Hace unos días vi en televisión una entrevista a dos personajes públicos, uno de ellos, un innombrable, aducía que el honor no existe, lo hacía en referencia al uso que se ha hecho del patio de honor del Palacio de Gobierno descalificando al otro entrevistado que criticaba el uso inapropiado de este espacio.
Pobre el individuo de marras, por eso lo califico de innombrable. Un individuo que se atreve a cuestionar el concepto de Honor esta descalificado como hombre y pasa en mi concepto a la mera categoría de animal.
Considero que el uso inapropiado del patio de Honor de Palacio de Gobierno es una afrenta a la imagen que se tiene del Honor de la Nación.
Existen diversas reglas compartidas que se basan en ideales y que constituyen lo que supone una conducta honorable dentro de una comunidad. El honor, en muchos casos, está vinculado a la dignidad.
¿Qué es lo que es el honor? Es una cualidad que es una puerta a las acciones nobles. La virtud puede ser la base del honor. Cicerón escribió « verum decus in virtute positum est » – el verdadero honor radica en la virtud. Pero es el concepto de honor en una gran parte de su sentido una cualidad que vale solamente con relación a su propia conciencia. El honor puede ser un deseo de un determinado bien, que se reconoce como validado por otros. Es sin duda uno que asocia con quien lo cuida, pero también es un fenómeno social. De hecho, es el grupo el que sanciona la gloria que se la da al hombre de honor.
En Occidente, el honor se asoció primero con el ser bien nacido y así poder, en la acción, de realizar una cantidad superior a los requisitos de la estricta obligación. El honor es la fuerza del alma que anima a despertar por el deber, e incluso a veces nos lleva más allá de lo que prescribe. Los honores se convirtieron en el sello distintivo de rango, del lugar ocupado en la jerarquía social.
El honor es la cualidad moral que obliga al hombre al más estricto cumplimiento de sus deberes consigo mismo y con los demás.
El honor es una cualidad moral que lleva al sujeto a cumplir con los deberes propios respecto al prójimo y a uno mismo. Se trata de un concepto ideológico que justifica conductas y explica relaciones sociales.
El honor es un símbolo de la vida virtuosa y un elemento esencial de la dignidad humana y pertenece al inconsciente colectivo como un valor esencial en el arquetipo del héroe.
La consecuencia de la conducta virtuosa es el honor de la buena reputación y la buena opinión ejemplar; y en el caso de las acciones heroicas, la gloria. El honor se adquiere con el comportamiento honesto que pone en evidencia la propia dignidad para merecerlo. El honor es una alabanza que expresa un homenaje a la buena actitud y a la correcta disposición como forma de vida. Un cargo de honor se brinda a todo aquel que por sus virtudes se hace acreedor al uso de ese título y a sus favores como si realmente lo tuviera.
Las personas que merecen honores son consideradas en un nivel de jerarquía superior, más importante, porque han sido capaces de cumplir escrupulosamente con sus compromisos, han observado una conducta laboriosa y desinteresada y se han destacado por su honestidad y sus virtudes morales.
Los honores militares son demostraciones de honra y respeto por una trayectoria impecable. De manera que una persona honorable es aquella que es digna de ser honrada.
Legión de Honor significa la orden y condecoración de más alto rango que existe en la República francesa. Creada por Napoleón pueden merecerla tanto hombres como mujeres, franceses o extranjeros que se han destacado durante veinte años por méritos civiles o actos de valentía en época de paz o por servicios militares durante la guerra.
En este mundo moderno son cada vez menos las personas dignas de honor. La conducta virtuosa se ha tornado inestable y relativa, algo que alguien realiza según las circunstancias y que no se preocupa en mantener.
Considero que la orden de la Legión de Honor, creada por Napoleón, en poco tiempo permanecerá desierta por falta de candidatos para tan alto rango.
El hombre actual no es digno de honor, es “Light”, no piensa a largo plazo, se reduce a la inmediatez, por lo tanto no intenta proyectarse con una conducta estable y comprometida, sino que se permite cambiar según los dictados de las tendencias en las cuales se alista para pertenecer.
El honor ha dado lugar al actor que necesita ser aceptado y no segregado, adecuándose a las circunstancias para ser igual a los demás, evitando esfuerzos o conductas pasadas de moda, como la honradez o la honorabilidad, para no ser tildado de pacato y fuera de onda.
Es que el ser honorable como modo de vida parece reducir las posibilidades de su reconocimiento en una sociedad que se desarrolla sobre la base de la supervivencia del más apto.
Las grandes ciudades recrean los modos de vida del hombre primitivo, donde la lucha por sobrevivir anula toda capacidad simbólica y vuelve al hombre a una condición infrahumana.
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