domingo, 3 de enero de 2021

La fenomenología de Emmanuel Levinas: PCAV.

 EMMANUEL LEVINAS:

 Para lectura del documento:

 La fenomenología de Emmanuel Levinas:

 PERCY CAYETANO ACUÑA VIGIL

                                        Para lectura del documento:

 La fenomenología de Emmanuel Levinas



Percy Cayetano Acuña Vigil

«De la subjetividad moderna a la vulnerabilidad posmoderna.

La fenomenología de Emmanuel Levinas»

LINK DE REFERENCIA

https://www.iberopuebla.mx/sites/default/files/bp/documents/1_carlos_mendoza_subjetividad_en_levinas_07.pdf?fbclid=IwAR0MljESTcfNGtlWYnlXSEVI4w1O_KqrGRWYjkTpLs4iqxtk81kpaPp2RfM


Para subir la escalera empezamos por deslindar el camino, para lo cual buscamos aclarar los terminos. Esta tarea la realizamos en varios textoss:

 TEXTO II

2.1. In this reference we are going to explain the meaning of causa sui

Causa Sui

Causa Sui; transl. cause of itself, self-caused) is a Latin term that denotes something that is generated within itself. Used in relation to the purpose that objects can assign to themselves, the concept was central to the works of Baruch Spinoza, Sigmund Freud, Jean-Paul Sartre, and Ernest Becker.

In social science

In Freud and Becker's case, the concept was often used as an immortality vessel, whereby something could create meaning, or continue to create meaning, beyond its own life.

Norman O. Brown, in his acclaimed Life Against Death, argues Freud's Oedipal complex is essentially the CAUSA SUI sui ("father-of-oneself") project, where, after the traumatic recognition that we are separate from the mother—that we are 'other'—we seek for reunification with the mother.[1]

In theism

In traditional Western theism, even though God cannot be created by any other force or being, he cannot be defined as causa sui because such would imply the Spinozian pantheistic idea of 'becoming', which contrasts with the belief of scholastic theology that God is incapable of changing.[2]

The Catholic concept of...God as absolutely independent and self-existent by nature, and, consequently, all-perfect without any possibility of change from all eternity, is altogether opposed to the pantheistic concept of absolute or pure being [that] evolves, determines, and realizes itself through all time.[2]

Changing implies development, and since God is to be considered the Absolute Perfection, there is no further need to change: he is the so-called actus purus, or aseity. Instead, the recent process theology inserts this concept among the attributes of God in Christianity.

2.2. CARÁCTER METAFÍSICO

La metafísica es una rama de la filosofía que estudia los problemas centrales del pensamiento filosófico: el ser en cuanto tal, el absoluto, Dios, el mundo, el alma. En esa línea, intenta describir las propiedades, fundamentos, condiciones y causas primeras de la realidad, así como su sentido y finalidad.

El pensamiento de Lévinas entraña un cuestionamiento radical de la tradición filosófica occidental, a la que acusa de ser una «filosofía de la potencia y del ser», por haber reprimido, desde su origen en el logos griego, la dimensión irreductiblemente heterológica y trascendente de la experiencia. 

Frente a una concepción así, él va a poner en primer plano de la reflexión a la ética, como el espacio en el que se explicita la moralidad inherente a la interrelación entre los hombres y en la que se da el sentido. Decir esta relación, tematizada como relación Yo-Otro, será según él, la primera tarea de la filosofía.

Eso era justamente lo que, a juicio de Lévinas, se le escapaba a una filosofía como la surgida en Grecia, la cual trata de formular en conceptos y sistemas el ser y el ser del hombre, con el objeto de controlar por anticipado lo que la experiencia pudiera ofrecer. 

El encuentro ético con el Otro en el que el Yo es convocado a la responsabilidad, es algo previo al concepto y se resiste a ser reducido al anonimato del ser. A pesar de ello, esa responsabilidad debe ser dicha en lo que tiene de imprevisible e inanticipable.

De ahí el recurso constante de Lévinas a lo mejor de la tradición hebrea, pues el judaísmo, frente a la filosofía de la inmanencia que representa la ontología, pone de relieve lo Absoluto de la trascendencia —de lo Otro, irreductible a cualquier determinación, como aportación religiosa que es preciso contrastar, es decir, que ha de ser tematizada «hablando griego»—. 

Para Lévinas, entonces, la alternativa ética de la responsabilidad por el otro puesta de manifiesto en la Biblia añade un «plus» de sentido que necesita ser traducido filosóficamente. La apertura a la trascendencia como heteronomía radical, a la exterioridad que se manifiesta en el rostro del otro, y que Lévinas aborda desde una reelaboración del concepto de Infinito cartesiano y del Bien platónico, no debe hacernos dudar del talante propiamente filosófico de su obra.

Un pensamiento como el suyo, atento a la palabra profética, desemboca no en un dogmatismo religioso ni en un planteamiento teológico, sino en una interpretación de la experiencia ética del rostro del otro, en la que se manifiesta esa trascendencia que abre la racionalidad al sentido de la justicia y rehabilita la noción de subjetividad poniendo en cuestión todos los modelos trascendentales de la conciencia como guía primera hacia la moralidad.

Ciñéndonos al marco que esboza en Totalidad e Infinito y sin pretensiones de exhaustividad, insistiremos en el ateísmo metafísico que caracteriza la propuesta filosófica de Lévinas frente a ciertas lecturas parciales que la tachan precipitadamente de criptoteología.

Es precisamente la recepción de un desmitologizado escatologismo profético lo que permite al filósofo francés marcar las distancias con la teología y la ontología en su replanteamiento de la metafísica como ética.

© PENSAMIENTO, ISSN 0031-4749 PENSAMIENTO, vol. 69 (2013), núm. 259, pp. 275-299

PabloPEREZ.qxd:Maqueta.qxd 22/7/13 12:01 Página 275

https://proyectoscio.ucv.es/wp-content/uploads/2015/01/05-Pensamiento.-Espigares.pdf

ESCATOLOGÍA:

scatología (del griego antiguo ἔσχᾰτος (éschatos): ‘último’ y λόγος (logos): ‘estudio’) es el conjunto de creencias religiosas sobre las «realidades últimas»,1​ es decir, sobre el más allá o las postrimerías de la muerte.

Sayés, José Antonio (2006). Escatología. Madrid: Ediciones Palabrea. p. 7.

2.3. CARÁCTER ONTOLÓGICO

Ontológico es el adjetivo que indica que algo es relativo o perteneciente a la rama de la filosofía metafísica que estudia la naturaleza del ser en cuanto ser, y busca determinar las categorías fundamentales de la existencia y la realidad, así como la manera en que estas se relacionan entre sí. Filósofos como Parménides y Platón sentaron las bases del pensamiento ontológico, que luego Aristóteles abordaría de manera más amplia en su libro Metafísica.

Etimológicamente, su origen se encuentra en el término griego ὄντος (óntos), que significa ‘el ser’, ‘ente’, y λóγος (lógos), que traduce ‘ciencia, tratado’; y el sufijo del español -ico, -ica, que designa que algo es ‘relativo a’.

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-879X2010000100005


2.4. SUSTANCIA ONTOLÓGICA

La ontología (del griego antiguo ὄν [on] —genitivo ὄντος— [ontos], 'ente'; y λόγος [lógos] 'ciencia, estudio, teoría') o metafísica general es la rama de la filosofía que estudia lo que hay, así como las relaciones entre los entes (por ejemplo, la relación entre un universal —como el rojo— y un particular que lo "tiene" —como una manzana) o la relación entre un acto (como el que Sócrates bebiera la cicuta) y sus participantes (Sócrates y la cicuta).

Hofweber, Thomas. «Logic and Ontology». En Edward N. Zalta, ed. Stanford Encyclopedia of Philosophy (en inglés) (Spring 2009 Edition edición).

2.5. CARTESIAN ADAGIO

adagio1: Del lat. adagium.

m. Sentencia breve y, la mayoría de las veces, moral.

El adagio cartesiano alteró la expresión de raigambre agustiniana que enunciaba:

Cogito ergo Deus est. 1 La nueva expresión cogito ergo sum se convierte así en unsigno emblemático del giro copernicano de la filosofía moderna. El fundamento del pensar ya no es Dios en cuanto sustento del ser y del conocer, sino el sujeto en su inquirir permanente. La idea de Dios queda ‘reducida’ a un referente óntico del sujeto cognoscente, que se postula, según la veta epistemológica en juego, como fundamento de la razón con ideas claras y distintas, o bien como horizonte interpretativo, o incluso como referente último de sentido.

La ruta de la subjetividad moderna se inicia así con el racionalismo de Descartes, pero pronto encuentra una nueva veta en el empirismo de Hume, donde la razón eidética pierde su sentido unificador para cederlo al valor de la percepción y de la sensibilidad, que serán las coordenadas de aproximación a la realidad empírica. De esta manera, la ‘matematización’ de lo real junto con la verificación empírica propia de la experimentación constituirán los pilares de la racionalidad tecno científica naciente 2.

1. Así por ejemplo esta frase que denota la correlación epistemológica Dios-sujeto: “[…] cogito quomodocumque de Trinitate, vix in aenigmate per speculum [...] ergo, audiat ipsa anima nostra, consideret omnia quibus excitetur [...] Deus habet et sonum cor. Interiora sua alloquitur homo”. In Psalmum 102, enarratio.

2 Para una aproximación a la historia de la cultura moderna véase: BARZUN Jacques. Del amanecer a la decadencia. Quinientos años de vida cultural en Occidente (Madrid: Taurus, 2001)

2.6. RAIGAMBRE AUGUSTINIANA

La mayoría de los estudiosos de la Edad Media concuerda, por una parte, en que San Agustín fue el gran maestro de la Europa medieval en múltiples ámbitos, no solo en el teológico y filosófico. Por otra parte, también hay cierta unanimidad en reconocer que, como lo destaca M.W.F. Stone, hubo una continua tradición de reflexión y comentario de las obras de San Agustín a lo largo de la Edad Media1, más allá de las diversas interpretaciones de que fueron objeto.

En este sentido, su influencia se dejó sentir en autores tempranos tales como Juan Scoto Eriúgena y Honorio de Autún, y más adelante con figuras tales como Anselmo de Canterbury, en quien el pensamiento del Obispo de Hipona cobró una importancia decisiva tanto en filosofía como en teología.

Con todo, el pensamiento y las obras de San Agustín encontraron su mejor vehículo de expresión y difusión en el Liber Sententiarum de Pedro Lombardo, ya que, al ser éste el texto de base en las facultades de teología de las nacientes universidades medievales, aseguró la presencia continua de las teorías y preceptos agustinianos en todos los aspectos de la filosofía y teología medieval.

De este modo, el siglo XIII dispuso no solo de las principales obras del Obispo de Hipona, sino también de un nutrido cuerpo de autores que, de un modo u otro, perpetuaron el legado de Agustín, elevándolo al grado de auctoritas omnipresente en las Summas de este período.

Ahora bien, que dicha herencia intelectual sea un todo homogéneo a través de la Edad Media, es algo que permanece aún sujeto a discusión. Incluso el mismo término agustinismo medieval es controversial, puesto que no hubo una sino muchas lecturas de Agustín, de manera tal que, como lo sostiene De Wulf siguiendo a Ehrle, el llamado agustinismo no es más que una línea de ideas dominante en los teólogos y filósofos desde el comienzo del siglo XIII hasta Tomás de Aquino y sus continuadores, pero de ningún modo una escuela rígida con un corpus fijo de ideas a defender en nombre de Agustín.

link

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492015000100001

M.W.F. Stone, "Augustine and Medieval Philosophy", en E. Stump-N. Kretzmann, The Cambridge Companion to Augustine (Cambridge University Press, Cambridge, 2006) 253.    


2.7. COGITO ERGO DEUS EST

Cogito ergo sum

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René Descartes (1596-1650).

La locución latina «cogito ergo sum» es un planteamiento filosófico de René Descartes, el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental. En español se traduce frecuentemente como «Pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso, por lo tanto soy»1​ o «pienso, pues soy» o «pienso, porque soy», ya que normalmente la traducción «Pienso, luego existo» se malentiende como «Pienso, después existo» siendo que Descartes llega a la conclusión de que pensar es una prueba de la preexistencia del ser (no se puede pensar sin antes existir); y, por ende, no llega a la conclusión de que se puede pensar sin existir, ni que la existencia es una consecuencia del pensamiento.

«Cogito ergo sum» es una traducción del planteamiento original de Descartes en francés: «Je pense, donc je suis», encontrado en su famoso Discurso del método (1637). La frase completa en su contexto es:

Pero enseguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy, era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando.

La frase de Descartes expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.


Notas y referencias

 «Ergo» en latín es una conjunción ilativa, que significa «luego», «por lo tanto», «por ende», «por consiguiente». En español «luego» lo es como quinta acepción, y no como primera, es decir, no como un adverbio de tiempo.

 Véase Gómez Pereira 'De Inmortalitate Animae', año 1554, pag. 277 de la edición matritense de su obra en 1748

 Véase Agustín de Hipona: Principios de filosofía 1, §7 y De Civitate Dei (libros XI, 26)

 Véase Avicena, Libro de las orientaciones y de las advertencias, (vol-II pags. 343-346), Ed. S. DUNYA, EI Cairo, 4 vols., 1960-1968.

 Pierre Daniel Huet, Censura filosófica cartesiana, Paris: D. Horthemels, 1689.

 F. Nietzsche: La voluntad de poder XII, n. 123:«El pensar no es para nosotros un medio para “conocer” sino para designar el acontecer, para ordenarlo, para volverlo manejable para nuestro uso: así pensamos hoy acerca del pensar: mañana quizá de otro modo».

 Aristóteles (1994). Tomás Calvo Martínez, ed. Metafísica. Gredos. p. 174-175, 195.



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