Heidegger, “Ser y Tiempo”
Filosofía aquí y ahora II. José Pablo Feinmann. Encuentro 1:
Heidegger, “Ser y Tiempo”
Sumario
1 ¿Por qué es Heidegger el filósofo más importante
del siglo XX?
2 ¿Cómo se relaciona la obra de Heidegger con el
clima sociocultural de la República de Weimar?
3 ¿Cómo viene al mundo la pregunta por el ser?
4 Entonces, ¿qué es el Dasein?
1 ¿Por qué es Heidegger
el filósofo más importante del siglo XX?
Que Heidegger fue el filósofo más importante del
siglo XX es absurdo negarlo. Nadie lo va a negar. Incluso hasta diría que sigue
siendo el filósofo más importante ya terminando la primera década del siglo
XXI. Lo que nos tenemos que preguntar es por qué fue el más importante del
siglo XX. Nuestra penetración en Heidegger va a ser todo lo profunda que nos
sea posible y creo que vamos a ahondar bastante. Lo que quiero aclarar para los
profesores y profesoras de Filosofía que amablemente nos vienen siguiendo es
que todavía vamos a ahondar más en futuros programas sobre la filosofía de
Heidegger que es inagotable. Por ahora nos vamos a ceñir a su obra maestra de
1927 que es “Ser y tiempo”. Después nos vamos a preguntar cómo fue posible que
el filósofo más importante haya sido a la vez un nacional socialista, es decir
un nazi. Esta es una cuestión ardiente, que quema, en la situación de las
ideas, de la condición humana incluso, y de la Filosofía.
La importancia de “Ser y tiempo”, libro que aparece
en 1927, es que viene a romper con las filosofías basadas en una Teoría del
conocimiento, gnoseológicas. “Ser y tiempo” es un libro existencial. En “Ser y
tiempo”, el hombre, lo que Heidegger va a llamar el Dasein (“sein” es
ser en alemán, “da” es ahí). Heidegger va a llamar al ente humano Dasein,
ser-ahí. Es ese ser que está arrojado en el mundo, eyectado hacia el mundo, con
lo cual Heidegger evita por completo el esquema de la Teoría del conocimiento.
Si ustedes quieren repasar nuestras clases sobre Kant,
sobre Hegel, sobre Descartes, van a notar que en esas filosofías idealistas
siempre había un sujeto y un objeto. Ya no hay más un sujeto y un objeto, el Dasein,
el ser-ahí de Heidegger no es el sujeto kantiano. Es el hombre existencial, que
se angustia, que muere, el ser-para-la-muerte. Es el hombre que puede tener una
vida auténtica o una vida inauténtica. Heidegger va a encontrar en ese Dasein
todas las categorías fundamentales de su filosofía.
Lo original de la filosofía de Heidegger, de “Ser y
tiempo” que viene y rompe con todo, es que vuelve a poner la temática de la
Filosofía en el tema del ser. Una de las preguntas que Heidegger formula a
propósito de este problema es ¿por qué hay algo y no más bien nada? Esta
pregunta puede quitarle el sueño a cualquiera. Supongamos que usted se hace
esta pregunta a las 12 de la noche -si se duerme a esa hora- y se le ocurre
hacerse esta pregunta, no va a poder dormir porque es una pregunta de muy
difícil respuesta. Pero como hay algo, hay algo, hay que responder por eso: lo
que hay es ser. Hay un “ser”. Entonces, lo que Heidegger va a decir es que la
Filosofía tiene que preguntarse por el ser. Después vamos a analizar cuál es el
ser que se pregunta por el ser. Porque lo que Heidegger descubre, y esto lo
anticipo, es que el ser-ahí, el Dasein, el hombre (no el Hombre de las
filosofías iluministas, de la ilustración, de la humanitas) que está
arrojado en el mundo, ese ser se pregunta por el ser.
Ahora, en “Ser y tiempo” Heidegger no prenuncia
para nada lo que va a ser después su relación con el nazismo. Los
heideggerianos, que son una pandilla temible en todo el mundo (usted no se
imagina la cantidad de congresos que se hacen en el mundo sobre Heidegger), lo
que ellos dicen es que el Heidegger de “Ser y tiempo” que se pregunta por el
ser es el primer Heidegger, luego hay un segundo Heidegger que se pregunta lo
siguiente: ¿por qué el ente humano ha olvidado al ser? Este segundo
Heidegger que tiene sus primeras expresiones en “¿Qué es metafísica?”, “Kant y
el problema de la metafísica” e “Introducción a la metafísica” de 1935… se
pregunta ¿por qué el hombre ha olvidado al ser? Va a responder que el
hombre olvida al ser para consagrarse al dominio de los entes. Es decir, al
dominio de las cosas. Y esto es algo que pasa todos los días, nosotros lo vemos
todos los días, nuestra sociedad de hoy no se pregunta por el ser, nadie se
pregunta por el ser. Si usted quiere ponerle otro nombre al ser también le
puede decir Dios, por ejemplo. Porque nadie le vio la cara al ser de Heidegger
como nadie le vio la cara a la divinidad que constituye este mundo.
La sociedad de hoy ha olvidado lo trascendente y se
concentra en el dominio de lo cósico. Vaya al shopping y está lleno de cosas,
lleno de entes. Y el hombre se pierde ahí y olvida todo.
2 ¿Cómo se relaciona la obra de Heidegger con el
clima sociocultural de la República de Weimar?
La República de Weimar no era precisamente ni una
república fuerte, poderosa, ni una república en la cual cundiera el optimismo.
Si usted quiere tener una buena visión de la República de Weimar vea la
película “Cabaret” de Bob Fosse que realmente da una excelente visión del clima
de la República de Weimar y, por supuesto, “El ángel Azul” interpretada por
Marlene Dietrich y Emil Jannings.
La República de Weimar estaba conducida por la
social democracia que era una clase muy débil, muy indecisa. El grupo
espartaquista de Rosa Luxemburgo había intentado hacer movimientos
revolucionarios, la matan a Rosa Luxemburgo, comienza a surgir el nazismo,
surge el expresionismo. Surgen películas fundamentales como “M, el vampiro
negro” de Fritz Lang, como “Nosferato” de Murnau –que es el primer drácula que
se filma-, como “El gabinete del doctor Caligari” en la que todos ven una
prefiguración de la figura de Hitler porque hay una especie de ente horroroso
que se llama Nicolás y que está manejado por el Dr. Caligari, más siniestro, y
este ente es un asesino. Todo este clima es consecuencia de la humillación de
Alemania en el Tratado de Versalles al final de la Primera
Guerra Mundial.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918), en el fin de
esa guerra, los alemanes guerreros –un Oswald
Spengler-, y por supuesto la jerarquía del ejército no entiende por
qué la clase política se rindió. No entienden por qué estaban a 50 km de París,
estaban llegando a París y el ejército dice: cómo nos rendimos. Esto fue
vivido por ese cabo que era Adolf Hitler que peleaba en esa guerra. El
Tratado de Versalles que en un tren le hacen firmar a Alemania impone
condiciones humillantes para ella. Esta humillación está en el corazón de la
Alemania de la cual va a surgir Hitler. Después, no sé si ustedes recuerdan, cuando
Hitler exige la rendición de Francia lo hace en el mismo tren en el que firmó
Alemania la rendición en el Tratado de Versalles.
El surgimiento de Hitler no es casual, no obedece
ni a su talento ni a su oratoria –también obedece a eso-, pero detrás de Hitler
había poderoso intereses del capitalismo alemán que necesitaban un líder de
derecha para frenar lo que llamaban la ola roja. El terror era la revolución de
la Unión Soviética. Que la ola roja no tomara Alemania. Incluso echan a rodar
una versión según la cual Francia e Inglaterra negociarían con la Unión
Soviética la entrega de Alemania a la Unión Soviética para tener relaciones de
paz. Se trata de aterrorizar al ciudadano medio. Hitler sigue teniendo apoyos
internacionales, de todos lados. Vean “Juicio en Nuremberg” donde el abogado de
los jueces nacional socialistas dice: a Hitler no lo inventamos los
alemanes, tuvo el apoyo de los industriales norteamericanos, tuvo el apoyo del
Vaticano, tuvo el apoyo de Churchill. En 1937, 38, Winston
Churchill dijo: ojalá Inglaterra, en algún momento de peligro a
su democracia, tenga a su frente a un hombre tan valeroso como Adolf Hitler. O
sea que Hitler no es un fenómeno aislado, no hay que analizar sus frustraciones
personales, es un fenómeno que surge de las raíces profundas de la historia con
razones históricas poderosas. Y surge, eso sí, en el aspecto de la psicología
de masas, por la humillación del Tratado de Versalles.
Lo que nosotros tenemos que analizar, además, y es
fundamental esto, es lo que hace Hitler con la imagen del judío. Señala al
judío como el otro maligno, esos son los malignos. Esos se robaron la
riqueza de Alemania porque son muy inteligentes, porque son mercaderes muy inteligentes.
Son más inteligentes que el simple ciudadano ario. Por eso nos roban el país. Por
eso los va a matar.
3 ¿Cómo viene al mundo la pregunta por el ser?
El punto de partida de “Ser y tiempo” es
determinante de todo el libro. En la introducción del libro Heidegger dice: lo
que me propongo es responder a la pregunta por el ser. Y aquí hace un
desvío que es fundamental. Honestamente, le arruina el libro. Hace que el libro
sea inservible para todos los discípulos posteriores de Heidegger que se basan en
el Heidegger 2 que nosotros ya vamos a estudiar.
Pero ahora, veamos el desvío que hace Heidegger
porque es fascinante la cosa. Heidegger dice yo me voy a preguntar por el
ser. Pero –dice- hay un ser que se pregunta por el ser. Y ese ser es el
ser-ahí, es el Dasein, el hombre. Que me disculpen los que no quieran
ver en el Dasein el hombre, yo veo ahí el hombre. Y si no vamos a ver
todas las cosas que le pasan al Dasein le pasan a usted, me pasa a mí y
a todos los muchachos que están acá, a las chicas también. La pregunta es,
entonces, ¿cómo viene al mundo la pregunta por el ser? ¿Por qué hay una
pregunta por el ser? Hay una pregunta por el ser porque hay un ser que se
pregunta por el ser. ¿Qué ser se pregunta por el ser? El ser-ahí, el Dasein,
ese ser que está en estado de arrojo en el mundo. No está el sujeto y ahí el
objeto, sino que estamos arrojados al mundo. En estado de eyección, estamos
como escupitados en el mundo. No hay una conciencia que constituye al mundo y
el mundo es un objeto de la conciencia, esa es una historia de las filosofías
idealistas. Heidegger no hace una Teoría del conocimiento, hace una análisis
existencial del ser-ahí.
El ser-ahí, atención, es el ahí de la pregunta por
el ser. Porque el ser-ahí se pregunta por el ser: ¿por qué hay ser? Nos
preguntamos alguna vez por qué hay ser, por qué está todo esto aquí. Entonces,
el ser por el cual viene al mundo la pregunta por el ser es el ser-ahí, el Dasein.
Esto hace que Heidegger le dé un lugar privilegiado al hombre. O sea, “Ser y
tiempo” se proponía ser una ontología. Ontología es una palabra que asusta a
todo el mundo, pero no, ontología es una palabra que viene del griego ontos
y “logía” es “estudio de”. Es el estudio de las cosas que son. Lo que ilumina a
todas las cosas que son es el ser. Iba a ser una teoría del ser, pero
inmediatamente Heidegger se desvía y dice: el ser que se pregunta por el ser
es el ser-ahí, es el hombre, entonces ahí comienza a ser una antropología,
un estudio del hombre. Entonces “Ser y tiempo” es una antropología existencial
porque Heidegger dice: el hombre es un SER al cual le preocupa su SER.
El hombre se angustia por su ser y por el SER, y se pregunta por el ser.
Entonces Heidegger dice: el ser-ahí, el Dasein que está arrojado en el
mundo, caído en el mundo, es el ahí del ser. ¿Por qué es el ahí del ser? Porque
en el ser-ahí se formula la pregunta por el ser.
El hombre es ese ente privilegiado, privilegiado
para la ontología, para la filosofía de Heidegger, sin el cual no habría
pregunta por el ser. Una roca no se pregunta por el ser, una montaña no se
pregunta por el ser, un perrito, un gatito persa no se preguntan por el ser. El
que se pregunta por el ser es ese ser-ahí que vamos a ver, es un ser de la
etapa del expresionismo porque es un ser desgarrado, angustiado, que siente la
presencia de la nada, que siente la inminencia de la muerte, que es para la
muerte, es un ser para la muerte porque sabe que va a morir porque –si quieren
que lo diga contundentemente- el ser-ahí es ese ser que sabe que va a morir,
que no sólo muere sino que sabe que va a morir. Que tiene infinitas
posibilidades en su futuro, pero en todas esas posibilidades está la
posibilidad de morir.
4 Entonces, ¿qué es el Dasein?
Vimos que el Dasein –y esta es nuestra
pregunta por el Dasein- primeramente, ante todo, es estar arrojado sobre
el mundo. Es decir, el Dasein no tiene una relación cognoscitiva, de
conocimiento sobre el mundo, de sujeto a objeto; el Dasein no es el
sujeto. El Dasein es un ente existencial, está en estado de arrojo, como
escupitado sobre el mundo. Voy a dar un ejemplo que viene de “El ser y la Nada”
de Sartre –que es un discípulo de Heidegger-: cuando yo corro a un taxi, en la
calle voy corriendo un taxi, yo no digo nunca “yo estoy corriendo un taxi”, la
cosa es Dasein- corriendo-taxi. Está devorado el Dasein por el
mundo, está arrojado hacia él. Cuando digo “yo estoy corriendo un taxi”, perdí
el taxi, se fue, porque empecé a reflexionar y ahí lo perdí. Yo tengo que estar
devorado por el mundo.
Este “estar devorado por el mundo” viene de Edmund Husserl, el gran maestro de Heidegger. Gran maestro de Heidegger que Heidegger, en su etapa nazi, borró la dedicatoria que “Ser y tiempo” tenía a Edmund Husserl. Ya vamos a ver esto. Edmund Husserl, el autor de “Ideas para una fenomenología”, es el creador de la Escuela fenomenológica. ¿Qué dice la Escuela fenomenológica? Busca salir de ese sujeto que residía en sí mismo. Piensen en Descartes, Descartes qué decía: “pienso, luego existo”, ¿dónde estaba el punto de partida? En la interioridad del hombre, en su subjetividad, de ahí se partía, de su interioridad. La intencionalidad husserliana no parte de la interioridad del hombre, lo que dice es que el hombre está arrojado hacia afuera. No partimos de una subjetividad que hay justamente en el sujeto, no. Partimos de una relación sujeto-mundo que es indisociable. El sujeto está –como va a decir Heidegger- eyectado, y esta es la concepción que Heidegger toma de su maestro que es la concepción fenomenológica.
La concepción fenomenológica de Husserl consiste en decir que la conciencia es intencional porque la conciencia constantemente va más allá de sí misma, nunca reside en sí misma. Por eso Sartre, genialmente, va a decir: “el hombre es nada”, porque no hay en el hombre como punto de partida esa subjetividad constituyente que había en Descartes -pienso, luego existo. ¿Por qué hay cosas afuera?, “porque yo la pienso”. No. Hay cosas afuera-. Hacia esas cosas el hombre está arrojado, eyectado y está arrojado también hacia sus posibles, porque el hombre no es realidad, es posibilidad.
Esto es muy hermoso. Es un pensamiento de una
enorme belleza estética. Que el hombre no sea realidad, sino posibilidad, es
una gran frase de las filosofías existencialistas que comienzan con Heidegger.
Entonces aquí la pregunta es: ¿es el Dasein el que fundamenta al mundo en
“Ser y tiempo”? Bueno, ante todo, es el Dasein el que establece las
relaciones en el mundo. ¿Por qué el Dasein es el ente relacionante? Muy
sencillo –dice Heidegger- acudiendo a una teoría de los utensilios que hay en
el mundo. El mundo está lleno de cosas –por supuesto que Heidegger no está
hablando del primer hombre que apareció en el mundo, está hablando del mundo al
cual llegamos-. Este hombre, este ser-ahí, cómo se relaciona con el mundo,
porque hay distintos utensilios. Y los utensilios se relacionan entre ellos
porque hay un proyecto humano. Nosotros podríamos tener un cuadro, un clavo y
un martillo y ¡se acabó!, eso no significa nada, no hay ninguna
significatividad ni relación entre el cuadro, el clavo y el martillo. Pero si viene
un Dasein, un ser-ahí y dice: “voy a colgar ese cuadro en la pared”,
entonces agarra el clavo, agarra el martillo, clava el clavo en la pared y
cuelga el cuadro, ahí se establece la relación entre el cuadro, el martillo y
el clavo.
Hace poco, hace una semana, el genial dibujante que
ilustra este programa (Miguel Rep) sacó una historieta –que en realidad era una
postura filosófica- en donde en la parte de arriba había un volcán en erupción,
una piedra, una enorme ola, otro volcán en erupción, y abajo estaba el niño
azul –que es un personaje de Rep-, el niño azul no ingresaba en la historieta,
no estaba en ningún cuadrito. Y la leyenda decía: “En la realidad pasan muchas
cosas pero si no estás vos, no hay historia”. ¿Qué significa esto? Que
la naturaleza no tiene historia. Que si un volcán hace erupción es un echo más
de la naturaleza, pero si a los pies de ese volcán está la ciudad de Pompeya,
es una tragedia. O sea, son los proyectos del hombre los que le dan tragicidad
a la naturaleza. El petróleo no le interesaría a nadie si no fuera porque es
usado como combustible, para la industria armamentística y para miles de otros
fines. O sea que si no hubiera petróleo en Irak, EEUU no estaría ahí, no
tendría el proyecto de ir a Irak. Si hubiera arvejas, no iría a Irak.
Entonces, es el proyecto humano el que le da importancia a las cosas del mundo.
El hombre es el que le da un sentido al mundo.
Hasta luego, muchas gracias, nos vemos.
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