jueves, 18 de julio de 2013

LA PREPOTENCIA, cualidad común hoy día.




Se refiere al abuso u al alarde de poder. Denota al Poder o influencia muy grande o superior al de otros. La Prepotencia es un concepto que tiene su origen etimológico en la praepotentĭa, de la lengua latina. Se trata de la característica de una persona que impone su poder o su autoridad sobre otros sujetos para sacar un provecho o para ostentarlo.

La 'prepotencia' se traduce como el 'abuso de poder que alguien tiene y que, en virtud del mismo, puede dañar intencionalmente a los demás en diversos grados, normalmente sin recibir en lo inmediato ninguna forma de “pena” por las consecuencias de los actos cometidos. Esto puede ocurrir en cualquier ámbito, desde el político hasta el doméstico.

El sujeto prepotente no tiene capacidad para la autocrítica, porque se a quedado en un momento primitivo de su desarrollo psíquico.  Necesita quedar por encima y demostrar su poder. Se cree infalible. No se conoce bien a si mismo. Tiene un “yo” débil y acaba proyectando todo lo que considera malo sobre los demás. No acepta la responsabilidad de sus errores porque se siente culpable de no llegar a de ser perfecto. Todo sentimiento de culpa hace bajar su autoestima. Se asusta de las diferencias y tiene rasgos misóginos, racistas y dictatoriales.

La prepotencia es algo propio de ignorantes, que se sienten menos y tratan de aparentar más. Ser prepotente no da dignidad y resta humanidad. La arrogancia y el engreimiento no transforman a nadie en mejor persona, por el contrario, ponen al descubierto todas sus debilidades.

Poder y prepotencia



Para ARANGUREN el poder puede convertirse en prepotencia:

- cuando afecta a valores vitales,
- cuando suprime la libertad personal o afecta también a vigencias sociales.

Incluso estas vigencias sociales, se pueden transformar por una exageración del poder en prepotencia:

- cuando el Estado invade competencias que no le corresponden y además el poder puede llegar a manipular a la sociedad o manipular a esas vigencias sociales, no solamente a través de una acción determinada, sino también a través del silencio, del ocultamiento de parte de la realidad o incluso cuando el Estado pretende dejar de hablar sobre un asunto determinado.

- puede también utilizar a los medios de comunicación favoreciendo a unos grupos sociales y perjudicando a otros y mucho más grave cuando se trate del ejercicio de la democracia en unas elecciones.

El derecho como moralización del poder:

Una de las funciones principales del derecho debe consistir en la moralización del poder. (Es la función esencial).

El Estado de Derecho es la gran creación moderna, el problema está en conseguir que el Estado de derecho sea real en la práctica. Ni siquiera en Inglaterra donde Mostesquieu vio la separación de poderes, se da una autentica separación.

El actual sistema democrático de partidos, se ha convertido en un poderoso medio de organización. La relación entre el gobierno y el partido que le apoya se ha convertido en una mera cuestión interna del partido. Se corre el riesgo de que exista una concentración de poder.

La autentica separación de poderes se tiene que dar entre el partido en el poder y el partido de la oposición (o entre el poder de hoy y el de mañana)

Lo que debe caracterizar el sistema democrático actual es el reconocimiento de la existencia de la oposición y esta cuestión se plantea como un deber de ética política.

Sociedad vital:

La mejor garantía contra la prepotencia es la existencia de una sociedad vital. Un sistema democrático se debe fundamentar en el reconocimiento de las ASOCIACIONES INTERMEDIAS que representan el pluralismo social y al mismo tiempo garantizan la libertad y la igualdad.

Asociaciones:
La prepotencia suele asociarse a la soberbia, a la arrogancia y a la vanidad.  El sujeto prepotente tiene una excesiva valoración de sí mismo, sintiéndose superior a los demás. Por eso no duda en tratar de imponerse por la fuerza (ya sea física o simbólica), convencido de que el resto de la gente debe someterse a su voluntad.

La soberbia consiste en concederse más meritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor propio: estimarse muy por encima de lo que uno vale. Es falta de humildad y por tanto, de lucidez. La soberbia es la pasión desenfrenada sobre sí mismo. Apetito desordenado de la propia persona que descansa sobre la hipertrofia de la propia excelencia. Es fuente y origen de muchos males de la conducta y es ante todo una actitud que consiste en adorarse a sí mismo: sus notas mas características son prepotencia, presunción, jactancia, vanagloria, estar por encima de todos lo que le rodean. La inteligencia hace un juicio deformado de sí en positivo, que arrastra a sentirse el centro de todo, un entusiasmo que es idolatría personal.

Para Nietzsche la soberbia es una virtud elevada, propia de hombres superiores, la cual conduce a una honestidad absoluta consigo mismo (lo cual hace imposible cualquier trampa o acto deshonesto), valentía y superación constante siempre buscando estar por encima de los demás y no ocultarlo ante nadie en aquello y en todo.

La palabra vanidad procede del latín vanitas,-tatis, que significa falto de sustancia, hueco, sin solidez. Corresponde a individuos cuyo interior está vacío, en donde solo hay apariencia. Mientras la soberbia es concéntrica, la vanidad es excéntrica. La primera tiene su centro de gravedad dentro, en los territorios más profundos de la arqueología íntima. La segunda es más periférica, se instala en los aledaños de la ciudadela exterior.

La soberbia es subterránea. La vanidad sale a luz en el comportamiento. En la soberbia uno tiene una enfermedad en el modo de estimarse uno a sí mismo, en una pasión que tiene sus raíces en los sótanos de la personalidad en donde brota el error por exceso de autonivel. En la vanidad la estimación exagerada procede de fuera y se acrecienta del elogio, la adulación, el halago, la actitud  mas o menos afectada y obsequiosa que lleva a dilatar alguna faceta externa y que de verdad tiene un fondo falso, porque no contempla mas que un segmento de la conducta.

En la soberbia y en la vanidad hay una sublevación del amor propio: que pide un reconocimiento general. La primera es más grave, porque se suele añadir la dificultad para descubrir los defectos personales en su justa medida y apreciar las cosas positivas que hay en los demás, al permanecer encerrado en su geografía ampulosa.

Se pueden distinguir dos modalidades clínicas de la soberbia, entre las cuales cabe un espectro intermedio de formas soberbias. Una es la soberbia manifiesta que es notarial y que se la registra a borbotones, con una claridad absoluta, lo cual suele ser poco frecuente. Ahí petulancia y presunción.

La otra es la soberbia enmascarada, que es la mas habitual y que se camufla a soto voce por los entresijos de la forma de ser y que es mas propia de las personas inteligentes y teniendo un sentido amplio y desparramado que asoma, se esconde, salta y bulle y revolotea por su mundo a personal.

¿Cuáles son estos síntomas? Voy a resumirlos esquemáticamente:
 Aire de suficiencia que refleja un bastarse a si mismo y no necesitar de nadie. Engreimiento que esculpe y hace hierático el gesto y lleva al hábito altanero.

Tiene su génesis de una zona profunda e íntima donde se elabora ese sentimiento valorativo de  superioridad. Las manifestaciones mas relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de si mismo, si este no es el tema central de conversación, enseguida decae su interés en la participación y el dialogo con los demás; desprecio olímpico hacia cualquier persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda oír alguna alabanza.

Consultar la visión de A.H Maslow de la naturaleza humana. 
Consultar La jerarquía de necesidades de Maslow

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