilismo, que se da en una minoría importante, es la que lleva al narcotráfico, a la generación de la "industria" del secuestro, a las mulas, al sicariato, y también, a la corrupción. Tales expresiones son la muestra clara de lo que genera el deseo compulsivo del consumismo y del poder, la ambición por hacerse reyes así sea por poco tiempo, el deseo de figuración, en últimas, la ambición desmedida, que orienta a muchas personas, y las conduce por el camino de la trampa.
La CULTURA DEL FACILISMO también es producto de la inconsecuencia de los mismos ciudadanos que la aceptan y permiten. En las esferas institucionales, por ejemplo, muchos de quienes hoy promueven esta cultura mantienen viva una economía subterránea de las "comisiones" por contratos, y vacunan de manera permanente a aquellas personas que han recibido sus favores políticos.
La CULTURA DEL FACILISMO ha permitido que muchos establezcan alianzas con sectores ilegales en lo que es el mundo de los contratos y licitaciones y los famosos concursos. ¿Esto es lo que se valida y promueve incluso por los mismos interesados en tener una formación de calidad?. ¿Están interesados en ella?, Pregunto, ¿calidad para qué?
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