Entrevista con El Litoral**.
El odio y amor se presentan como las dos caras de una misma moneda
— ¿El amor está en la naturaleza, si se puede decir así, de la humanidad?
— Es una pregunta compleja, yo diría que el amor es un recurso del ser humano frente a lo que sí está en la naturaleza de cada sujeto que es la pulsión. Lo que diferencia al hombre del animal es que el ser humano cuenta con la palabra, habla, eso transforma el instinto en pulsión, de modo que en el animal hablamos de instinto y en el hombre hablamos de pulsión, se trata de una pulsión que tiene la característica de ser una pulsión de muerte o de destrucción, entonces el modo de regularla, de quitarle el tono mortífero, es de la mano del amor.
— Por lo que usted dice, ¿el odio va con el amor?
— Desde el punto de vista del fenómeno, es visible que odio y amor se presentan como las dos caras de una misma moneda. Podemos explicar el odio como la contracara del amor si entendemos que el amor es disimétrico. Lacan dio un seminario para explicar la disimetría del amor, el Seminario de la Transferencia. Allí distingue entre el que ama, el amante, y el que es amado. Al que ama, le falta algo y al amado, no le falta nada, he aquí la disimetría.
— ¿Por dónde entra el problema del odio?
— Pensar el amor en estos términos, es incluir un concepto psicoanalítico muy importante: la castración, uno ama en tanto que algo le falta y el otro tiene. Del lado del amado entonces, lo que se pone en juego es que el amante no tiene y allí viene el problema del odio, cuando el amado, sólo por ocupar ese lugar, hace que el otro, el amante, experimente su propia falta, esto es castrar al otro, herirlo, y esto desemboca en el odio, porque el amante, finalmente llega a odiar en el amado, eso que lo hace sentir en falta y a la vez, le muestra que al otro no le falta nada. Freud lo llamó "ambivalencia" y Lacan "odio-enamoramiento".
— ¿El amor es lo mismo para un hombre que para una mujer?
— Diría que no, pero haciendo la salvedad de que las generalizaciones no son el modo en que el psicoanálisis piensa las cosas, estamos acostumbrados a pensar en el caso por caso, de todos modos, es cierto que son más frecuentes las consultas de mujeres con grandes sufrimientos frente a la pérdida del amor. Freud decía que la castración femenina era vivida como pérdida del amor, en ese sentido, al no ser iguales los modos de satisfacción del hombre y de la mujer, la forma que adopta el amor en cada uno de ellos, será también diferente. En rasgos generales, el hombre es más proclive a separar el amor del sexo, al hombre le es posible un ejercicio del sexo sin amor, en cambio para la mujer, en la mayoría de los casos, le es imprescindible algún dato amoroso para consumar el sexo. Lacan dice que femenino es la conjunción del amor con el sexo, en cambio, lo masculino, su diferenciación.
El amor en la práctica psicoanalítica
En diálogo con El Litoral, la psicoanalista Flory Kruger explicó que el amor es un instrumento fundamental en la experiencia analítica, pero aclaró que ese amor se llama transferencia y es diferente de lo que se podría definir como amor cotidiano.
"El amor de transferencia se relaciona con el hecho de tener una posición de escucha frente al que viene a contarnos de su dolor, de su sufrimiento, eso genera automáticamente un sentimiento amoroso, en cambio, el amor cotidiano es imprevisible. Cuando uno se enamora piensa que ese amor durará toda la vida, es cierto que se trata de una ilusión que muchas veces no se cumple, pero sabemos bien, que ese sentimiento es común en todos los enamorados, en cambio, el amor de transferencia tiene destino de fracaso, no será para siempre", señala Kruger.
"Lo que me interesa dejar bien claro, es que el verdadero amor de transferencia no se dirige a la persona del analista. La verdadera transferencia tiene que trasladarse del analista al saber, se trata del amor al saber, en la medida en que el análisis se sostiene del deseo de saber acerca de lo que nos pasa", concluyó la psicoanalista
*Miembro de la EOL y de la AMP.
**Edición 2013.
El amor de la transferencia: Flory Kruger
Reportaje a Flory Kruger: 2001
Gentileza de Mercedes Acuña.
Consultar en mi Blog: La disparidad en el amor
— Es una pregunta compleja, yo diría que el amor es un recurso del ser humano frente a lo que sí está en la naturaleza de cada sujeto que es la pulsión. Lo que diferencia al hombre del animal es que el ser humano cuenta con la palabra, habla, eso transforma el instinto en pulsión, de modo que en el animal hablamos de instinto y en el hombre hablamos de pulsión, se trata de una pulsión que tiene la característica de ser una pulsión de muerte o de destrucción, entonces el modo de regularla, de quitarle el tono mortífero, es de la mano del amor.
— Por lo que usted dice, ¿el odio va con el amor?
— Desde el punto de vista del fenómeno, es visible que odio y amor se presentan como las dos caras de una misma moneda. Podemos explicar el odio como la contracara del amor si entendemos que el amor es disimétrico. Lacan dio un seminario para explicar la disimetría del amor, el Seminario de la Transferencia. Allí distingue entre el que ama, el amante, y el que es amado. Al que ama, le falta algo y al amado, no le falta nada, he aquí la disimetría.
— ¿Por dónde entra el problema del odio?
— Pensar el amor en estos términos, es incluir un concepto psicoanalítico muy importante: la castración, uno ama en tanto que algo le falta y el otro tiene. Del lado del amado entonces, lo que se pone en juego es que el amante no tiene y allí viene el problema del odio, cuando el amado, sólo por ocupar ese lugar, hace que el otro, el amante, experimente su propia falta, esto es castrar al otro, herirlo, y esto desemboca en el odio, porque el amante, finalmente llega a odiar en el amado, eso que lo hace sentir en falta y a la vez, le muestra que al otro no le falta nada. Freud lo llamó "ambivalencia" y Lacan "odio-enamoramiento".
— ¿El amor es lo mismo para un hombre que para una mujer?
— Diría que no, pero haciendo la salvedad de que las generalizaciones no son el modo en que el psicoanálisis piensa las cosas, estamos acostumbrados a pensar en el caso por caso, de todos modos, es cierto que son más frecuentes las consultas de mujeres con grandes sufrimientos frente a la pérdida del amor. Freud decía que la castración femenina era vivida como pérdida del amor, en ese sentido, al no ser iguales los modos de satisfacción del hombre y de la mujer, la forma que adopta el amor en cada uno de ellos, será también diferente. En rasgos generales, el hombre es más proclive a separar el amor del sexo, al hombre le es posible un ejercicio del sexo sin amor, en cambio para la mujer, en la mayoría de los casos, le es imprescindible algún dato amoroso para consumar el sexo. Lacan dice que femenino es la conjunción del amor con el sexo, en cambio, lo masculino, su diferenciación.
El amor en la práctica psicoanalítica
En diálogo con El Litoral, la psicoanalista Flory Kruger explicó que el amor es un instrumento fundamental en la experiencia analítica, pero aclaró que ese amor se llama transferencia y es diferente de lo que se podría definir como amor cotidiano.
"El amor de transferencia se relaciona con el hecho de tener una posición de escucha frente al que viene a contarnos de su dolor, de su sufrimiento, eso genera automáticamente un sentimiento amoroso, en cambio, el amor cotidiano es imprevisible. Cuando uno se enamora piensa que ese amor durará toda la vida, es cierto que se trata de una ilusión que muchas veces no se cumple, pero sabemos bien, que ese sentimiento es común en todos los enamorados, en cambio, el amor de transferencia tiene destino de fracaso, no será para siempre", señala Kruger.
"Lo que me interesa dejar bien claro, es que el verdadero amor de transferencia no se dirige a la persona del analista. La verdadera transferencia tiene que trasladarse del analista al saber, se trata del amor al saber, en la medida en que el análisis se sostiene del deseo de saber acerca de lo que nos pasa", concluyó la psicoanalista
*Miembro de la EOL y de la AMP.
**Edición 2013.
El amor de la transferencia: Flory Kruger
Reportaje a Flory Kruger: 2001
Gentileza de Mercedes Acuña.
Consultar en mi Blog: La disparidad en el amor
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